Conocé al enemigo.

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La máquina estaba más dañada de lo que imaginaba, casi podría decirse que se había convertido en un amasijo de cables  quemados, solo estaba la estructura principal.

-Tendremos que construirla de cero –el rostro de Tony demostraba un poco de decepción, quizá esperaba tener un poco más con que trabajar.

-No te preocupes, yo te ayudare –trate de darle ánimos-, ya la construí una vez.

Natasha no había venido sola, había traído con ella a Wanda que parecía un tanto incómoda de quedarse cerca de Tony, y al doctor Doyle que estaba muy cerca de mí, y yo era quien se sentía incomoda con eso. En cierto punto, Wanda y yo unimos fuerzas para alejarnos de los hombres.

-¿Cómo te va con todo lo nuevo? –me pregunto, me gustaba su acento, a pesar que me hacía recordar las voces de la cabaña.

-Bueno, mientras me mantenga tranquila y lejos de las fuentes de energía todos estamos a salvo –le conté que Tony me mantenía lejos de todo lo eléctrico y después le enseñé el video de nuestra primera prueba-. Él dijo que no haremos más hasta que construya una cámara que soporte el daño que le pueda causar...

-Conozco a un doctor –nos interrumpió el doctor Doyle-, hable con él de ti, pero como un planteamiento claro, dijo que se llama electrokinesis y que tiene algunas variantes.

-Hizo muy mal doctor –se nos unió Natasha, que veía con molestia al pobre doctor-, sin importar quien sea o con qué motivo llamó a ese hombre, eso fue una idiotez. Ella –me señalo- es nuestro secreto y si hydra llega a enterarse que la tenemos usted irá por delante por haber sido su error.

El joven hombre se encogió ante el regaño de mi amiga, en muchas ocasiones había descubierto que ese era el efecto que Nat causaba en las personas. No justificaba los actos de Doyle, pero sabía que no esperaba algo así, pero si abría la boca me iba a buscar otra pelea con Nat, que parecía aún irritada por la anterior.

-Siempre podemos investigarlo, no te molestes con él –afortunadamente Tony lo salvó-. ¿Cómo dices que te llamas? –le pregunto a su defendido.

-Jeremy Doyle

-Pareces un niño ¿Cuántos años tienes? –abro la boca para interrumpir pero Tony me detiene con un gesto de su mano.

-32 –esta vez contesta un poco confundido.

Tony me dedica una mirada picarona y toma del hombro a Doyle, luego lo suelta y le ofrece el brazo a Nat que lo toma en automático. Asunto arreglado entre todos.

Más tarde cuando el doctor se había ido y Tony le mostraba a Nat el historial completo del hombre con el que Doyle había cometido la indiscreción, Wanda y yo nos quedamos lejos de ellos dos, me contó lo difícil que le fue conseguir el control de sus poderes.

-Aún no sé qué tanta capacidad tengo –comentó mirando el piso-, puedo hacer cosas grandes y magníficas, pero terribles a la vez...

-¿Puedo hacerte una pregunta personal? –la interrumpí y ella asintió- ¿Alguna vez tuviste miedo de lo que podía pasar si no los controlabas?

-Definitivamente si, aun temo que pueda hacer algo más de lo que ya se. No creo poder lidiar con algo más.

-Yo solo tengo uno, pero estoy segura de que no quiero más.

Ella sonríe por un momento.

-Siempre hay más de lo que se ve a primera vista. Aunque quizá yo podría ayudarte un poco a canalizarlos, creo que por eso me trajo Natasha...

Rompiendo el mito: Capitán AméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora