Una Shinki Diferente.

Amistades y secretos.

Me había quedado dormida antes de que pudiera darme cuenta, al despertar, Yukine ya no estaba conmigo.

«¿Por cuánto tiempo dormí?»

Desgraciadamente, no me había fijado de la hora que era cuando subimos, así que sólo me quedaba preguntarle a alguien. Me estiré para sacar los restos de sueño y, para mi sorpresa, no me sentía tan adolorida como en la mañana.

Bajé las escaleras sin problema alguno, y como doble sorpresa, Hiyori hablaba animadamente con nada más y nada menos que Kazuma.

-Amane-kun, ¿estás mejor? -preguntó Hiyori

-Sí -como estaba recién levantada, bostecé, no sabía si mi voz había sido lo suficientemente fuerte como para haber sido escuchada, por lo que asentí igualmente

Vi a Kazuma reír enternecido, aunque trataba de ser discreto.

-Hey -le saludé y me uní a ellos

-¿Cómo estás, Amane? -me sonrió ladino, aparentemente tranquilo

-Adormilada-apoyé mi cabeza en mi mano hecha un puño, con mi mano libre me tallé los ojos para no parecer tan dormida

-Llegas justo a tiempo, aquí están sus deberes, dejé unas notas para ayudarles, no olviden estudiar -dijo Hiyori mientras recogía sus cosas

-¿Ya te vas? -eso me sorprendió un poco, pues nunca se iba tan temprano

-Sí, tengo algunas cosas por hacer -se puso los zapatos y salió, despidiéndose de nosotros con la mano y una sonrisa

Al irse Hiyori, estando Daikoku y Kofuku en sus cosas, Kazuma y yo nos quedamos a solas. Mientras tanto, el paradero de mi ''dios'' y el chico de ojos bellos, era desconocido.

-¿Te mandaron a hacer de niñera? -rompí el silencio, que había sido corto, pero empezaba a invadirnos

-No -rió por la nariz- ¿Por qué pensaste eso? -se acomodó las gafas, observándome con atención

-Curiosidad -me encogí de hombros- Pensaba que, como iba a quedarme ''sola'', Yato o Hiyori te pidieron que me vigilaras para que no saliera

-Ya veo, pues lamento decepcionarte, pero no es por eso que estoy aquí, de hecho... vine para traerte ésto -a su lado había un ramo de flores muy bonito del que no me percaté al bajar, lo tomó con cuidado y me lo entregó

-Ooh, ¿a qué se debe el regalo?

Kazuma se sonrojó levemente al entregarme el ramo, si antes me miraba con atención ahora evitaba hacerlo, posando su vista en las flores.

-Son de parte de mi señora, espera que pueda animarte un poco luego del susto de ayer, también... son una disculpa, ya sabes, por lo del festival y, de aquella vez que estabas escapando -desvió la mirada, un poco incómodo al nombrar las veces en que me falló como amigo- Lo siento, pensaba que lo correcto era que estuvieras con Yatogami

Esta vez yo lo miré atenta, no esperaba una disculpa, y me di cuenta de que tampoco me puse a pensar sobre aquellas veces, pues no había tenido la ocasión. Mi cabeza se encontraba perdida en las nubes después de la tormentosa secuencia de eventos.

-Está bien, no te preocupes -sonreí con ternura- Volvamos a empezar, ¿te parece? -le tendí mi mano, ofreciendo una estrechada amistosa

-¡Sí! -sonrió alegre y aliviado, estrechando mi mano gustoso