Capítulo 22

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Amber de inmediato corrió hacia él y se tiró en sus brazos.

Riley aún no salía del auto y cuando los vio abrazados de esa manera sintió como todo su ser se alborotó por dentro. Controló el impulso de salir del auto eufórico y separarlos. Recogió las bolsas de supermercado que Amber había dejado en el auto y se bajó dirigiéndose hacia ellos. Estaba un poco nervioso, estaba pensando que excusa inventarle a Dylan.

- ¡Hey! –Exclamó Dylan en forma de saludo.

- ¿Qué tal? –Le respondió con una sonrisa algo nerviosa.

- ¡Ho! Perdona, dejé las bolsas en el auto, gracias por traerlas – Amber agarra las bolsas.

Dylan no entendía nada y no pudo aguantar la curiosidad.

- Y… ¿Por qué vienen juntos?- Preguntó muy curioso.

- Aaah…<<Piensa Riley, piensa>> Fui un rato al supermercado a… comprar… - Sacó rápidamente de la bolsa de Amber lo primero que tocaron sus manos, y desgraciadamente fue un paquete de papitas- Esto  –Dijo casi como si estuviera preguntando.

<<Pequeña grillo te voy a matar por esto>>  –Pensaba.

Amber lo miró con el ceño fruncido. ¿Cómo pudo inventar semejante cosa? Además esas eran sus papitas y no se las iba a dar por nada del mundo. Pero cuando iba a reclamar Riley siguió hablando.

– Y me la encontré en el supermercado con todas estas bolsas, me dio mucha lastima, pobre, tenías que haberla visto, como es muy peque’ no podía con ellas, así que no quise ser descortés y me ofrecí a traerla a su casa –culminó con una gran sonrisa y luego miró a Amber quien lo fulminaba con la mirada, el sonreía satisfecho, sabía que eso la haría enojar y se divertía con eso.

Riley quería aplaudirse así mismo en ese momento. Alardeó dentro de sí, se felicitó a si mismo por haberse sabido zafar de la pregunta rápidamente.

– ¿Qué? Eso no fue lo que…-Amber ahogo un grito cuando sintió un gran pisotón de parte de Riley.

– ¿Riley que hacías en un supermercado? – Pregunto con intriga.

– Ya te dije, quería probar uno de estos.

Amber lo miraba molesta. Riley se había inventado una buena historia falsa de lo que había sucedido.

– ¿Estás loco? ¿Desde cuando te interesa comer esas cosas? Sabes que no puedes ir a esos lugares, que sea la última vez que hagas algo como eso – Le advirtió.

Amber miro a Riley de manera burlona, tenía merecido que Dylan le dijera eso.

Riley asintió con la cabeza fastidiado. Pero le haría caso, cuando Dylan le decía algo de esa manera era porque tenía que ser así, si no, le lanzaría de nuevo uno de sus sermones y lo regañaría hasta que obedeciera.

— ¿Bueno y como has estado? – Le preguntó a Amber.

— ¡Muy bien! ¿Entramos ya? – Le dijo subiendo los escalones de la entrada.

— Claro! – Dylan se volvió y miró a Riley- Si quieres puedes adelantarte.

Riley lo pensó, no quería, no quería irse y dejarlos solos de nuevo. Quería pasar todo el tiempo posible junto a Amber.

— Puedo quedarme, después de todo… No haré nada estando solo allá.

Dylan se encogió de hombros, que se fuera o que se decidiera quedar no era algo que le molestara en lo absoluto.

Amber lo miraba de manera retadora. Dejó que pasara junto a Dylan pero no sin quitarle los ojos de encima, quería que se diera cuenta de que no le había gustado lo que había hecho y que tampoco le estaba  gustando su extraño comportamiento. Riley solo la miró y luego apartó la mirada con nerviosismo.

— Te traje lo que me pediste – Dijo Dylan entregándole a Amber una pequeña bolsa.

— Ho! ¡Gracias! – Exclamó con alegría y de inmediato saco lo que había en ella— Que haría yo sin mis deliciosos chocolates –Dijo mientras pasaba su lengua por los labios. Luego miró a Riley, sabía que no le gustaría que comiera eso.

El, la miró algo molesto y negó con la cabeza, ella solo sonrío satisfecha.

— Creo que te estas acostumbrando demasiado a ellos, deberías dejarlos –Dijo risueño Dylan.

— Ni hablar – Le respondió ella y partió unos cuadritos de chocolates y se los dio.

Luego agarró otros y se los ofreció a Riley.

— ¿Quieres? –Le preguntó con una sonrisa maliciosa repitiendo lo mismo que había hecho con el Doritos.

— Aah… no, gracias.

— Bien – Le dijo y comenzó a comer.

— Te dije que dejaras de comer esas cosas –Le reclamó.

— ¿Le dijiste que no comiera esas cosas y tú fuiste al supermercado a comer papitas? –Le preguntó irónico Dylan.

Riley solo le respondió con una sonrisa sarcástica y Amber no pudo evitar soltar una carcajada que luego controló aclarándose la garganta.

— Solo le quise dar un simple consejo, es su problema si deja de comer esas porquerías o no.

— Pff! Pareces mi mamá, te dije que voy a comer lo que yo quiera, si no te gusta no es mi problema – Le respondió molesta.

Dylan comenzó a reír.

— Definitivamente no van cambiar.

Amber y Riley cruzaron miradas molestos y luego miraron hacia otro lado.

— Infantil – Susurro Riley por lo bajo así que ella no lo pudo escuchar.

— Bien, deberíamos comenzar ahora –Dijo Dylan.

— ¡Claro! –Exclamó Amber animada y comenzó a sacar las cosas de la bolsa.



Saludos mis fieles lector@s!! desde Venezuela les envío un gran abrazo psicológico <3

Mi arrogante tentacion{Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora