32. Algo mío

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—Enhora buena—me felicita una inconfundible voz—

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—Enhora buena—me felicita una inconfundible voz—. Me enteré de lo que sucedió ayer con Meyer.

Saco la cabeza de mi taquilla cerrándola con fuerza, la sonrisa de Anianka es fulgente al igual que su alegría que es imposible de ocultar.

La observo unos segundos en silencio sujetando con fuerza la correa del bolso.

—¿Ya me diriges la palabra?—inquiero enarcando una ceja.

—Sigues sin tenerme del todo contenta—me apunta con el índice—. Aún no me pides perdón, pero lo de ayer es un buen inicio.

Analizo cada una de sus palabras mientras me abraza.

—Volveremos a ser tú y yo—susurra en mi oído.

Aturdida le correspondo, sintiendo su tacto como algo familiar. Perdiendo a Duncan había recuperado un porcentaje de mi normalidad al menos, así que me aferré a mi mejor amiga como nunca antes.

—Se lió con Marissa...—me lamentó contra su cuello.

—Lo sé, lo sé—frota mi espalda—. Te lo dije, es una basura de persona. Seguramente te puso en su radar por dinero, a saber si pediría rescate por ti o similar.

—¿En verdad crees eso?—retengo los hipidos.

—¡Por supuesto! ¿Sino porque más querría salir con alguien como tú?—se encoge de hombros.

—¿Alguien como yo?—preguntó ofuscada.

—Si, ya sabes...no creerás que es sencillo estar contigo, eres algo complicada—pone un mecho rebelde tras mi oreja.

«Auch»

—Saltas de drama en drama, eso es cansado para las personas...

Con cada oración suya el semblante se me descompuso un poco más hasta que mis labios decaen y mis ojos se cristalizan.

—Pero no lo digo por mi—me reconforta—. Yo estoy acostumbrada a eso, eres mi mejor amiga así que no importa.

Siempre he sabido que soy un caos con pies, pero que alguien me lo diga termina por enterrarme en una fosa de la cual no veo ninguna salida.

Entrelaza nuestros dedos en tanto permito que me guíe al sitio que quiera colando en su clase, cuando el profesor de álgebra recae en mí ni siquiera se molesta en correrme del aula únicamente me hace copiar los ejercicios que seguramente veré en mi propio horario, así que me adelanto pidiéndole ayuda a Anka.

Lo más profundo del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora