Cartas

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La primera llegó al tercer día. Tony no recibía mucho correo físico, casi todo llegaba por email por lo que nos extrañó a ambos ver al cartero, lo observamos como si fuera un unicornio que había decidido venir a tocar a la puerta de esta mansión por azar y destino.

Tony le dio propina pues ninguno de los dos sabíamos que se hacía en ese caso y el cartero la recibió con extrañeza, dijo que no era necesario y nos dio a entender que él no era un botones de algún hotel de lujo. Nos reímos un rato después de eso pero mientras tanto Tony me entregó la carta. No tuve más que leer la dirección para saber de quién era y tuve la sensación más rara del mundo al pensar que aquel papel había estado en las manos de Steve.

Tuve que trabajar mucho para ser paciente y esperar hasta que estuve fuera, en la playa de Los Ángeles en donde me había refugiado los días anteriores a trabajar en lo que Tony me había pedido, solo que esta vez llegue casi corriendo a tirarme en la arena bajo el sol, sin extender la sombrilla que llevaba siempre. Abrí la carta con todo el cuidado de mundo, procurando no maltratar mucho el sobre y deje que se deslizara fuera con una exasperante lentitud.

Percibí el olor de Steve, madera, libros y su loción de afeitar y sentí como se me llenaban los ojos de lágrimas sin ningún aviso, me costó mantenerme en calma para leer, sabía que las lágrimas simplemente no me dejarían ver y además mojarían el papel.

04/04/2016

Querida Becca:

No sé cómo te tomes esto y simplemente espero que sí lo leas. Dijiste que no querías hablar con nadie pero de este modo no tendrá que hacerlo, solamente quiero asegurarme de que no te olvides de mí como yo no me olvido de ti.

Es un poco egoísta, lo sé bien pero creo que no fui muy claro cuando te dije que pensaba en ti todo el tiempo, no era ninguna exageración. Me duele que estés lejos, me duele que te fueras sin dejarme hablar. Pienso en todo lo que pude hacer para evitar que te sintieras como lo haces pues sé que podía hacer más.

Quiero dejarte en claro algo primero que todo, te saque de la sala porque te conozco y sabía que cuando te dieras cuenta de lo que estabas haciendo te sentirías mal, sabes que yo no estaba ahí cuando empezaste el interrogatorio, yo no te habría dejado entrar ahí, sabía que Laura se tomaría la molestia de fastidiarte hasta sacarte de tus cabales y para cuando llegue no podía hacer otra cosa que detenerte, no porque fuera malo que lastimara a esa mujer, más bien porque te estabas lastimando a ti misma.

Deje que Wanda te llevara porque ella entiende una parte de ti que nadie más puede, ella entiende lo que es ese poder que vive en ti y ha pasado por lo mismo antes, no porque no quisiera verte pues más que nada quería estar contigo pero, como siempre, antes puse mi deber y no sabes cuánto me arrepiento, si hubiera estado ahí no estaríamos en esta situación.

Tú también me conoces, me di cuenta cuando no pude arrancar la moto, de que sabías que iría tras de ti, ya llevabas una ventaja considerable y que tuviera que ir en auto fue lo definitivo. Como no aparecías en las cámaras del aeropuerto ni de la estación central supusimos que seguías en la ciudad pero algo me decía que no era así. Tony no nos dijo como llegaste a San Francisco, solo que fue ahí a donde te recogió, le estoy agradecido por eso y sé que todo lo que hace lo hace por ti pues te quiere tanto como tú lo quieres a él pero algo de lo que le dijo a Nat la otra noche me molesta.

Es cierto que te empujamos a participar en todo más de lo que querías pero también es cierto que te tratamos como una niña. Te acercamos al peligro y esperamos que no te guste, no sé si Natasha lo haga a propósito pero yo me acabo de dar cuenta de que si lo hago. No sé cómo disculparme por esto, cómo prometerte que dejare de hacerlo pues no se tampoco si podré dejar de hacerlo. Si por mi fuera te tendría en una caja de cristal donde nada te molestara y no tuvieras que sufrir por nada.

Rompiendo el mito: Capitán AméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora