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—Los nacidos aquí y los transferidos hacen la mayoría de su entrenamiento físico de forma separada, así los nacidos en Intrepidez no los parten a la mitad tan rápido... —frente a esto, los nacidos en Intrepidez que están al otro lado del semicírculo, sonríen—. Pero estamos probando algo diferente este año. Los líderes de Intrepidez y yo queremos ver si saber sus miedos antes de que comiencen el entrenamiento los preparará mejor para el resto de la iniciación. Así que antes de que los dejemos ir al comedor a cenar, vamos a hacer un poco de auto descubrimiento. Síganme. —¿Y qué si no quiero descubrirme a mí mismo? —pregunta Zeke. Todo lo que Amar tiene que hacer es mirarlo para que se hunda nuevamente dentro del grupo de nacidos en Intrepidez. Amar no es como las demás personas que conozco, cordial un minuto y duro el siguiente, y a veces ambos al mismo tiempo. Lidera el camino por el túnel, luego se detiene ante una puerta construida en la pared y la abre usando su hombro. Lo seguimos dentro de una habitación húmeda con una ventana gigante en la pared trasera. Sobre nosotros las luces fluorescentes titilan y parpadean, y Amar se ocupa en una máquina que se parece demasiado a la que usaron para aplicarme la prueba de aptitud. Oigo un sonido de goteo, el techo está goteando, formando un charco en una esquina. Otra habitación grande y vacía se extiende del otro lado de la ventana. Hay cámaras en cada esquina, ¿estas cámaras están por todo el complejo de Intrepidez? —Esta es la sala del Paisaje del Miedo —anuncia Amar sin mirarnos. —Un Paisaje del Miedo es una simulación en la que confrontan sus peores miedos. Ordenadas en la mesa al lado de la máquina hay una línea de jeringas. Para mí lucen siniestras bajo la luz centelleante, como si bien pudieran ser objetos de tortura, cuchillos, espadas y atizadores calientes. —¿Cómo es eso posible? —dice el chico Sabiduría—. No conoces nuestros peores miedos. —Eric, ¿cierto? —dice Amar—. Tienes razón, yo no conozco tus peores miedos, pero el suero que voy a inyectarte estimulará las partes de tu cerebro que procesan el temor, y tú mismo crearás tus propios obstáculos, por así decirlo. En esta simulación, a diferencia de en la simulación de la prueba de aptitud, serán conscientes de que lo que están viendo no es real. Mientras tanto, yo estaré en esta sala, controlando la simulación, y le diré al programa dentro del suero de simulación que pase al siguiente obstáculo cuando sus palpitaciones alcancen un nivel en particular, en otras palabras, cuando se calmen, o enfrenten sus miedos de una manera significante. Cuando se queden sin miedos, el programa se acabará y se "despertaran" nuevamente en esa habitación con una gran conciencia sobre sus propios miedos. Amar toma una de las jeringas y le hace señas a Eric. —Déjame satisfacer tu curiosidad de Sabiduría —dice—. Vas a ser el primero. —Pero... —Pero, —dice Amar suavemente—. Yo soy tu instructor de iniciación, y lo mejor que puedes hacer es hacer lo que digo. Eric se queda quieto por un momento, luego se saca su chaqueta azul, la dobla por la mitad, y la cuelga en el respaldo de una silla. Sus movimientos son lentos y deliberados, planeados sospecho, para  irritar a Amar tanto como sea posible. Eric se enfoca en Amar, quien entierra la aguja casi salvajemente a un lado del cuello de Erick. Luego lo dirige hacia la habitación de al lado.  Una vez que Eric está parado en la mitad de la habitación detrás del vidrio, Amar se conecta así mismo a la máquina de simulación con electrodos y presiona algo en la pantalla de la computadora para que el programa inicie.  Eric está callado, con las manos a los costados. Nos mira fijamente a través de la ventana, y un momento más tarde, a pesar de que no se ha movido, se ve como si estuviera mirando a algo más, como si la simulación hubiese comenzado. Pero él no grita, golpea o llora, como hubiese esperado de alguien que se está enfrentando a sus peores miedos. Su ritmo cardíaco, registrado en el monitor frente a Amar,  sube y baja, como un pájaro tomando vuelo. Él está asustado. Tiene miedo, pero no hace ni siquiera un movimiento.  ―¿Qué está pasando? ―Mia me pregunta―. ¿Está funcionando el suero?

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