El brillo de la pantalla de la computadora me lastimaba los ojos. No era totalmente una resaca ya que no me había bebido de más pero sí que me había desvelado, apenas había dormido dos horas y ahora tenía que seguir trabajando. No entendía como Nat seguía por ahí tan sonriente y bonita como siempre y tampoco entendía como había sido capaz de salir de mi cama y conducir hasta aquí sin quedarme dormida al volante.
La pequeña fiesta había sido un éxito, aunque ni siquiera se podía llamar fiesta a esa pequeña reunión que había hecho, mi apartamento se había llenado de vengadores ruidosos poniendo música hasta las tres de la mañana, bebiendo más de lo que Steve aprobaba (que consistía en no mucho), riendo y contando cosas sin sentido. Al final solo habíamos quedado Nat, Steve, Sam y yo, pero estaba segura de que de haber ido Tony, él habría aguantado mucho más.
El señor armadura se había ido a Los Ángeles a administrar, o por lo menos eso decía él, su empresa. No tenía idea de cuánto iba a durar eso pero incluso sí fuera por unos pocos días yo lo extrañaba bastante. No tenía idea de cómo se había vuelto una parte importante de mi vida y el hablar por teléfono no era suficiente.
Como justo ahora, no tenía nada que hacer y él solía ser mi boleto de escape a lugares más agradables, ocupaba mi cabeza con cosas sin importancia o con mucha importancia pero de un modo agradable no como hacia yo presionándome y culpándome por todo.
No era que no tuviera a nadie más, más bien a los que tenía ya tenían que hacer en estos momentos. Me pregunte si llegaba un momento del día en el que Fury se ponía a jugar solitario para matar el tiempo como hacia yo. Estaba, además, molesta conmigo por no ocurrírseme un modo mejor de encontrar a Banzer y por no poder anticipar su siguiente trampa, no quería darle tiempo para planear pero no podía hacer otra cosa que esperar a que decidiera aparecer o regresar a Bulgaria con todos los vengadores para tocar a su puerta lo que no me parecía una buena idea.
La información que había conseguido Nat no hacía más que confirmar que yo era el primer éxito que habían tenido con las diferentes versiones del MG y que tenían intenciones de que hubiera más casos exitosos, pero primero me necesitaban para estudiarme y ver cuáles eran las variables en mí.
Había un par de posibles ubicaciones también pero solo nos dedicábamos a vigilarlas desde la distancia, no quería volver a caer en una trampa y poner en peligro a mis amigos por precipitarme.
-¿Qué estás haciendo? –Pregunto Nat en cuanto entro, ella podía verlo así que no tardo en regañarme- Deberías estar trabajando en lugar de jugar solitario ¿no te parece?
Asentí y seguí jugando.
-¿Ahora qué? –Se cruzó de brazos- Parece que te acabaran de dar una mala noticia.
-Creo que no puedo –dije dejando el juego de lado-. Creo que mi trabajo me queda grande. Creo que no debí de sacar mi cabeza de mi taller y mis bebes. Creo que si intento algo más voy a lograr que maten a alguien por mi culpa. Creo que quiero echarme a correr al otro lado del país y alejarme de ustedes...
-Tienes miedo –concluyo Nat por mí, negando lentamente con la cabeza-. Dejaste de tener miedo por ti y ahora lo tienes por todos los demás. Perfecto, perfecto.
Saco su celular como si solo hubiera hablado de sus zapatos y ya se hubiera acabado la conversación y se sentó en la otra silla a enviar textos, un par de veces incluso se rió de algo que le habían enviado. Perfecto, ahora iba a fingir que no había dicho nada.
-Eres una idiota, Nat –le dije y le lance lo que tuve en mano que resultó ser una pluma.
-Gracias, lo sé –dijo atrapando la pluma y volviendo a lo suyo.
ESTÁS LEYENDO
Rompiendo el mito: Capitán América
FanfictionRebecca Carter es la chica del plan, un plan sencillo pero que acabará con uno de los mitos más grandes de la nación: la perfección de Steve Rogers, el Capitán América. Ella en compañía de Natasha Romanoff se encargará de tentar al capitán para sabe...