Desde el día en que me encontré a Douglas en el restaurante, lo he cachado viéndome. Y no sé si eso es bueno o malo.
Por otro lado, Matt ha estado investigando más sobre todo el asunto con Janeth.
Al salir del baño escucho el teléfono sonar.
Y mientras buscaba mi ropa, atendí la llamada del rubio.
-No te preocupes, Matt, no hay problema con eso- dije tratando de que se relajara.
-Lo que menos quería era un cambio de turno, ¿como se supone que voy a recogerte?- su voz denotaba frustración.
-Hey, puedo irme sola o tomar un taxi- gruñó.- Puedo pedirle a Jack...
-Estará conmigo en el turno- dijo interrumpiéndome.- Necesita ser alguien en quien yo confié, GiGi. No puedo permitir que te vayas con cualquiera.
-Matty, calma, ¿si? Voy a buscar a alguien que me lleve al trabajo y luego a casa- dije calmada.- No te preocupes por eso, estaré bien.
-De acuerdo. Si algo llega a pasar que te haga sentir mal o incómoda, por favor no dudes en decírmelo.
-Te quiero, no lo olvides. Es mejor que te vayas a dormir, tendrás un largo día.
-Yo también. Cuídate, pequeña.
Colgué.
Los cambios de turnos eran muy comunes para oficiales del rango de Matthew. Pero esta vez era horrible... Tenía que estar en la estación a las 6:00 pm y trabajar hasta que amaneciera, un horario, que para mí, era bastante feo.
Solté un suspiro.
Comencé a desayunar con calma, ya que aún era temprano.
Solo había cereal, así que no tuve una gran gama de opciones.
Me serví un poco más de jugo y fui a mi cuarto para terminar de arreglarme.
Tomé mi bolso y abrí la puerta.
-¡Santo cielo!- grité. Había alguien parado frente a la puerta y no me había dado cuenta.
-¿Tan feo estoy?- rió.- No era mi intención asustarte.
-Douglas, yo...- tenía una mano cerca de mi corazón que latía como caballo desbocado.- No te había visto.
-¿Estás bien?- esta vez lo miré a los ojos.
-Sí, sí- suspiré.- Estoy bien, lo siento. Nunca imaginé verte por aquí.
-Bueno, vine a darte esto.
No me había percatado que tenía una mano escondida tras su espalda.
Y al dejar de ocultarla, me tendió una rosa roja.Miré hacia todos lados asegurándome de que no hubiera nadie más a quien pudiese dársela. Para evitar quedar como una tonta.
-Gracias- dije tomándola. Me sonrió y le devolví la sonrisa.- Es muy hermosa- acaricie sus pétalos con cuidado.- Dame un momento, la pondré en agua.
En un vaso largo, serví agua y deposité la rosa en el.
Cerré la puerta con llave y al voltear vi que aún seguía ahí.
-Ven, te llevo.
Solo pude asentir. Me había tomado por sorpresa.
No tenía idea de cómo sabía en donde vivía y el número de departamento.
Al llegar a la salida del edificio, un Mercedes Benz del año en color negro estaba estacionado.
-¿Es tuyo?- pregunté antes de que me abriera la puerta.
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Ámame sin temor
RomanceTodos hemos sufrido alguna vez en nuestra vida... Aunque sea una sola vez. Pero la manera en la que cada quien enfrenta ese dolor es diferente, porque no todos pasamos por lo mismo ni bajo las mismas circunstancias. Y no porque ames a alguien signi...