16. Lugar seguro

436 13 0
                                    

Después de semanas fuera había regresado a casa por petición de nana, no sabía si el mundo colapsaba o simplemente su amiga la vecina cotilla se había olvidado de ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de semanas fuera había regresado a casa por petición de nana, no sabía si el mundo colapsaba o simplemente su amiga la vecina cotilla se había olvidado de ella.

Pero estar de vuelta me ponía de peor humor, mi pierna no paraba con movimientos repletos de ansiedad al brincar con sutileza.

Salgo de la camioneta de Chloe recibiendo una fresca ráfaga, el clima siempre es más fresco aquí en casa debido a la cercanía con las montañas, prácticamente rodean tres cuartas partes del lugar pero al perro el terreno siempre le resultó espléndido. Subo los escalones del porche sin necesidad de rebuscar algún juego de llaves, las luces están encendidas dejando en claro que Constance está en casa.

Extiendo mi mano despidiendo a tía Chloe, con el perro olisqueando de nuevo sus viejos terrenos.

Un nudo en el estómago se me forma apenas percibo una voz secundaria que acompaña a nana cuando entro al recibidor, no consigo identificar al propietario pero siento mi alma escaparse cuando una ancha espalda me recibe ocupando una silla de la isla que separa la cocina del comedor.

La vecina entrometida no es, ella tiene una periferia redonda y baja. Esa anatomía es propia de un hombre.

«Atom», mi yo interno da repetidos saltos de felicidad de forma estupida e ingenua, aún así mantengo la estupida esperanza convenciéndome que su característico cabello azabache se aclaró con el tiempo.

Me quedo detallando la retaguardia del intruso incapaz de notar mi presencia aún cuando he sido nada cuidadosa en cerrar la madera al entrar en casa, es el perro quien advierte nuestro arribo con un estruendoso gruñido poniendo alerta a nana y su acompañante.

—¡Cariño, has llegado!—las cuencas de Constance se deslizan buscando las mías, esta demasiado sonriente a causa del intruso—Mira quien ha venido por una corta temporada...

El cuerpo gira sobre el taburete y mi euforia se desinfla como globo, dejándome con un sin sabor en la boca que mitigó pensando que el premio de consolación no es tan malo.

—Hola, pequeña Ina—un castaño de ojos azules pone rostro a mi incógnita, no me siento satisfecha.

—Hola, Jackson—sonrió lo mejor que puedo con un pensamiento cortándome la respiración, para eso me quería nana—¿Mi madre...?

«Dios soy yo de nuevo, que se haya ido por la maldita alcantarilla por favor», ruego en mi fuero interno.

—Prolongo su estadía con tu abuela—completa Constance rodeando el mármol colocándose a la par de mi primo, talla nerviosamente sus manos contra el delantal que porta—Jack ha venido porque sus padres...atraviesan una complicada etapa.

—Se están separando o intentando asesinar, aún no lo sé con exactitud—corrige a nana restándole importancia al asunto.

Enarcó una ceja.

Lo más profundo del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora