Capítulo 1.

1.3K 37 0
                                    

Ya había facturado las maletas y ahora embarcaba para subirme a un avión dirección a Dublín, donde empezaría mi nueva vida. Me iba sin nada, es decir, sin casa, sin trabajo, ni nada en mente para los próximos meses que pasaría allí, lo único que llevaba encima eran unas ganas increíbles de empezar una nueva vida alejada de aquella ciudad ruidosa, llena de tráfico y gente que va de un lado a otro día y noche de la que procedía.

Me senté en mi asiento justo al lado de la ventana, a mi lado se sentó una mujer, la cual nada más despegar se quedó dormida.

Visto que no iba a tener con quien hablar me puse a escuchar música en mi móvil, seleccioné reproducción aleatoria y empezó a sonar "Try" de P!nk, cerré los ojos y me relajé escuchando aquella canción que tanto me gustaba. Cuando acabó empezó a sonar algo que llevaba muchísimo tiempo sin escuchar, "Live While We're Young" de One Direction, empecé a recordar todo lo que habían significado para mí aquellos 5 idiotas de las escaleras años atrás. Recordé también que yo me consideraba Directioner de esas que decían que nunca se rendirían hasta conocerlos, hasta poder ir a alguno de sus conciertos y que estarían junto a ellos hasta su último concierto, pero en aquel momento me daba cuenta de que aquello no había sido así, hacía ya un año que no sabía nada de ellos, solo lo que salía en las noticias y lo que escuchaba por la radio. Supuse que aquello se debía a la cantidad de problemas que llegaron a mi vida un año atrás con la muerte de mi padre y ahora con 20 años recién cumplidos veía difícil poder volver a considerármelo ya que ese fandom estaba formado principalmente por chicas mucho más jóvenes que yo, entre los 12 y los 17 años, yo ya era una vieja para esas cosas.

Decidí buscar sus dos álbumes en mi móvil y escucharlos para recordar aquellos viejos tiempos. Mientras escuchaba "Little Things" recordaba todo lo que había llegado a llorar con aquella canción en la cual mis ídolos me decían lo preciosa que llegaba a ser a pesar de que yo nunca mel o creyera. Cuando fue el turno de Niall me acordé que él era irlandés, y de Mullingar exactamente, el lugar donde pensaba vivir los próximos meses de mi vida. Casualidades de la vida supuse. La música siguió sonando mientras yo recordaba todo lo que había vivido con ella años anteriores hasta que el piloto indicó que nos abrocháramos los cinturones de seguridad porque en tan solo cinco minutos estaríamos aterrizando. Así hice, me abroché el cinturón y me quité los auriculares, guardé mi móvil y tal y como dijo el piloto en cinco minutos ya estábamos en Dublin.

Bajé del avión, recogí mis maletas y me dirigí a coger uno de los autobuses que me llevarían a Mullingar, donde me hospedaría en un hotel hasta encontrar algún lugar fijo donde vivir. Estaba un poco perdida por el aeropuerto, los odiaba a decir verdad, había muchas terminales y nunca encontraba la salida, iba mirando los carteles cuando de repente alguien me envistió por detrás cayendo encima de mí y haciendo que me sentara sobre mi pie derecho y gritara de dolor.

_: ¡Aaaah!

Empujé a la persona que había caído encima de mí para que se levantara, me estaba aplastando.

X: Perdona, no te había visto. ¿Estás bien?

_: Mira por donde vas la próxima vez.

X: Lo siento mucho de veras.

_: Esta bien, disculpas aceptadas.

El chico, porque supuse que era un chico por la forma del cuerpo, porque lo que era la cara la llevaba cubierta con unas gafas de sol y una gorra sobre la cual llevaba puesta la capucha de su sudadera, se levantó y se quedó mirándome tendida en el suelo.

X: Dame las manos, te ayudaré a levantarte.

El chico se veía nervioso, no dejaba de mirar para todos los lados como si alguien le estuviera buscando y él huyera. Le di las manos, él las agarro y tiró de mí para levantarme.

_: ¡Aaah!

X: ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

_: Me duele el tobillo derecho, me he sentado encima de él cuando te has caído encima de mí, me lo habré torcido.

X: ¿Puedes caminar? ¿O simplemente apoyar el pie en el suelo?

Intenté volverlo a poner en el suelo y reposar en él todo mi pero me dolía muchísimo. Debía haberme hecho un esguince, estaba empezando genial mi nueva vida.

_: No puedo, me duele mucho. Pero tranquilo no te preocupes, estaré bien.

Ante de que pudiera contestarme empezamos a oír un montón de gritos procedentes de la terminal de al lado.

X: No te voy a dejar aquí con un pie medio roto, te vienes conmigo.

El chico aquel me cogió en brazos, me puso a su espalda, cogió mis maletas y las suyas y echó a correr. ¿Qué demonios estaba haciendo? Empecé a pegar patadas al aire y a darle puñetazos en la espalda para que me dejara en el suelo, no quería irme con él, no sabía ni siquiera quién era, podía ser cualquier psicópata.

_: ¡Suéltame! ¡Bájame al suelo!

El chico ni siquiera se dignaba a contestarme, seguía corriendo y yo cada vez podía oír los gritos, que antes procedían de la terminal de al lado, acercándose cada vez más a nosotros. El miedo empezaba a apoderarse de mí.

_: ¡Bájame! ¡No quiero irme contigo! ¡Estás loco!

No paraba de forcejear y de pegarle puñetazos para que me soltara pero era inútil. Salimos por la puerta del aeropuerto y de repente el chico paró en seco. No podía ver lo que hacía porque estaba de espaldas a él, pero por los ruidos que estaba haciendo pude deducir que estaba metiendo las maletas en el maletero del coche, luego abrió una de las puertas y me introdujo a mí en el coche y a continuación lo hizo él para sentarse a mi lado.

_: ¡Estás loco!

Abrí la puerta del coche e hice acto de irme, tenía que salir de allí como fuera, quién sabe lo que me iba a hacer aquel chalado.

X: No, ven aquí.

El hico tiró de mi brazo y me hizo volver a sentarme en el coche.

X: Paul, arranca por favor.

_: ¡No, no arranques, yo me voy!

X: Qué no te vas a ningún sitio.

El coche se puso en marcha, genial, tenía que pensar algo para deshacerme de aquel loco que me tenía secuestrada.

X: ¿Puedes calmarte por favor?

_: ¡¿Calmarme?! ¡Pero si me has secuestrado! ¡¿Cómo quieres que me calme?!

X: ¿Secuestrado? No, yo nunca haría eso.

_: ¡Ya claro, pues esto pinta de cita no tiene perdona que te diga! ¡Paul para el maldito coche!

X: ¡No, Paul! Llévanos al hospital más cercano.

P: ¿Al hospital?

X: Sí, cuando huía de las fans me he caído por accidente sobre ella y le he hecho daño en un pie. Llévanos al hospital para asegurarnos que no tenga nada roto.

P: Claro.

Al escuchar aquello me quedé un poco desconcertada, quizás os estaba juzgando demasiado rápido, pero aquello de todas formas no tenía muy buena pinta, la gente no va cubierta sin dejar nada de su rostro al descubierto por la calle y sale corriendo con otra persona en brazos para meterla en un coche en contra de su voluntad.

X: ¿Ahora me crees?

_: ¿Por qué debería de hacerlo? Puede ser todo mentira, seguro que lo único que quieres es aprovecharte de mí.

X: ¡¿Qué?! ¡No, nunca!

_: ¿Y eso yo me lo creo por qué...?

X: Por esto.

El chico se quitó las gafas, la capucha y la gorra dejando ver su rostro completo. Aquella cara era imposible de olvidar para mí, había sido uno de mis ídolos durante dos años, era él, Niall James Horan.

La caída que me cambió la vida [Imagina NH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora