En un mundo extraño.

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Caminaba de regreso a casa, cruzando un pequeño y tranquilo parque. Un maullido llamó mi atención, volteé a todos lados pero no vi nada, hasta que lo volví a escuchar, un lindo gato moteado se había atorado entre unas ramas.

—¿Cómo llegaste ahí? —dejé mis compras en el suelo, dispuesta a ayudarlo— Tranquilo, todo estará bien —sonreí para que confiara en mi, y se dejó agarrar sin arañarme ni morderme

Pero fue justo cuando había logrado tomarlo, que un ruido que desencajaba totalmente de aquel paisaje irrumpió la calma de la tarde. También fue justo en ese instante que un terrible y ardiente dolor me invadió, justo después perdí la consciencia.

«¿Qué ha pasado?»

«¿Qué es esta sensación?»

Parpadee unas cuantas veces, me sentía tan ligera como una pluma, estaba oscuro, muchas criaturas raras paseaban por el lugar.

—¡Ven, Sekki!

Una voz de hombre, una persona, ¿las personas eran capaces de ver a éstas cosas?

«¿Qué son estos bichos?»

Vi a un sujeto en ropa deportiva, con un par de katanas en sus manos. Él atacaba y hacía desaparecer a estas criaturas.

«¿Eso me iba a pasar a mi?»

Me escondí bajo una banca del parque, tratando de no ser vista por ese tipo.

—Yato, mira —una chica con cola de gato color rosa me miró, era ágil, rápida y fuerte, estaba haciendo lo mismo que el chico, pero ella no portaba arma alguna

«¿Qué es ella?»

Cuando el parque se despejó de los seres coloridos, el chico me prestó atención.

—Vuelve, Yukine —al pronunciar esas palabras, un muchacho rubio apareció, y él también me miró

«¿Van a hacerme desaparecer?»

—No ha sido corrompida —mencionó el rubio, ocultando sus manos en el bolsillo de su suéter

«¿Corrompida?»

Me limité a mirarlos, si huía tratarían de matarme, y si me quedaba también.

Me alejé de ellos lentamente, parecían sorprendidos por eso. Me movía tan lentamente que con solo dar dos pasos ya estaban donde yo.

«¿Qué quieren de mi?»

El tipo de la ropa deportiva se puso frente a mi. Me señaló con su dedo índice y su dedo medio, de los cuales emanaba una luz con tonos azules a blancos, muchos símbolos aparecieron también.

«¿Qué está pasando?»

—Tú, que no tienes lugar en este mundo; ni hogar al que regresar; te concedo mi bendición. Mi nombre es Yato. —movía sus dedos como si estuviera dibujando algo mientras varios aros me rodeaban— Yo te concederé un nombre y una meta. Yo te concedo el honor de ser mi siervo. Que mi divinidad sea la luz que guíe tu camino. A partir de ahora serás mi Tesoro Sagrado. ¡Y tu nombre será Amane!, ¡Y como Tesoro Sagrado, Yui! ¡Ven a mi, Yukki!

Al terminar de decir eso, un gran símbolo azul apareció ante mi, los aros se hicieron constantes y una luz me cubrió, el símbolo que había hecho brilló más fuerte. Sin previo aviso sentí que era guiada hacia él, en un veloz rayo, al darme cuenta ya estaba en su cuello.

Me había convertido en un bonito y sencillo collar, con la soguilla de tela color negro y una gema con forma de flor de cerezo, con los pétalos amarillos por dentro y rosas en los bordes.

Una Shinki Diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora