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-Ven, bebé- dije abriéndole mis brazos para que viniera hacia mi.

Alex caminó con cuidado y rió estruendosamente cuando se sintió caer pero fue atrapado por mi.

Comencé a besarle las mejillas mientras me sonreía.

Hasta que me señaló su pancita y balbuceó un poco.

Así que lo cargué y caminamos juntos hacia la cocina.

Lo senté en su sillita y me dispuse a hacer su comida.

Solo haría una especie de papilla.

Una vez echa, me senté frente a él y puse su plato en la mesita que tenía si silla.

Tomé una cucharada y se la tendí.

-Di "ah"- abrió la boca y comió el primer bocado.

*****

Después de comer, Alexander se puso a jugar con sus bloques de plástico en la sala.

Parecía estar bastante entretenido, ya que su completa atención estaba en hacer una especie de torre.

Ay, mi niño...

Cada día lo veía más grande y más lindo.

Se estaba pareciendo mucho a Doug.

Aunque para sorpresa nuestra, el pequeño Alexander tenía algo muy especial: heterocromia parcial.
Esto nos lo dijo el oftalmólogo cuando un día nos dimos cuenta de que tenía algo en su ojo derecho.
No era una mancha, ni un tumor. Era una pequeña parte de tonalidad marrón en su ojo azul, la cual le daba un toque especial.

Un estruendo pequeño me sacó de mis pensamientos.

La torre de Alex se había derrumbado.

Creí que haría un berrinche por eso, pero no fue así.

Se levantó un poco y comenzó a recoger lo que se había caído.

Y sin perder el tiempo, empezó a armar otra cosa.

-Eres increíble, Alexander...- dije. Él me miró y aplaudió sonriendo.

*****

Después de jugar, mi pequeño se quedó dormido; así que lo llevé a su cuarto para que durmiera.

Mientras bajaba las escaleras, tocaron el timbre.

Bajé rápido y abrí la puerta.

-¿Douglas?- lo miré bien.

Rió con suavidad.- El mismo.

Enredé mis brazos en su cuello y nos dimos un beso suave.

-¿Qué haces aquí? Digo, a esta hora.

-Pues me escapé porque los extrañaba.

-¿Y por qué tocaste en lugar de abrir?

-Olvidé mis llaves- señaló hacia la mesita.

-Ah...

Entró y cerró la puerta tras él.

-Te veo desconfiada- acarició mi mejilla.- Pero te juro que soy yo, no clonaron ni nada de eso- me sonrió.

-Lo siento, he estado a la defensiva- me pegó a él.

-Tranquila, ¿si?- me aferré a él.- Todo está bien.

*****

Reí al escuchar a Doug batallar con Alex.

Sus quejidos retumbaban por otra la casa.

Mi pequeño no quería bañarse, así que hacía todo lo posible por mojar a su padre.

Subí con toallas hacia el baño y los miré desde el umbral de la puerta.

-Ma- dijo.

Lo miré con asombro.

-¡Dilo otra vez!- grité emocionada acercándome a mi bebé.

-No, no. Di papá, Alex- refutó mi esposo.- Di pa.

-Ma- repitió.- Ma... Ma.

Lo envolví con la toalla y di vueltas con él.

-Oh, Alexander. Te amo tanto- besé su cabecita mojada.

-Aquí hubo complot- señaló Doug.- Él debía llamarme primero- dijo infantil.

-Ven acá- lo jalé de la muñeca y lo besé.

El beso iba excelente hasta que Alex comenzó a tratar de alejar a Doug, queriendo mi atención solo para él.

-Y además te acapara- reí.

-No te pongas celoso- le acaricié la mejilla.- Además, he ganado la apuesta.

Me sonrió coqueto y salí del baño para ir a vestir al pequeño que acababa de decir su primera palabra.

*****

Después del baño, comíamos tranquilamente.

Entre Doug y yo tratábamos de alimentar a nuestro hijo.

Para nuestra suerte, su época de hacer un batidillo y rehusarse a comer decentemente se había ido.

-¿Qué tal va el trabajo?

-Bien, linda- le dio una cucharada de papilla a Alex.- Esta mañana la CIA se llevó a Drameen.

-Me alegra eso- dije más tranquila.- Nunca más volverá a molestar.

Asintió.

El resto de la cena transcurrió con normalidad.

Y como de costumbre el pequeño Donovan Alexander se quedó dormido en los brazos de su padre.

*****

Estábamos acostados. Él rodeaba mi cuerpo con sus brazos mientras yo jugueteaba con mis dedos en su cuerpo.

-¿Estás bien?

-Yo... Sí.

Evité mirarlo.

-¿Qué pasa, amor? ¿Es por...?

-Sí- suspiré.- Odio que tengas que soportar que digan eso, ¿sabes?

-Gia, no...

-Es que...- lo miré.- Ellos no me conocen, no saben de mi familia; si supieran que el color de cabello original de mi madre es rubio entenderían el porqué el cabello de Alex es claro. O que...

-Hey, hey- acarició mi cabeza.- ¿Acaso crees que yo confío en lo que dicen?- dijo serio.- Te conozco y sé que tú no me engañaste.

-Jamás lo haría- me aferré a mi esposo.- Pero no sabes cómo odio que digan que yo me acosté con Matthew y que Alexander es su hijo.

-Yo no pienso eso, ¿si? Sé perfectamente que eso no pasó y que no necesito hacerle una prueba de ADN a Alex para saber que él es mi hijo- me obligó a mirarlo.

-Gracias...

-No me lo agradezcas- bajó la cabeza para alcanzar mis labios.- Sé con quien me casé, Gia- unió nuestros labios.

Fue un beso dulce, largo y perfecto.

-Te amo, Doug- entrelazamos nuestras manos.

-Te amo más- nos miramos.- No dejes que comentarios estúpidos de gente sin importancia te afecten, ¿está bien?- asentí.- Eres fuerte, amor mío.

-Siempre sabes que decir, cariño- sonreí.- No sé que haría sin ti...


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Sin mucho que decir les dejo este cap❤️

Seguimos leyéndonos.

-Escritora Loca.

Ámame sin temor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora