Estaba tratando de mantener la casa lista para cuando trajeran a Doug.
El doctor Craig lo había dejado en observación unos días y como todo parecía estar en orden, lo traerían a casa para que descansara.
Aunque aun nada me cuadraba.
Me dirigí a la cocina y me senté en una silla.
De repente, me giré en dirección al frutero y vi algo ahí.
Caminé hasta la mesa y observé lo que parecía ser una nota.
La tomé con miedo y leí:
"Soy científico, no idiota"
Me llevé la mano a la boca.
Muchas incógnitas comenzaron a formularse en mi mente: ¿Estuvo aquí? ¿Habrá mandado a alguien? ¿Lo envenenó con una fruta? ¿Le inyectó la toxina? ¿O la puso en el aire acondicionado?
-Maldición...
Comencé a sentirme frustrada.
Pero mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido del timbre.
*****
-Si necesitas algo, solo avísenme- rogó su madre.
-Estaremos por aquí por si algo se ofrece- agregó su padre.
-Está bien, no se preocupen- respondió.
-Cuídate mucho, príncipe- lo abrazó.
-Sí, mamá- le sonrió un poco.- Estoy en manos de esta bella enfermera- dijo tomando mi mano.
-No dudamos eso.
Barry acompañó a los padres de Doug hasta la puerta y regresó al cuarto.
-Bueno, yo estaré donde siempre- palmeó su hombro.- Vendré a verte mañana.
-Gracias, bro.
El castaño asintió y se fue sin más.
Doug suspiró llamando mi atención.
-Ya extrañaba estar en casa... Con ustedes.
-También nos hiciste falta- me acomodé en su hombro.- Estuvo muy inquieto, se movía mucho.
-¿De verdad?- asentí.
-Hm... ¿Adivina que?- dije cambiando de tema al recordar lo que había encontrado en la mañana.
-¿Qué?
-Hoy mientras estaba en la cocina encontré un papel en el frutero- lo saqué de mi bolsillo y se lo di.
Lo leyó y se giró a verme.
-Carajo...- murmuró.
-Lo sé.
-Es un tanto inquietante, pero no me preocupo- dijo.- No ahora.
-Tú descasa, cielo. Nos ocuparemos de él después.
^^*^^
Esta era la quinta o sexta vez que Doug volvía el estomago.
Desde que lo habían traído, las náuseas y la fiebre estaban al por mayor.
-Ten- dije tendiéndole el vaso con agua.
-Gracias- lo tomó y bebió con cuidado.
Como pude, hice que se apoyara en mi y lo recosté en la cama.
Puse mi mano en su frente; estaba hirviendo.
Así que tomé el paño que tenía remojando y se lo coloqué.-Espero que baje la fiebre...- lo miré.- ¿Te sientes muy mal?
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Ámame sin temor
Roman d'amourTodos hemos sufrido alguna vez en nuestra vida... Aunque sea una sola vez. Pero la manera en la que cada quien enfrenta ese dolor es diferente, porque no todos pasamos por lo mismo ni bajo las mismas circunstancias. Y no porque ames a alguien signi...