Desde hacía un tiempo, había retomado la lectura; puesto que era lo único que me relajaba cuando Doug no estaba.
Había comenzado a leer uno de los libros que mi esposo tenía en el estante.
Me había llamado la atención el hecho de que se viera viejo y desgastado, al grado de que no se le veía ni el título.Al llegar a la página 265 sentí un pequeño dolor.
-Oh... No ahora- murmuré.-¡Douglas!- grité.
Escuché sus pasos apresurados y entró rápido a la habitación.
-¿Qué pasa?
-Creo que acabo de romper fuente- respondí tratando de relajarme.
En ese momento su cara parecía un poema.
-Bien. Solo respira, respira hondo- me ayudó a pararme.
-Okay...
Con cuidado bajamos las escaleras y tomamos el bolso que ya teníamos alistado.
-Sube- me abrió la puerta del coche.
La cerró una vez que pude entrar e imitó mi acción.
Arrancó rápido.-No creí que se fuera a adelantar- dije al sentir otro dolor.
-Yo tampoco, linda. Pero no te preocupes- sujetó mi mano.- Te prometo que todo va a estar bien.
*****
Al llegar al hospital había sido todo un rollo.
De inmediato me habían llevado con la doctora mientras Doug avisaba a la familia.
Cuando entré en labor, estuvo ahí sosteniendo mi mano.
Incluso lloró cuando cargó a nuestro bebé.-Doug, quiero a mi niño...
Me sonrió mientras con cuidado lo acomodaba para que pudiera cargarlo.
-Hola, bebé- dije bajito.- Soy tu mamá- acaricié su carita.
-Es hermoso- Doug me besó.- Creo que nos quedó bastante bien.
Reí un poco.
Me dolía bastante, pero en definitiva había valido la pena.-Bienvenido al mundo, Donovan Alexander.
*****
El pequeño se había quedado dormido después de que lo alimentara.
Habían permitido que se quedara en mis brazos, puesto que había nacido sano.
-Mis padres ya están aquí- susurró.
-Diles que pasen.
Doug abrió la puerta y con sigilo, entraron mis suegros.
-Hola, nueva mamá- murmuró Marissa.
-Felicidades- le siguió Robert.
Se acercaron a mi y admiraron a Alex.
-Es precioso, Gia. Me recuerda mucho a Doug de bebé.
-¿Ah si?
-Solo que él casi no dormía- relató.- Comía mucho pero no le gustaba dormir.
-Mamá...- Doug quería frenar a su madre antes de que continuara con sus anécdotas.
-¿Podemos cargarlo?- asentí y con cuidado les di a mi hijo.
-Sin duda es todo un Raymond- dijo Robert orgulloso.
-También un Scott, cielo- agregó su esposa.- Creo que este pequeño será un perfecto 50-50.
ESTÁS LEYENDO
Ámame sin temor
RomanceTodos hemos sufrido alguna vez en nuestra vida... Aunque sea una sola vez. Pero la manera en la que cada quien enfrenta ese dolor es diferente, porque no todos pasamos por lo mismo ni bajo las mismas circunstancias. Y no porque ames a alguien signi...