43.

115 12 5
                                    

Desde hacía un tiempo, había retomado la lectura; puesto que era lo único que me relajaba cuando Doug no estaba.

Había comenzado a leer uno de los libros que mi esposo tenía en el estante.
Me había llamado la atención el hecho de que se viera viejo y desgastado, al grado de que no se le veía ni el título.

Al llegar a la página 265 sentí un pequeño dolor.

-Oh... No ahora- murmuré.-¡Douglas!- grité.

Escuché sus pasos apresurados y entró rápido a la habitación.

-¿Qué pasa?

-Creo que acabo de romper fuente- respondí tratando de relajarme.

En ese momento su cara parecía un poema.

-Bien. Solo respira, respira hondo- me ayudó a pararme.

-Okay...

Con cuidado bajamos las escaleras y tomamos el bolso que ya teníamos alistado.

-Sube- me abrió la puerta del coche.

La cerró una vez que pude entrar e imitó mi acción.
Arrancó rápido.

-No creí que se fuera a adelantar- dije al sentir otro dolor.

-Yo tampoco, linda. Pero no te preocupes- sujetó mi mano.- Te prometo que todo va a estar bien.

*****

Al llegar al hospital había sido todo un rollo.

De inmediato me habían llevado con la doctora mientras Doug avisaba a la familia.

Cuando entré en labor, estuvo ahí sosteniendo mi mano.
Incluso lloró cuando cargó a nuestro bebé.

-Doug, quiero a mi niño...

Me sonrió mientras con cuidado lo acomodaba para que pudiera cargarlo.

-Hola, bebé- dije bajito.- Soy tu mamá- acaricié su carita.

-Es hermoso- Doug me besó.- Creo que nos quedó bastante bien.

Reí un poco.
Me dolía bastante, pero en definitiva había valido la pena.

-Bienvenido al mundo, Donovan Alexander.

*****

El pequeño se había quedado dormido después de que lo alimentara.

Habían permitido que se quedara en mis brazos, puesto que había nacido sano.

-Mis padres ya están aquí- susurró.

-Diles que pasen.

Doug abrió la puerta y con sigilo, entraron mis suegros.

-Hola, nueva mamá- murmuró Marissa.

-Felicidades- le siguió Robert.

Se acercaron a mi y admiraron a Alex.

-Es precioso, Gia. Me recuerda mucho a Doug de bebé.

-¿Ah si?

-Solo que él casi no dormía- relató.- Comía mucho pero no le gustaba dormir.

-Mamá...- Doug quería frenar a su madre antes de que continuara con sus anécdotas.

-¿Podemos cargarlo?- asentí y con cuidado les di a mi hijo.

-Sin duda es todo un Raymond- dijo Robert orgulloso.

-También un Scott, cielo- agregó su esposa.- Creo que este pequeño será un perfecto 50-50.

Ámame sin temor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora