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Mi vista estaba completamente perdida en el civilizado paisaje que se veía a través de la ventanilla; puesto que aún no despegábamos.

-¿En que tanto piensas?- preguntó tomando mi mano.

-En nada, cariño- besé su mejilla.- Estoy un poco nerviosa.

Me sonrió.

-Imagínate yo- reí.- Estoy a pocas horas de conocer a tus padres.

Creo que por la misma razón sentíamos eso.

Quería mantenerme positiva y pensar en que todo saldría bien. Que mis padres aceptarían a Doug y listo.

Además, habíamos planeado esta visita desde hacía un mes, por lo que todo parecía estar en orden.

-Creo que dormiré durante el viaje- anunció.- Despiértame al aterrizar, por favor.

-Claro.

Se acomodó un poco en su almohada para viajes a la vez que estaba levemente acostado sobre mi hombro.

Realmente no dormiría mucho, puesto que no haríamos escala y el vuelo duraría poco más de 3 horas.

Así que preferí seguir viendo el paisaje a través de la ventana durante el vuelo.

*****

Estábamos a punto de aterrizar cuando decidí que debía despertar a Doug.

Me giré un poco zafándome del peso de su cabeza y me incliné de poco para quedar de cierta forma frente a él.

Antes de pronunciar palabra alguna, me detuve a contemplarlo.

Estaba profundamente dormido.

Su rostro tenía una total calma, además de que parecía un ángel.

Le acaricié el cabello y luego la mejilla izquierda.

-Hey, cielo- moví un poco su hombro.- Hemos llegado- susurré.

Se removió un poco y abrió un solo ojo.

-¿Hm?- se estiró.

-Ya están bajando los pasajeros, anda ya.

Se levantó con pesadez.

Tomamos nuestro equipaje y nos dirigimos a las afueras del aeropuerto.

-¿Vendrán tus padres?

-Lo dudo- dije mirando hacia todos lados.- Ahí- señalé de repente.

Nos dirigimos hacia el señor mayor que sostenía un cartel con mi nombre escrito.

-Gusto en volver a verla, señorita- pronunció en rumano.

Me limité a sonreírle y acto seguido, Doug y yo nos subimos al auto mientras Marti metía nuestro equipaje a la cajuela.

Se subió del lado del conductor y arrancó el coche.

Fue un camino silencioso y algo largo, puesto que mi casa estaba en el centro de Brasov.

Al llegar, aparcó el auto en el mismo lugar de siempre y me abrió la puerta.

Doug bajó detrás mío.

Ámame sin temor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora