Planes para Navidad.

490 37 4
                                    



Por una hora luchamos por restablecer comunicación, pero incluso el quinjet había perdido la comunicación y seguía estando en modo sigiloso, lo que nos hacía imposible rastrearlo. Fury regreso hace un rato y Hill le dio el informe completo de lo que había pasado, por otro lado yo no me había movido de la silla delante del monitor que ahora estaba en negro, aun noto la electricidad contenida que reserva para transmitir cualquier imagen, también puedo escuchar el zumbido del resto de las computadoras de la sala, mi piel vibra y mis manos hormiguean. Ahora recuerdo lo que Hilgard me dijo en nuestra primera práctica.

-Tus emociones influyen en tus poderes, sobre todo las más intensas. Si estás muy feliz, muy enojada o preocupada, cada vez que un sentimiento sea más fuerte que todo y controle tu mente también controlara tus poderes. No dejes que pase, te vuelves peligrosa en ese momento.

Eso es lo que me pasa justo ahora, y si no logro despejar la mente algo va a ir mal, sin que nadie me note me escabullo hasta el pasillo y luego voy hasta una oficina y abro la ventana, el ruido exterior me distrae, en la pista arreglan un jet y algunos caminan por ahí, no sé a dónde se dirigen y realmente no me importa pero los observó hasta que olvido porque lo hago y solo entonces, cuando mi piel lo olvido también, regresó a la sala.

-Todos estamos bien –escucho por el altavoz, Fury está inclinado sobre la mesa escuchando atento-, es solo que al abuelo le salió algo mal y las alarmas se dispararon más cerca de lo que esperaba.

-Muy bien, Sam –mi corazón termina por aliviarse en ese momento-. Entonces no hay heridos ¿cierto?

-Natasha tiene algunos golpes feos...

-¡No es cierto! –lo interrumpe Nat- Solo los normales si piensa que fueron como 40 los que nos atacaron...

-Nada irremediable –interrumpe Rogers y hasta ese momento me siento aliviada, los tres están bien y ya están regresando-, todo salió bien y si no importa hablaremos de eso cuando lleguemos.

-Claro, Capitán. Lo veré más tarde –Fury cuelga de inmediato y yo termino de entrar-. Gracias, Carter. Qué bueno que tuviste tiempo de ayudarnos.

-No es que mi agenda este muy ocupada últimamente, de hecho si no estoy entrenando con Hilgard o con Rogers, entonces reviso lo que sea que Tony me manda para entretenerme y si no es ninguna de esas entonces estoy desarmando los juguetes del hangar...

-Podrías haber sido útil si los hubieras acompañado, Rogers no hubiera tenido la necesidad de encargarse de reparar el detonador –sé a dónde se dirija-, no te digo que seas agente de campo, pero puedes ser su piloto y su control de campo.

-¿Cuál es su necedad con eso? –Esta situación comienza a molestarme un poco- Yo nunca fui del estilo de chica que ama la adrenalina ¿Por qué insiste tanto con hacerme una vengadora?

-Yo solo quiero el bien mayor y eso te incluye a ti en el equipo –ruedo los ojos.

-Escúcheme, odio decir esto pero Hitler también quería el bien mayor –no puedo controlar a mi boca de decir eso- pero por lo menos él sabía que no dependía de una niña cobarde y tonta que se niega a algo solo porque su miedo es más grande que sus buenas intenciones. Conformese con lo que tiene y deje de insistir.

Salgo de ahí apresurada movida por los nervios, no estoy segura de la gravedad de esas palabras pero espero que sirva de algo porque lo que dije es verdad.

-No es una buena señal que hables de ti de ese modo –Wanda me sigue, caminando tan rápido como yo.

-Es peor señal mentir o aceptar una responsabilidad con la que no puedes cargar –ella asiente-. ¿También vas a tratar de convencerme?

Rompiendo el mito: Capitán AméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora