2. Todo lo nuevo

1.7K 43 0
                                    

Por décima vez en lo que va de la clase jugueteó con un mechón de mi suelto cabello, el caoba se va abrillantando con el constante pasar de mis dedos creando así una sutil capa de grasa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por décima vez en lo que va de la clase jugueteó con un mechón de mi suelto cabello, el caoba se va abrillantando con el constante pasar de mis dedos creando así una sutil capa de grasa.

Adler Brown podría ser un encanto, pero también un grano en el culo. Su pedantería, obstinación y pesadez al actuar suele sacar de quicio con facilidad, sobretodo a mi que soy intolerante ante su mera existencia. Sus malditos iris miel están encajados en mi nuca taladrándome, detallando hasta el mínimo movimiento que realizo antes de llegado mi turno para estúpidamente presentarme como cada maldito primer día.

La profesora conoce a la mayoría, me conoce a mi irrefutablemente. Por las mañanas se encierra a dar clases en este lugar, pero durante las tardes Melina Crowell trabaja como abogada en el bufete perteneciente a Lilian, conociéndome así de antemano junto a mi familia. Sin embargo poco le importa aquello, me invita/obliga a ponerme en pie y debo evitar rodar los ojos en tanto aliso mi falda.

Esto es estupido, el pueblo entero me conoce por mis apellidos y el instituto sabe quien soy gracias a lo imbecil que fue Adler. Pero aún así, debo decir en voz alta quien demonios soy, o al menos mi nombre.

—Mi nombre es Alina Creed—digo hastiada, recibo toda la atención queriéndome lanzar de cabeza por la ventana—, y claramente no soy nueva aquí.

Entrecierra la mirada en un vago intento de reproche, únicamente me queda sonreír inocente, batiendo mis pestañas. Explaya su atención hasta un par de lugares tras mio cediendo la palabra a no se quien. Inconscientemente ya puedo imaginar de quien se trata.

—Un honor compartir clase por primera ocasión contigo, nena—reconozco al dueño de ese insípido comentario, su voz cala mis sentidos.

Pero ya no hay revolución hormonal, solo siento mis intestinos revolverse con disgusto.

Crowell está por mandarlo a callar pero soy ágil al voltear mi cabeza, quiero arrancarle la suya más sin en cambio hago acopio de toda mi decencia únicamente fulminándolo con mis ojos plata. Me dedica una ladina sonrisa al haber conseguido mi atención.

—Cierra la boca, Brown—gruñó hacia mi ex novio.

—Solo decía una verdad, Creed—rebate socarrón.

Estoy por mandarlo al diablo, su existencia que antes bendecía ahora solo me conflictuaba. No era de extrañarse, no después de los cuernos que me monto con quien según se proclamaba amiga.

Tampoco podía esperar mucho de ella, apenas cruzábamos palabra pero habíamos compartido tiempo desde jardín de niños.

—Eh, sentaos en silencio—manda Crowell.

Termino por hacerle caso no sin antes mostrarle mi dedo corazón a Adler, una risotada por parte del castaño truena en toda él aula. En los años de noviazgo jamás compartimos tira de materias, y ahora que le odiaba más que nunca resulta que estaríamos juntos en casi todas.

Lo más profundo del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora