El grupo de jóvenes Intrepidez que están cerca intercambian miradas. Parados a un costado están el chico Sabiduría de antes, una chica de Concordia, dos chicos de Sinceridad y una chica de la misma facción. Sólo hay seis de nosotros. Uno de los nacidos en Intrepidez se adelanta, un chico de tez oscura que hace que sus amigos lo alienten con sus manos. —¡Vamos, Zeke! —grita una de las chicas. Zeke se sube a la cornisa pero calcula mal el salto y se lanza hacia adelante enseguida, perdiendo el equilibrio. Grita algo inteligible y desaparece. La chica de Sinceridad que estaba cerca da un grito ahogado, cubriendo su boca con una mano, pero los amigos Intrepidez de Zeke rompen en carcajadas. Amar, sonriendo, vuelve a señalar la cornisa. Los nacidos en Intrepidez hacen una fila detrás del borde, y también lo hacen el chico de Sabiduría y la chica de Concordia. Sé que tengo que unirme a ellos, tengo que saltar, no importa cómo me sienta por ello. Me muevo hacia la línea, rígido como si mis articulaciones fueran tornillos oxidados. Amar mira su reloj y coordina cada saltador a intervalos de treinta segundos. La fila se está acortando, disolviendo. De repente ha desaparecido, y yo soy el único que queda. Me paro sobre el borde y espero que Amar me diga cuándo saltar. El sol se está ocultando detrás de los edificios en la distancia, las líneas dentadas se ven extrañas desde este ángulo. La luz brilla dorada cerca del horizonte, y el viento sube apresurado desde el costado del edificio, separando mis ropas de mi cuerpo. —Adelante, —dice Amar. Cierro mis ojos, y estoy congelado; ni siquiera puedo impulsarme desde el techo. Todo lo que puedo hacer es inclinarme y caer. Mi estómago cae y mis miembros tratan de encontrar algo en el aire, algo para aferrarse, pero no hay nada, sólo la caída, la búsqueda frenética del suelo. Luego golpeo contra una red.
Se enrolla alrededor mío, envolviéndome en fuertes hilos. Manos me hacen señas desde el borde. Engancho mis dedos en la red y me empujo fuera hacia ellos. Aterrizo de pies en una plataforma de madera, y un hombre con piel marrón oscura y nudillos moreteados me sonríe. Max. —¡El Estirado! —me da una palmada en la espalda, haciéndome encoger—. Es bueno ver que lograste llegar hasta aquí. Ve a reunirte con tus compañeros iniciados. Amar bajará en un segundo, estoy seguro. Detrás de él hay un túnel oscuro con paredes de piedra. El complejo Intrepidez está debajo de la tierra, supuse que estaría colgando de unas torpes cuerdas en la cima de un edificio alto, una manifestación de mis peores pesadillas. Trato de bajar los escalones y caminar hacia los otros transferidos. Mis piernas parecen estar funcionando nuevamente. La chica de Concordia me sonríe. —Eso fue sorprendentemente divertido —dice—. Soy Mia. ¿Estás bien? —Parece que está tratando evitar vomitar —dice uno de los chicos de Sinceridad. —Sólo deja que pase, hombre —añade el otro chico de Sinceridad—. Nos encantaría ver un espectáculo. Mi respuesta sale de la nada. —Cállense —digo bruscamente. Para mi sorpresa lo hacen. Supongo que no han sido callados por muchos de los Abnegación. Unos segundos después, veo a Amar rodando por el borde de la red. Baja los escalones, luciendo salvaje y arrugado y listo para la próxima proeza alocada. Llama a todos los iniciados para que se acerquen, y nos reunimos en un semicírculo frente a la abertura del ancho túnel. Amar junta sus manos frente a él. —Mi nombre es Amar —dice—. Soy su instructor de iniciación. Crecí aquí, y hace tres años pasé la iniciación brillantemente, lo que significa que quedo a cargo de los nuevos por el tiempo que quiera. Que suertudos son.
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The Transfer
ActionUNA HISTORIA DE DIVERGENTE es una de las cuatro historias escritas desde la perspectiva de cuatro. -Eres el único que tiene que vivir con tu decisión -dice-. Todos los demás lo superarán, avanzarán, no importa lo que decidas. Pero tú no lo harás. Ah...