XVII

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XVII

—Soy un mal hermano...—susurró Rin sentado al borde de la cama con los ojos completamente rojos, apretó sus manos una vez más y trató de contener las lágrimas.

—No, no fue tu culpa, sólo fue un accidente—le consoló Sousuke sentándose a un lado de él, acarició sus rojos mechones de cabello y después suspiró, estaba agotado, hacía ya cinco días desde la trágica muerte de Gou y Rin había estado así, ni siquiera cumplía con sus obligaciones en la policía, era como un vegetal que caminaba, pues tampoco se alimentaba de una manera adecuada.

Sousuke también había resentido terriblemente la muerte de Gou, tampoco la estaba pasando muy bien, pero tampoco quería sumergirse en la depresión, no ahora, porque si se dejaba hundir justo como Rin lo hacía, seguramente ambos terminarían en la calle, sin electricidad, sin comida, sin nada, sonaba muy cruel, tal vez, pero de nada servía colocarse a llorar, Gou había muerto, y entristecerse no la traería de vuelta, sin embargo, no le podía pedir a Rin simplemente olvidarlo, porque no, era imposible.

Necesitaba hablar con alguien, alguien que no fuese su depresiva pareja, porque no era de ayuda, era como si le hablase a la pared, pues Rin no prestaba ni siquiera un 30% de su atención, Sousuke tenía suerte si lo saludaba en la mañana.

Mikoshiba tampoco le era de ayuda, estaba igual a Rin, claro un poco menos negativo, pero estaba triste.

Todo era un caos, era como estar solo, pero acompañado. No se sentía realmente feliz así.

Pasaron varias semanas en las que fue exactamente lo mismo, y la paciencia de Sousuke sobrepasó su límite, harto de la situación pensó en dos opciones, las cuales eran igual de estúpidas, pensó en tomar su arma y apuntar a su cabeza, y tirar del gatillo, pero eso no sería correcto, además sería costoso un funeral y altar más así de rápido, así que no, sería egoísta de su parte dejar a Rin así, después descartó esa idea y pensó en la segunda opción: Nanase Haruka.

Hacía ya bastante tiempo que no veía a Haruka, y había pensado muchas veces en dejar de pensar en él por las noches, pero ahora en vez de ayudarle lo hacía más y más, al grado en que ya lo veía en todos lados, amaba a Rin, pero, simplemente no podía soportar más su actitud, porque por más que Sousuke trataba de ayudarle, Rin más se negaba en recibir su ayuda, decía que no quería nada de nadie, solamente quería estar solo, y conociendo a Rin era bastante normal, siendo él una persona demasiado romántica.

No supo en que momento llegó al restaurante donde trabajaba Haruka, no supo en que momento simplemente sus pies lo guiaron hasta ahí, no supo cómo fue que pasó, pero ahí estaba, sentado en una mesa, observando la carta (como si no se la supiese de memoria). Pensó en que necesitaba que Haruka llegase pronto a atenderle y tomar su orden, ¿Cómo debía hacerlo? Pensó en todas las maneras en las que se podía presentar delante de Haruka después de lo que había pasado hacía ya varios meses, ¿Estaba bien si simplemente decía "Hola"? En ese instante le miró llegar, a un mesero que no era Haruka, Sousuke estiró su cuello para tratar de ver y ampliar su campo visual, buscando a su presa, pero no daba con él.

—Disculpa—dijo Sousuke una vez había pedido su habitual café americano con un cheesecake—aquí trabajaba un amigo mío, pensé en venir a comer aquí y de paso ver si estaba, pero veo que no... ¿Es su día libre? —.

—¿Nanase? ­—el joven se quedó pensativo un momento y después le sonrió—Ah, ya recuerdo, de estatura mediana, cabello negro y ojos azules, ¿verdad? —.

—Sí—asintió Sousuke bajando la carta y entregándosela al joven mesero.

—No, Nanase ya no trabaja aquí, dio su renuncia hace varios meses ya, pero si es usted el que lo busca, él trabaja en un espectáculo marino, es muy bueno, hace poco fui a verle, realmente tiene un buen futuro haciendo eso—y el joven tomó una servilleta, y con el bolígrafo comenzó a anotar una dirección.

—Aquí tiene, es aquí donde trabaja actualmente—y dicho esto hizo una reverencia después de que Sousuke le diera las gracias.

Analizó la dirección, conocía el lugar, era nada más ni nada menos que el negocio de Sasabe, se dejó caer en el asiento con pesadez, era lógico que Rin hubiese localizado a Haruka después de un tiempo para volver a tratar de proponerle el empleo, pero por alguna razón pensó que eso no sucedería en un futuro muy cercano, pero no fue así.

Arrugó el papel y después su café le fue entregado, que triste historia la suya.

Mientras tanto en otro lugar, Makoto corría tan rápido como sus piernas se lo permitían.

—¡Haru, Haru! —habló el castaño saludando con su mano a lo que el pelinegro sonrió al verle llegar.

—¿Por qué has llegado así? ¿Qué pasa? —preguntó el pelinegro dejando su botella de agua a un lado.

­—Recordé otra pista acerca del asesino de mis padres, no, más bien, dos pistas—resolvió Makoto sacando su libreta de notas y buscando.

Haruka se acercó al castaño y estiró un poco el cuello para poder observar las notas del de ojos verdes, Makoto se detuvo en una y se la mostró a Haruka.

En la hoja había un dibujo de un corazón pequeño con un infinito, Haruka alzó la ceja y le sonrió.

—¿Es esto? —.

—Es el tatuaje que llevaba el asesino de mis padres en el dorso lateral de la mano, casi en la muñeca, junto a esa pulsera, lo recordé esta mañana, así que me puse a investigar, y hallé algo—habló Makoto buscando algo más en su mochila.

Después sacó una fotografía de un periódico reciente, en el título del encabezado se leía "Una pista sobre 'K'". En ella se observaba el mismo tatuaje que Makoto le había mostrado.

Llevados por  el deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora