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Sin importar cuánto me había dicho que lo soltara, no podía hacerlo.

-No te vayas, por favor- rogué.

-Tengo que ir- acarició mi cabello.- Solo será una semana, te dejaré bien cuidada.

-¡Pero yo te quiero aquí conmigo!- hice un puchero.- Te vamos a extrañar.

-Créeme que yo también, linda. Pero es mi deber ir a esta misión.

-Estúpido sorteo- murmuré.

Soltó una carcajada.- Pensaré en ti todo el tiempo- prometió.- Y cuando llegue, iremos al chequeo para ver a si es niño o niña y después decidiremos su nombre.

-¡Sí, sí, sí!

Besó mi nariz.
Se arrodilló y plantó un beso en mi vientre.

-Cuida a mamá mientras no esté, ¿si?- sentí que lloraría.- No olvides que los amo.

-También te amamos.

Nos dimos un último abrazo fuerte y lo vi irse.

Solté un suspiro triste y miré a Josh.

-¿No irás?

-Oh, no. Si voy, ¿quién cuidará todo?- dramatizó.

-¿No tienes un ayudante o algo así?- negó con la cabeza.

-Se supondría que mi hijo sería mi sucesor y todo eso. Pero el destino se empeñó en demostrarme que jamás sería padre- su vista estaba hacia el frente.- Así que tendré que buscar a uno antes de que muera.

-Hay muchos prospectos.

-Si...- sonrió un poco.

^^*^^

Solo habían pasado tres días, pero se sentían como años.

Agregándole el hecho de que estaba siendo vigilada todo el día.

Un policía, muy amigo de Matt, permanecía en la planta baja. Dos afuera, en los alrededores y otro un poco más lejos.
Y parecían estar muy empeñados en su trabajo puesto que no me dejaban salir a ningún lado.

"Son órdenes del oficial Stewart" respondían siempre.

Sin embargo, yo necesitaba salir en paz. Y estaba convencida de que lo lograría.

Me vestí cómodamente y me puse mi abrigo, así se disimulaba un poco el hecho de que ya era más notorio mi embarazo.

-Oficial Jeremy...- dije llamándolo.

-¿Necesita algo, Sra. Raymond?

-Salir- su expresión se endureció.- Por favor- dije alargando la "o".

-Ya sabe las reglas. No puedo hacer eso.

-¡Usted no entiende!- comencé.- Quiero pasar un rato de madre e hijo en el centro comercial.

-Yo...

-El bebé necesita ropa y no hemos podido comprarle algo- dramaticé.- Además, necesitamos un poco de aire.

-Escúcheme, de verdad...

-Por favor- batí mis pestañas.- Solo un rato y ya. Iré a la tienda que está cerca de aquí, no tardaré.

Lanzó un suspiro y cerró los ojos.

-Bien. Solo 30 minutos y no más.

-Y sin escoltas- condicioné.

Solo asintió abriéndome la puerta.

Al salir, me sentí un poco más libre.

Respiré hondo y comencé a caminar.

Ámame sin temor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora