CAPITULO 23

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CAPITULO 23
|LANA|

Salí de su oficina y pensé en ir a casa y descansar un poco, pero caí en cuenta que quizá mi madre estaría ahí y después de nuestro último encuentro, no sería nada bueno que llegara ahí, si lo que buscaba era paz.
Sin dudarlo me dirigí a mi oficina, ahí había un sillón esperándome para quizá descansar un poco y después trabajar con todo igual que siempre.
Al llegar a mi lugar de estacionamiento, que claro estaba reservado por lo que no me costó en absoluto bajar del auto en un abrir y cerrar de ojos, me aproxime al asesor, cuando llegue al piso de mi oficina, salí antes de que se cerraran las puertas.
Comenzó a sonar mi teléfono y camine mientras lo buscaba dentro de mi bolso, entre a mi oficina y encendí la luz, tome el teléfono y vi que era Madisson, estaba a punto de contestar cuando la llamada se cortó debido a que había tardado en contestar
- Maldición - dije buscando en la agenda su número para marcarle
- Ya no hace falta - escuche de pronto y al levantar la vista ahí estaba ella, sentada en mi silla, se movía de un lado a otro
- ¿qué haces aquí? - pregunte sin entender
- me moleste contigo y por lo que veo ya no estas con esa... - se puso de pie y se acercó a mí - acaso volvió a dejarte - una sonrisa se dibujó en su rostro y se aproximó más a mí, sentía su respiración rozar mi piel.
- Madisson vete por favor - susurre, maldición me puse nerviosa ya que mi voz la tuve que forzar para que saliera con seguridad, una que era obvio no tenia
- no lo voy a hacer hasta que no me digas que en verdad ya no sientes nada por mí, Lana - se acercó lo suficiente para sentir sus labios rozar los míos - dime que ya olvidaste todo lo ocurrido en tu casa, en la mía, justo sobre ese escritorio Lana - volvió a acercarse y sus labios por fin llegaron a los míos
Sentí como mi cuerpo se alejó y sin pensarlo dos veces la palma de mi mano choco contra su mejilla - no lo vuelvas a hacer Madisson -
Llevo la mano a su mejilla, que estaba enrojecida - no sabes con quien te estas metiendo, puedo ser la mejor amiga que tengas o bien tu peor enemiga Lana Gilmore - camino al escritorio y tomo su bolso - cuídate la espalda - me dijo saliendo al tiempo que un golpe seco se escuchó al cerrarse la puerta de mi oficina
Agotada de todo, camine a mi sofá y sin pensarlo dos veces me recosté

Mi teléfono vibro, era nada más y nada menos que la Señora Gilmore
MDT: Lana, hablo Madisson, dice que te volviste loca y en verdad concuerdo con ella
Suspire divertida y a la vez sorprendida de que mi madre y ella en verdad fueran tan similares
MDT: En verdad es para eso que me hablas, para decirme que Madisson y tu creen que estoy loca, es mi vida madre y si quiero estar con Ángela, esta vez ni tu ni nadie, en especial Madisson lo impedirá
Presione el botón de enviar y deje el teléfono sobre la mesa, era increíble que ella pensara que podía controlar mi vida
MDT: llevas dos años con ella Lana, ¡dos! Deberías de desacerté de tu problemita y arreglar las cosas con Madisson
Era increíble esta mujer
MDT: GRACIAS POR PENSAR EN MI, ANTES QUE EN TU CARTERA Y EL QUE DIRAN

...
Habían pasado casi dos meses y Gerard no se había comunicado conmigo, yo estaba cada vez más ansiosa, dormía muy poco, mi teléfono siempre estaba en la mano por si se comunicaba y rendía menos en la oficina, dejando muchas juntas para Alexander
Me dirigía al auto cuando mi teléfono sonó, mire la pantalla después de unos momentos y vi que era mi amigo, quizá el único que sabía todo de mi
-Alexander - le salude
-Lana, ¿cómo estás? - pregunto y por como hablaba sabía que estaba sonriendo
- bien Alex ¿y tú? - pregunte siendo educada
-Digamos que me encuentro en GOS y acabo de ver a una bella chica que dicen es tuya - al escuchar aquello mi cuerpo se tensó
- No se te ocurra llevarla arriba - le ordene gritando al micrófono del teléfono
- es por eso que te estoy llamando Lana, no sería capaz de quitarle un juguete así a una amiga... ¿crees que si tu estas aquí habría posibilidad alguna? - seguramente Gerard había dejado instrucciones de que debían notificarme
- en lo absoluto Alexander, toma otra chica, conozco de sobra tus gustos tan peculiares y no permitiré que mi niña llegue a tus manos, es solo mía ¿entendido? -
- bien pero, quiero verte aquí Lana, dejare a tu "niña" en paz si vienes y jugamos juntos con alguien... ¿qué dices? - más tarde debía decirle que mi niña era Ángela
Quizá era una idea descabellada e ir estando ahí Ángela pero si la controversial ama Lana Gilmore no seguía el juego se descubriría todo
- Estaré ahí en un momento - le dije poniendo mi voz arrogante en acción - elige algo bueno -
- Pide la habitación cinco - me informo
Conduje un buen tramo cuando por fin llegue a GOS, así mismo llegue a la puerta, deslice mi tarjeta sobre el lector y entre a lo que una vez fue mi lugar favorito, sin ser consiente mis ojos comenzaron a buscar a Ángela
No la veía por ningún lado, así que antes que nada fui a la oficina de Gerard quien se encontraba saliendo de ella
- ¿dónde está? - Pregunte - por tu bien, más vale que este en su habitación, y no en manos de alguno de ellos -
- ¿alguno de ellos? - Pregunto sonriendo y pensé que me había perdido un chiste en todo esto - y tú que eras antes de que llegara -
- Es diferente - me defendí
- Claro que no lo es, tú eres... o eras uno de los amos más crueles en este lugar - él sabía que tenía razón pues me quede callada - ¿a cuantas chicas no les dejaste casi en carne viva la piel? ¿A cuántas de ellas tuvimos que sacar de la habitación donde estaban contigo y con tus amigos? - Miro mi rostro y pude ver en él una mirada de triunfo - no eres mejor o peor que ellos -
Sin decir nada me aleje y fui a las habitaciones, al entrar a la puerta cinco vi a Alex con una chica pelinegra de unos veinticinco años quizá la cual al verme, abrió los ojos inundados de terror, estaba sujeta a dos tubos con correas en los extremos que la hacían tener los brazos y piernas alejadas del cuerpo creando una "X" humana
- Me portare bien, no ella no por favor - le decía a Alex que contemplaba divertido la escena
- ¿ella? - Salió de mi boca esta simple palabra arrogante que cumplió el objetivo - es que no te quedo claro como debes llamarme, de ser así te lo puedo recordar -
- no señora, lo... lo... Lamento - se disculpo
- ¿crees que un "lo lamento" arreglara lo que dijiste? No soy igual que tú - me quite los zapatos y el abrigo que llevaba, camine hacia donde se encontraban todas las fustas y tome una de cuero color negro, era sin duda mi favorita
- No escuche tu respuesta - le dije acercándome a ella
- No lo arreglar... - un golpe limpio y seco fue a su trasero con una fuerza desmedida
Vi cómo le quedo la marca del golpe y comenzó a levantarse la piel, la siguieron un par de golpes más y en menos de 5 minutos ya tenía moretones en su espalda baja, trasero y piernas
- Maldición Lana, con solo verte, siendo tan cruel, esa es la verdadera Lana Gilmore que debe estar aquí -
- solo es una parte de mi Alexander -
El juego con la chica duro más de lo pensado, extrañaba esa sensación de control que tenía con los chicos y chicas del lugar, pero a su vez ya no era lo que más me importaba, a pesar de ver que su piel se encontraba roja debido a los golpes de mi fusta y ver el cómo sangraba después de que Alexander cortara con una pequeña cuchilla en algunas partes de su cuerpo, pues eso era lo que a él le gustaba no fue algo que disfrutase del todo.
- vamos Lana, esta no eres ni la mitad de lo que conocí hace unos meses - me dijo burlándose de mí, estaba sentado en un banco color rojo de terciopelo y lo acariciaba como si se tratase de algo vivo, yo me encontraba jugando con el sexo de la chica utilizando un vibrador
- Alexander solo estoy cansada y... - me interrumpió y eso me hizo enfadar, me trataba como si yo fuera la chica atada que se encontraba con nosotros, curiosamente por una razón recordé el primer día que llegue a este lugar, no era más que alguien completamente perdido, sin plan alguno o bien sin malicia que ahora estaba en mí, me mostré sumisa con todos y de no ser porque llevaba ropa poco reveladora no me tomaron por alguien de este lugar
- es que acaso quieres que siga, esta chica no podría mantenerse en pie después de diez golpes y no pienso quitarte tu diversión -
- Hazlo - me pidió - hazlo o entenderé que has perdido tu fama aquí... bien puedo pedir a otra chica, diez golpes y si no está en el suelo después de diez Lana... te ira mal - me advirtió retándome
- acaso crees que no soy la misma Lana que siempre ha estado en este maldito lugar - tome una vara un poco gruesa de madera y me acerque a la chica, la puse de pie pues estaba tumbada en la cama de la habitación, la lleve a una pared y la sujete mientras me suplicaba que parara, que no lo hiciera.
- No puedes sujetarla Lana, eso sería trampa - él tenía razón, si la sujetaba ella no tendría oportunidad de caer, así que la deje de pie sin atadura alguna
- ahora chiquilla, si te tiras sin razón alguna solo para que ella se detenga, tendrás un castigo mucho peor, ¿haz entendido? -
Después de mi séptimo golpe, ella seguía de pie y yo estaba desesperada desde el quinto pues debía de caer y no lo hacía, por lo visto esta chica le tenía más miedo a el que a mí y era algo que no podía permitir
- hagamos algo Lana, si en estos tres golpe no cae, tu tomaras su lugar, pero no dentro de estas paredes, sino como un espectáculo publico abajo, o vete... - la segunda opción era mejor que la primera - pero romperé cualquier unión que tenga con tu empresa así como unas cuantas empresas que lograre convencer de que hagan lo mismo
Maldición, es que este hombre era en realidad mi amigo, quería humillarme en público y era eso o perder a un gran socio y unos cuantos por consiguiente
- está bien Alexander - acepte sin más - si no cae harás tu espectáculo conmigo - mi fusta fue a dar en sus pantorrillas un par de veces y estuve a punto de tirarla, su carne estaba al rojo vivo y se veía como comenzaba a levantarse el verdugón.
Tenía un último intento y lo haría con la fuerza suficiente para tumbarla, hice la vara hacia atrás y la lleve con fuerza a su espalda, escuche como la carne sonó al ser golpeada con la vara y dio un pequeño trastabillo pero se mantuvo en pie
Una sonora carcajada se escuchó en la habitación - puedes irte - le dijo Alexander a la chica y tras de ella cerró la puerta - muy bien Lana, creo que quieres exhibirte ¿no es cierto? - su sonrisa estaba más grande de lo normal, se divertía pues la verdad era que si yo estuviera en su posición también lo haría
- Quítate la ropa - me ordeno pues llevaba mi vestido - ¿no escuchaste? - pregunto y lo hice mirándolo directamente a los ojos, lo rete con la mirada, no era buena idea pero él no era nadie para tenerle miedo
Una vez sin ropa me coloco un par de canilleras y un collar como si se tratase de una chica cualquiera - Vamos Alex, no creo que quieras hacer esto - le dije cuando me bajaba por las escaleras hacia el publico
- La verdad es que si lo quiero - admitió y después de atravesar el marco de la puerta, muchas personas, clientes y empleados comenzaron a posar su vista en mí, después de todo yo era conocida y el verme así era algo que podía detener a cualquiera de su actividad
- mis queridos amigos - comenzó mientras sus manos hábiles me sujetaban a cadenas que impedían mi movimiento - nuestra compañera Lana ha demostrado que no es más que una chica común - mis manos estaban sobre mi cabeza y mis piernas abiertas - ya no es la Lana que conocimos, la mujer que se creó fama dentro de este lugar por ser alguien despiadada y sin corazón dentro de ese pecho tan... - sujeto uno de mis pezones y tiro de el - dulce - golpeo mi seno con la palma extendida
Estaba a merced de cualquiera, lo peor que podía pasarme era que no solo los "amos" jugaban conmigo, sino que muchos no se tomaban la molestia de hacerlo y mandaban a empleados a hacerlo, torturaban mi sexo con pequeñas descargas eléctricas y un empleado fue enviado directamente a penetrarme, un gemido de molestia salió de mi boca pues me habían puesto una mordaza
Miraba en todas direcciones tratando de ver algún rostro familiar, pero el único en el que me podía concentrar era el de Alexander que estaba divertido junto a la barra platicando con Gerard, ambos me miraban y hasta ese momento me di cuenta que Gerard lo estaba viendo
- se acabó este maldito espectáculo, si quieren uno tomen a un empleado, ella no forma parte de ellos - grito alguien, aproximándose a mí, desato mis manos y una vez soltó mis amarres, me sostuvo pues estuve a punto de caer, me llevo como pudo hacia las habitaciones, cubriéndome con un saco
- Mi tarjeta no tiene límite, tomare la habitación doce - indico y tomo la llave, subí las escaleras acompañada de esa persona, mi mente estaba en un sopor incomodo, entre a la habitación y fui directo a la cama, mi piel estaba roja pero no tanto como la chica
- Gracias - le dije mirando hacia donde se encontraba
- no me agradezcas que no lo hago por ti - su melena pelirroja fue liberada del amarre que tenía y vino directamente a mí - si alguien te va a hacer sufrir que lo haga de una mejor forma o simplemente lo hago yo Lana, quédate a dormir aquí y espero el pago de la habitación, ya conoces mi número de cuenta - tomo sus cosas - dejare indicado que te dejen ropa - salió por la puerta cerrándola tras de si

Un Último Error / TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora