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POV Nero.

Hoy era el día en el que tengo que enseñarle a defenderse sola. No podemos saber qué pasará en el futuro. En nuestro futuro. No siempre estaré a su lado. Quiero que ella sea fuerte, quiero que ella sobreviva.

-¿Porque debo entrenar?- preguntó.

-Pronto comenzará el verdadero infierno.- dije, seriamente.

-¿Qué?- preguntó curiosa.

-Son unos "juegos". - Dije, mirándola.- Tendrás que sobrevivir , ósea, es ser el cazador o ser la presa. Y te digo que ser la presa es peor que ser esclavo. -

-¿Lo dices por experiencia?- ¿A qué mierda venía esa pregunta?

-Nunca fui la presa.- dije.

-Pero si un esclavo.- dijo, ya al frente mío.

¿Cómo lo supo? La mire a los ojos. No estaba jugando. Estaba tan seria como yo.

-¿Porque piensas eso?- Pregunté, mientras más lo oculte mejor.

-La marca en tu nuca.- dijo.

Mi cuerpo se tensó. Mierda, la marca. Estaba claro que no puedo mentirle.

-¿Quién es tu dueño?- Preguntó, poniendo sus manos en la mesa, mirándome fijamente.Joder pero que sexy se ve. -Será mejor que me digas.-

-¿Porque la curiosidad?- Me acerqué a ella, imitando su pose.

-¡Dime ya!- gritó.

-¡A mí no me grites!- mi mano le tapo su boca de forma violenta. ¿Qué he hecho? Nunca hubiera reaccionado así. Y menos con mi hermana. Estaba claro que ya no tengo control sobre mí.

Me miraba asustada. Como si esto ya lo hubiera vivido Antes.

-Nero.- susurro, nerviosa. Sus ojos llenos de lágrimas. Su respiración se volvió agitada. Solo movía su cabeza de un lado al otro.

Me tranquilice, y solté su boca. No la volví a ver, y me largue al sótano. Al bajar hacia ello, pude verlo otra vez. Mi mejor amigo. Mi mejor compañero.

Mi peor traición.
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Al verme, sus ojos se abrieron como platos. Estaba claro que no me esperaba.

-///- dijo mi nombre, firme.

-Hola, Nano.- Me fui acercando hacia el. -Supongo que sabes a qué vine, ¿cierto?- Mire la mesa, el cual no estaba el muñeco Voodoo. Mi enojo aumento.

-Ya es rutina a que descargues tu furia en mi.- Dijo con indiferencia.

-Vaya que recuerdos vienen.- lo mire. -¿Dónde está?-

-Que bella hermana tienes...- Dijo.- Sería una pena que no sepa quién eres realmente.

Tome un objeto de metal puntiagudo de la mesa. Me fui acercando a él mientras miro este objeto.

-Desearas no haber dicho tal cosa.- dije, mientras introducía el objeto en su brazo.

 -¿Sabes porque estos cristales está en este brazo? -Dije acariciando el otro brazo, lleno de Cristales

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-¿Sabes porque estos cristales está en este brazo? -Dije acariciando el otro brazo, lleno de Cristales.

 -¿Sabes porque estos cristales está en este brazo? -Dije acariciando el otro brazo, lleno de Cristales

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Se quedó callado. Vaya que decepción.

-Me pregunto, ¿qué estará haciendo la pequeña Sekai? - Pude sentir como su cuerpo ardía de rabia. -Eso duele, ¿verdad?- susurre en su oído.

-¡Aléjate de ella, zorra!- gritó.

-Ya es tarde.- dije. -Esta en un lugar mejor,Cariño.- me acerqué a su rostro. -Me decidiste a mí primero que ella, ahora, acepta la realidad.- dije plantando un beso en su nariz.

-Me das asco.- dijo sin mirarme.

-Eso no lo decías mientras te hacía mío.- sonreí, me encanta esa cara. Esa cara de enojo mezclado con tristeza. O tal vez, miedo. -Ahora dime, ¿dónde está tu muñeco?

-No lo sé.- dijo. Sé que me oculta algo.

-Dime a la buena.-

-¡Dije que no lo sé! - me grito en la cara. Vaya que te arrepentirás. Tome su cuello . -Sabes que no me puedes matar sin el Voodoo.- dijo, triunfador.

-¿Quién eres?- pude escuchar esa voz que puede controlarme. Mire hacia atrás, pude verla. Una bella joven.

Mi debilidad.

Loveless [PAUSADA Y EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora