La toma del poder.

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-Promete que no me harás salir de nuevo hasta el siguiente año –Natasha manejaba tan rápido que apenas se distinguían los edificios-, aún me pone nerviosa.

-Has mejorado mucho en combate y ya controlas tus poderes –dice despegando la vista del frente por un instante-, me daría pena ver que hydra venga por ti ahora.

-Tan solo ha sido un mes y no soy tan buena como lo dices –tome un momento para agregar dramatismo- el miedo me paraliza...

-Aún –completo ella-. Clint dijo aún, él cree que mejoraras.

-En realidad eso no me importa, no voy a jugar a los espías con ustedes dos, yo estoy bien en mi laboratorio.

-¿Sabes qué importa mucho en este trabajo? –pregunta un poco seria-. Es importante saber matar, pero lo es más el no querer hacerlo. Tú encajas en el perfil a la perfección.

-A Fury no le gustan los cobardes en el campo de batalla... -me excuse y le sonreí.

-Lo bueno es que Nick es un simple asesor ¿no crees? –contesta picara.

Últimamente Nick Fury se había convertido en mi "tutor", por así decirlo, él decidía cada movimiento que daba, lo que era bueno para mí o no y había llegado a pensar que incluso el hecho de hacerme dormir en la habitación de al lado de Rogers había sido su idea.

-Puedes repetirme porque tengo que ir yo –le pedí luego de un rato.

-Él pidió que fueras si no, no iba a aceptar venir, además, esto es por ti y nos costó mucho lograr contactar con el doctor Hilgard como para desperdiciar la única oportunidad.

Es importante decir que durante este tiempo quienes me habían ayudado a controlar mis poderes eran Wanda y Doyle pero últimamente no estábamos seguros de los límites que tenía y las extrañas variaciones también nos preocupaban. Por ejemplo, una mañana cuando desayunaba con Nat, Clint se sentó con nosotras y por un momento pude ver un recuerdo de Budapest y me sorprendí porque yo sólo sabía las historias, luego le pregunte a Nat y se sorprendió, desde entonces creemos que puedo ver ciertos recuerdo que pasan por la mente de las personas, además de que soy un electroimán, los rayos y todo lo que viene con ello.

Así que por eso estábamos aquí, el doctor Aloysius Hilgard era ese doctor con el que Doyle había hablado de mí y resultaba ser una eminencia en eso de las mutaciones, llevaba casi toda su vida estudiando a los mutantes y sabía mucho de ellos, por eso sería útil para mí, sí sabía tanto como creíamos él podría solucionar los problemas de corto circuito que aún causaba. Él trabajaba para Kronas Corporation, una farmacéutica importante pero para nada de fiar, lo que había hecho dudar a Nat sobre si contactar a Hilgard o no pero luego de una extensa y detallada vigilancia se concordó que el pobre doctor no sabía mucho de las ilegalidades de la empresa.

Así que aquí estábamos, en un lugar que podía resultar hostil, con tan solo Black Widow como defensa y no era que la menospreciara pero que íbamos a hacer ella y yo contra todo un edificio lleno de chicos malos, si ese era el caso.

-¿Por qué alguien tan inteligente trabajaría aquí? –pregunte cuando entramos al edificio, todo tenía una decoración navideña bastante cargada y demasiado forzada.

-Bueno hoy en día de cualquier modo terminas trabajando para los malos, quizá no quiso hacerlo directamente y termino aquí –concluye antes de llegar a la recepcionista y decirle a quien venimos a ver.

El edificio no era gran cosa, un edificio cualquiera donde podías pasar por los laboratorios que tenían paredes de cristal y todos vestían bata blanca y tenían una estúpida cara que hacía creer que tenían todas las respuestas del mundo, pero nosotras vamos a una parte más alejada de este edificio aquí si hay muros y no solo cristales, el cartelito de la puerta anuncia que hemos llegado a nuestro destino.

Rompiendo el mito: Capitán AméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora