20. Los buenos cambios son precedidos por caos

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Toda acción tiene reacción de la misma magnitud según la tercera ley de Newton, y yo no me iba a librar de ella solo por poner buena cara después de lo sucedido

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Toda acción tiene reacción de la misma magnitud según la tercera ley de Newton, y yo no me iba a librar de ella solo por poner buena cara después de lo sucedido.

Claro que no.

El apellido conjunto Creed Hakstell estaba en boca de todos, decenas de vídeos con miles de reproducciones se esparcían a través del maldito continente por redes sociales que ni siquiera utilizaba pero en las que ahora destacaba mi nombre, medios "serios" de comunicación lucraban con mi imagen la cual ni siquiera era nítida pero podía distinguirse el uniforme del instituto y mi melena caramelo. Lo peor es que no se trataban de artículos o comentarios placenteros sino todo lo contrario, derrumbe la gran muralla que mis padres construyeron para dar una perfecta imagen, resquebrajé el esquema al liarme con alguien de baja estirpe y tatuajes de dudosa procedencia, ahora solo destacaba por ser la novia de un gamberro gracias a la desatención de mis padres según los reportajes en todo Vermont.

El violento andar de mi madre por toda la sala de estar me hacía dar de brincos sobre mi asiento, no podía contener la ansiedad y temor a que en menos de nada un zapato impactase contra mi cabeza como lo prometió.

Raymond estaba a nada de llegar, Lilian había ido a por él al aeropuerto de Burlington cuando anunció que había cogido el primer vuelo desde Miami. 

Un día, solo un día se necesito para que el video llegase hasta los ojos de Analice y Raymond obligándoles a regresar en cuestión de horas a lo que antes era casa. Ni siquiera tuve tiempo para procesar lo que sucedía o tan solo sentía con respecto a mi contacto del tercer tipo con Duncan Meyer, el nuevo forajido del pueblo.

Chloe detuvo el vaivén de mi pierna, no conseguía parar de rebotar arriba y abajo con desespero al ver como Analice casi hacía con sus tacones una grieta en el suelo por recorrer el mismo camino en la habitación de un extremo a otro con teléfono en mano.

El asunto era tan grave que ni siquiera la sanguijuela de mi primo había asomado las narices fuera de su habitación en cuanto fui obligada a regresar a casa.

—Hey, todo esta bien—intenta consolarme en vano, porque nada estaba bien y ambas éramos conscientes de ello—No eres la primera cría con novio y mucho menos la última que se dará un beso de novela.

La sonrisa que me daba era conciliadora, pero inclusive en el lánguido azul de sus ojos podía notar la inquietud que resultaba corrosiva en su sistema cada que Analice le daba miradas repletas de reproche.

Chloe y Lilian también estaban envueltas en un lío que yo provoqué, solo por ser buenas y presentes tías a mi parecer.

Como cajas fuertes que son no comentaron nada al salir del recinto después de mi espectáculo, se mantuvieron pétreas en camino a los autos sin siquiera burlárseme en la cara o tener intenciones de regresar a por Duncan para cortarle la cabeza, pero en cuanto tuvimos un momento a solas antes de llegar a casa de Chloe las preguntas no se hicieron esperar viniendo en marea, cuestionamientos que ni siquiera tenían objeciones válidas, notaron la confusión plasmada en cada secuencia de monosílabos que solté dejando el tema en paz no sin antes asegurarse que no chivarían con mis padres y estarían para mí si me surgían dudas respecto a los noviazgos.

Lo más profundo del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora