Capítulo 22: La Alianza

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Días después, una pradera, una tarde llena de lluvia, unos pies descalzos corriendo sobre el pasto mojado. Se puede ver un pantalón ajustado, junto a unas curvas bien definidas, una chica de cabello enrulado y el color de su iris blanco, que demuestra su condición de metamórfica no cambiante. Quiere decir que no ha modificado su forma en mucho tiempo. Teniendo dos espadas en sus manos, al fin se detiene a unos metros de un coche, que se encuentra en la carretera. Superior baja de este.

― Hola Tres ― sonríe.

― Hermano... ― frunce el ceño.

― ¿Por qué me buscabas?

― Tengo que saberlo...

Las gotas seguían cayendo en ese día lluvioso y Superior abrió su paraguas.

― ¿El qué? ― se hace el que no entiende.

Tres seguía mojándose con la lluvia.

― Sabes el qué... hablo de padre.

― ¡Ah! Eso ― se ríe ― sí, será liberado.

― ¡¿Estás loco?! ― se pone eufórica ― ¡Detén esto, detenlo ahora!

― Eres la menos indicada para decírmelo pero... no, no puedo. Ya es demasiado tarde, entregue su alma a La Alianza.

― ¡¿Qué?! ¡Maldito! ― corre y pone una de las espadas en el cuello de Superior ― ¿Sabes lo que nos costó huir de ese horror? ¿Lo sabes, cierto? Eres el primero, deberías saberlo... ― lo mira con odio.

― Hermanita ― ni se inmuta aun con el arma en el cuello ― lo sé perfectamente, pero él merece sufrir peor.

― ¿Venganza? ¡¿Todo es por venganza?! ― se sorprende ― ¿Por qué no te dedicas a tu ciencia y dejas esa idea? ― exclama nerviosa ― ¿Por qué? ¿Acaso no piensas en Dos? Si sabe que liberaras a padre él... él no lo soportaría.

― Sé perfectamente cuanto ha sufrido Dos, él es el que más daño ha tenido en esa "Casa de Horror". Pero esta vez, seré yo el agresor y padre la víctima ― la empuja y ella cae al suelo ― no te metas en mi camino Tres, tú eres una traidora, no mereces ni mi perdón.

― Pe... pero Uno ― refiriéndose a él ― yo... ― exclama nerviosa ― digo... somos familia y...

― Juramos los cuatro protegernos de padre, en ese horrible lugar, tú rompiste el pacto y tu gemela murió, no mereces ni que te hable ― exclama enojado ― tú la mataste con tus propias manos, no mereces nada.

― Escúchame Uno... ― dice angustiada levantándose del suelo.

― ¡No quiero escucharte! ¡Dos es mi única familia y tú no eres nadie! Ni se te ocurra acercártele y ponerlo en mi contra otra vez o te juro que... ― la apunta y ella de repente comienza a reír.

― De acuerdo ― suena con eco ― que comience el juego.

― Que comience ― responde él sonriendo.

En la noche, la lluvia seguía cayendo con grandes gotas en la ciudad, Drake caminaba por la vereda y su cabello junto con su ropa estaban empapados. Entro a un hotel y pidió una habitación. Se ducho y se tiro sobre la cama, encendiendo el televisor viejo. Sabía perfectamente que si volvía a Magic Technology, tendría que dar explicaciones y la verdad, no quería darlas. Cambiaba de canal, una y otra vez.

― ¡Uf! Que aburrido... no hay nada bueno en la tele hoy ― se quejaba. Vio su ropa que aún seguía mojada. Caminaba por la habitación en boxers pensando como secarla ― estúpida ropa ― se miró los tatuajes ― estúpidas marcas ¡Estúpidos todos!

Huye de tu destino (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora