CAPÍTULO 4

125 12 6
                                    

Amber no tenía sueño... Sé rodaba en la cama de aquí para allá, se quitaba y se colocaba la sabana nuevamente, tenía los ojos abiertos solo mirando al techo, aunque en realidad no lo lograba ver… todo lo que veía era oscuridad total, se giró hacia la mesita de noche y miró la única pequeña luz que había en la habitación, el reloj... marcaba las 3:24 am.

Da un suspiro y decidió levantarse e ir por un poco de agua.

— Que mal... Odio este estúpido insomnio —Se frota los ojos y sale de su habitación arrastrando los pies con pereza.

Se toma un helado vaso de agua y se dirige a su habitación, tenía sus pantuflas de gatitos así que le ayudaban a amortiguar los pasos y así no hacer mucho ruido.

De pronto escucha una voz, pero no era como si estaban conversando con alguien, era una voz melodiosa, y procedía de la habitación de Riley, esa voz… La conocía muy bien.

— ¿Riley está... cantando? – Dijo con mucha curiosidad.

Amber no pudo contenerse así que caminó de puntitas hasta la habitación de Riley.

Estaba emocionada, ¿Quizás estaba componiendo un tema para la banda? ¿Al igual que ella no podía dormir? o ¿le componía esa canción a una persona especial?

Vio que la puerta estaba un poco abierta y la luz estaba encendida, se pegó a la pared y se asomó con cuidado por la ranura de la puerta. Y ahí estaba el, tumbado en su cama, con cuaderno y lápiz, tarareando parte de su composición, de momento arrugaba la cara, como si lo que estaba cantando no le gustaba nada, tachaba cosas de su cuaderno «palabras que no riman con otras, ni con el ritmo» pensó ella.

Amber sonreía sin darse cuenta, no podía creer que estaba escuchando cantar a Riley Park, en vivo y directo! se sentía como una V.I.P en un concierto sólo para ella.

Riley se peinaba el flequillo con los dedos mientras miraba su cuaderno y tarareaba, algo que a Amber le resultaba atractivo y encantador.

De pronto Riley siente su presencia y automáticamente desvío la mirada hacia la puerta, y ahí la vio, escondida, asomada en su puerta, pudo rápidamente reconocer sus grandes ojos verdes, ese verde poco común que los hacía especiales, sus ojos lo miraban y brillaban como una pequeña niña a la que le han regalado una caja de chocolates.

Se asombró por un momento, era obvio que no se lo esperaba, sonrió de manera sarcástica y no tardó en estirar su brazo y cerrar la puerta de un gran golpe que retumbo en la cara de Amber.

— ¡Bastardo! —Gruñó y se fue nuevamente a su habitación, sintiéndose algo estúpida y avergonzada.

※﹏※﹏※﹏※﹏※﹏※﹏※※﹏※﹏※﹏※﹏※﹏※﹏※※﹏※﹏※﹏※﹏※

— ¡Amber! ¿Qué has estado haciendo? Creímos que no vendrías! te llamamos cientos de veces y dejamos muchos mensajes y no contestabas! Creímos que te habías perdido o algo así! llamamos al jefe y él fue quien nos informó donde estabas ¡Pudiste al menos avisarnos! —Exclamó molesto Marcos.

— Marcos tiene razón Amber! estábamos muy preocupados por ti! —dijo Tiffany.

— Bueno, bueno! —Dijo Amber de lo más relajada— Dejen el drama... son tonterías, ¡estoy bien! estoy aquí! completa! ¿Si me fuera ocurrido algo fuera salido en los periódicos, ¿no? dejen el drama, a trabajar! –Da un vistazo al lugar- Veo que comenzaron sin mí.

— Si, como te dije creímos que no vendrías —le Explicó Marcos.

— ¿Yque han hecho?

— Bueno ya instalamos las pantallas y... —Marcos es interrumpido por Amber.

Mi arrogante tentacion{Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora