Te pararás en tu lugar; cuando tu nombre sea llamado, irás hacia delante para agarrar tu cuchillo. Entonces te cortarás y dejarás la sangre en el recipiente correcto. —Nuestros ojos se encuentran en el espejo, y presiona su boca en una casi sonrisa. Toca mi hombro, y noto que ahora somos de la misma altura, del mismo tamaño, aunque todavía me siento mucho más pequeño. Entonces añade gentilmente: —El cuchillo sólo dolerá por un momento. Entonces tu decisión será tomada, y terminará. Me pregunto si siquiera recuerda lo que pasó ayer, o si ya lo ha aventado a un compartimiento distinto en su mente, manteniendo su mitad monstruosa separa de la mitad de padre. Pero yo no tengo esos compartimientos, y puedo ver todas sus identidades una encima de la otra, monstruo y padre y hombre y líder del consejo y viudo. Y de repente, mi corazón está latiendo tan rápido y mi rostro está tan caliente que apenas lo puedo soportar. ―No debes preocuparte por que no sea capaz soportar el dolor ―digo―. He tenido mucha práctica. Por un segundo, sus ojos son como puñales en el espejo, y mi fuerte ira desaparece, reemplazada por el familiar miedo. Pero todo lo que hace es apagar la maquinilla para el pelo, la deja en la repisa, y baja por las escaleras, dejándome para que barra el cabello cortado, para que lo sacuda de mis hombros y mi cuello, para que guarde la maquinilla en su gaveta en el baño. Después regreso a mi cuarto y miro fijamente los objetos rotos en el suelo. Con cuidado, los juntos en una pila, y los echo a la papelera que está junto a mi escritorio, pieza por pieza. Con una mueca de dolor, me vuelvo a poner de pie. Mis piernas están temblando. En ese momento, mirando a la vida vacía que me he creado para mí mismo aquí, mirando a los restos destruidos de lo poco que tenía, pienso: Tengo que salir de aquí. Es un pensamiento fuerte. Siento su fuerza zumbando dentro de mí como el peaje de una campana, así que lo pienso de nuevo: Tengo que salir de aquí. Camino hacia la cama y deslizo mi mano debajo de la almohada, donde la escultura de mi madre sigue a salvo, sigue siendo azul y brilla con la luz de la mañana. La pongo en mi escritorio, junto a la pila de libros, y salgo de mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Abajo, estoy demasiado nervioso como para comer, pero aun así me atraco un pedazo de tostada en la boca, para que mi padre no haga preguntas. No debería preocuparme. Ahora está fingiendo que no existo, fingiendo que no puede ver mi mueca de dolor cada vez que tengo que agacharme a recoger algo. Tengo que salir de aquí. Ahora es un canto, un mantra, lo único que me queda a lo que me puedo aferrar. Termina de leer las noticias que los Sabiduría sacan cada mañana, y yo termino de lavar mis propios platos, y salimos juntos de la casa sin hablar. Caminamos por la acera, y él saluda a los vecinos con una sonrisa, todo está siempre en perfecto orden para Marcus Eaton, excepto por su hijo. Excepto por mí: No estoy en orden, estoy en una constante confusión. Pero hoy, eso me alegra. Nos subimos al autobús y nos paramos en el pasillo para que otros se puedan sentar alrededor de nosotros, la imagen perfecta de la deferencia de Abnegación. Miro como los otros se suben, los chicos y chicas de Sinceridad, con bocas ruidosas, los Sabiduría con miradas estudiosas. Veo como los otros Abnegación se paran de sus asientos para cederlos. Todos están yendo al mismo lugar hoy: El Cubo, una columna oscura en la distancia, sus dos puntas apuñalando el cielo. Cuando llegamos, mi padre pone una mano en mi hombro mientras caminamos por la entrada, enviando cargas de dolor a través de mi cuerpo. Tengo que salir de aquí. Es un pensamiento desesperado, y el dolor sólo lo estimula con cada paso que doy, mientras subo las escaleras hacia el piso donde se celebra la Ceremonia de Elección. Lucho por respirar, pero no es a causa del dolor de mis piernas; es a causa de mi corazón débil, que crece con cada segundo que pasa. A mi lado, Marcus se quita la capa de sudor de su frente, y todos los otros Abnegación cierran sus labios para evitar respirar demasiado fuerte, así no parece que se están quejando. Levanto mis ojos hacia la escalera que está delante de mí, y me estoy quemando con este pensamiento, esta necesidad, esta oportunidad de escapar.
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The Transfer
БоевикUNA HISTORIA DE DIVERGENTE es una de las cuatro historias escritas desde la perspectiva de cuatro. -Eres el único que tiene que vivir con tu decisión -dice-. Todos los demás lo superarán, avanzarán, no importa lo que decidas. Pero tú no lo harás. Ah...