Tenía que encontrar un hechizo para no sentir esa vejación que ella me hizo con su golpe y sus posteriores caricias deshonestas. Es que cerraba los ojos y veía la maldita escena, ella rasguñándome: dos semanas me durarían las marcas lineales de sus uñas y las medias lunas de sus pellizcos exigentes; las cuatro mordidas que me hizo en la espalda y que mi humilde playera de Star Wars no pudo atenuar.
Busqué el libro de cocina de mi tía abuela, ya no tenía tanto miedo de estar sólo en su casa, podían más mis ansias de venganza. ¿Alguien lo había tomado? No apareció ni en la cocina, ni en la sala comedor... Revisé con obsesión en los cuartos de arriba. ¿Quién me lo robó? Desesperado le hablé a mi padre... Nada.
Sonó el teléfono, era la riquita, le urgía verme. Que le abriera en diez minutos, su casa estaba enfadosamente cerca de la de mi tía. Estoy hablando de la colonia Alameda, en Celaya. En aquellos años era un rumbo de ricos donde predominaban grandes casas con jardines bonitos, simplemente bonitos, todavía no se conocían las exuberancias de la jardinería norteamericana y los pudientes del rumbo aún mantenían cierta estética post revolucionaria.
Aún hoy, en el 2016, me gusta pasear por las ya viejas calles de la Alameda, aun hoy subsiste el Lienzo Charro Rafael Molina, camino despacio por Matamoros, por Arrocho Ch y esas callecitas que tienen nombre de estados. Predominan los muros y el abrumador concreto gris claro.
En menos de diez minutos ya estaba tocando el timbre; había oscurecido, pero eso no le importaba a esta rebelde princesita. "Te hice un pan de plátano y te lo vas a comer frente a mí".
- Cierra los ojos o te vendo.
Como no obedecía me tuvo que vendar.
- Abre la boca, así, así me gusta.
Traía una falda cortita y sus claras piernas se habían encrespado por el frío. Me sentó en un sillón, sirvió dos vasos de leche... Entonces me vendó los ojos.
Obedeciéndola abrí la boca para recibir una suculenta cucharada de su pastel de plátano. Maldita miserable, era delicioso. "¿Y si tu vida fuera vivir a mi lado y comer a diario de esto, te gustaría?"
Caramelizó su pregunta hasta volverla ruego.
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EL MALDITO LIBRO DE COCINA DE MI TÍA ABUELA.
Misterio / SuspensoEn minicapítulos voy a compartirles cómo fue mi acercamiento a la magia y a las mujeres, al mismo tiempo, cuando tenía 12 años... Ambas cosas fueron traumáticas. Les pido que tomen con respeto estos dolorosos momentos. La obra está registrada en S...