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_____ POV

-¿Ves? No le importa. - Sam volvió a acercarme hacia él, pero lo aparte de una bofetada. Apenas Sam habia visto que Len estaba llegando, me habia besado.

- Tú no sabes, no lo conoces. - suspiré y me pase la mano por los cabellos, tenía que ir a hablar con Len y rápido. Ok, de seguro todos estaban dormidos, es decir, eran como las cinco de la mañana. Eso nos daría un poco de privacidad.

Pero primero tenia que buscar apoyo, alguien que pudiera convencer a Len más que nadie. Rin.

Corrí por los pasillos del hotel, busqué en comedores y en la recepción , orando que estuviera levantada a estas horas de la mañana. Cuando la encontré, estaba practicando su japonés con un mozo del hotel.

- ¡Rin! - exclamé desesperada. Ella volteó levemente y me sonrió casualmente, eso debía significar que Len no habia dicho nada aún.

- ¡Anata wa motto teinei ni suru hitsuyō ga ari, _____! - exclamó inflando las mejillas. Después, se despidió de su compañia y se acercó a mi dando pequeños saltos. - ¿Comó estás, joven saltamonte?

Bajé la mirada, apenada. - No mejor que Len.

Le conté rapidamente todo lo que habia sucedido con la vista en el suelo, cuando terminé, ella sonrió.

- De seguro esta llorando en algún lugar, - dijo sacudiendo la cabeza, lamentandose de mi situación. - cambiando de tema, ¿ya probaste de ramen de acá? es como si miles de gatos te lamieran la cara.

Me pregunté si miles de gatos habían lamido a Rin en algún momento de su vida. Cuando vio mi cara expectante torció la boca incómoda.

- Len ha sufrido mucho con Rachel, - abrió un paquete de galletas y se metio cinco a la boca. - dale un tiempo.

¿Un tiempo? Yo no quería darle tiempo de nada, quería que me sonriera honestamente, no falsamente. Sería muy incómodo si dejaba los días pasar.

Salí de ahí murmurando molesta entre dientes, ¿eso era  lo que necesitaba? ¿tiempo?

Camine por ansiedad, y lo encontré. Len estaba ahí, sentado como si nada en una banca, comiendo un pan, cuando alzó la vista y me vio, se levanto para irse.

- ¡Espera! - grite por alguna razón, sin aliento. El me sonrió, de una manera triste y melancólica.

- Solo era tu juguete, ¿verdad? - parecía realmente dolido, no como cuando estaba con Sam. Estaba sin habla, realmente sin habla.- Mientras esperabas a Sam.

-Yo... ¡no! Te amo, ¿acaso no me crees? - las lágrimas habian empezado a descender por mis mejillas. -

Entonces Len sonrió, de una manera tan desdichada. No quería que sufriera por mí cuando ni siquiera había razón para hacerlo.

- Dame tiempo, ¿sí?

Amor a ciegas - Len y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora