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-¿Cómo es él?- rió Matt.

-Ya te dije- gruñí.

-Me imaginé que sería un cuarentón gordo y con mil gatos- soltó una sonora carcajada y yo le seguí.

-No debe de tener más de 30 años, amigo. Además, es guapo- admití. El rubio frunció el ceño.

-¿Acaso dices que es más guapo que yo?- dijo fingiendo indignación.

-No dije eso, Matthew. Solo que pensé que sería diferente- asintió.

-Bueno, investigaré algo en la estación sobre él y te diré lo que encuentre, ¿de acuerdo?

-Me parece buena idea- sonreí.- ¿Quieres más jugo?

-Por favor- tomé la jarra y le serví por quinta vez, jugo de uva.

Por lo que vi, hoy entraba más tarde y Matt no tenía que ir a la estación por la mañana, si no hasta su turno de las 6:00 pm.

Todo era risa y risa con él. Se había vuelto como mi hermano con el paso del tiempo.

-GiGi...- la voz de mi amigo interrumpió mi ensoñación.

-¿Si?

-¿Cómo dijiste que se llama tu amigo de la oficina?- preguntó de repente.

-Barry Damianne- respondí antes de comerme otro trozo de hot cake.

-Lo conozco- antes de darle el sorbo al jugo, lo miré antenta.- Una vez fue a la estación por unos tramites legales sobre información para la empresa- me informó.

-¿Y cómo para qué querría Barry eso?- le pregunté confundida.

-No lo sé, Gia. Yo solo cumplo con mi parte de darle lo que necesita la empresa- asentí.- Además, no puedo negarle dicha información ya que contaba con un escrito solicitándolo.

-¿Quién lo firmó?

-Pietro Hollest- ladee la cabeza ante la confusión.- Es el hermano de tu jefe, Josh. El entonces administrador de lo que se hacía ahí.- todo era muy extraño. ¿Qué tenía que ver Barry con los trámites y el hermano de Josh?

-¿Y porque ya no es el administrador?- mi curiosidad estaba llegando muy lejos.

-Murió- enmudecí.- Tuve que atender el caso por varias semanas. Hasta que la familia pidió que lo dejáramos- le dio una mordida a su cupcake.- Créeme, fue un caso muy difícil para mí. Había tantos sospechosos y queríamos llevar ante la justicia al culpable de aquella atrocidad.

-¿Cómo lo mató?

-Cuando crezcas, te lo diré- puse los ojos en blanco.- Una dama como tú, no debería escuchar estas cosas tan delicadas.

-Ay, Dios- asintió.- Bueno, es triste escuchar eso. Pero, regresado al tema anterior... Gracias por hacerme saber un par de cosas sobre Douglas- asintió.

-Sabes que haré todo lo que esté a mi disposición para darte algunas pistas- se encogió de hombros.- Eres curiosa y terca, así que... No me quedaban muchas opciones- fruncí el ceño divertida. Así que, le propiné un golpe en la espinilla por debajo de la mesa.-¡Auch!- se agachó a sobarse.- ¡Joder! Eso me dolió... Maldición, Gianne- me limité a mirarlo.

-¿Lo siento?- dije haciendo la típica carita que hacía que Matt no se enojara conmigo.

-Si. No importa, casi no me duele- dije entre dientes.- Bueno karateka, ya me voy- asentí. Se levantó de la mesa y recogió sus platos.- Tengo cosas que hacer en mi casa, pero... Pasaré por ti, si es que puedo- me dio un beso en la frente.- Adiós, Gia.

Ámame sin temor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora