CAPITULO 36
|LANA|Volvía a casa después de dejar todo claro con Alexander y de contarle el cómo había sido yo la que lo entrego a las autoridades después de que mis investigadores encontraran por fin cola que le pisaran, por supuesto Ángela no sabía nada al respecto y esperaba que nunca se enterase.
Baje del auto, lo cerré solo por costumbre pues aquí no había nadie en kilómetros a la redonda que no fuésemos Ángela y yo.
- Cariño ya volví - dije entrando a casa buscando a mi chica con la mirada.
- En un momento estoy contigo - sonreí pues pensé que quizá se estaba arreglando para tener una tarde bastante entretenida, me quite los zapatos de tacón que tenía que llevar a la oficina por mero formalismo.
- Más vale que sea algo bueno si me haces esperar por ti - me senté en el sofá de la sala que quedaba con una perfecta vista de la entrada de nuestra habitación.
- Voy cariño -
Después de un rato en el que no salió me extrañe y fue en su búsqueda sonriendo pues quizá eso era lo que quería.
Estaba sentada, en mi lado de la cama, mi cajón del buro estaba abierto, tenía mi pequeña libreta que usaba como diario en las manos.
- ¿Qué estás haciendo? - pregunte molesta, camine hasta donde se encontraba y le arrebate del diario
- Lana lo siento, en verdad no quería, es solo que lo encontré y comencé a echarle un ojo -
- No debiste tomarlo Ángela, son cosas privadas - no quería que leyera todas las cosas tan asquerosas que me pasaron
- Lana yo lo siento - se acercó a mí, veía esa mirada, esa que nunca quise
- lo ves, ves por qué no quería que leyeras ese estúpido diario, no quería que me vieras con lastima -
- Lana juro que no es lastima, es solo que... te han lastimado más veces de las que yo podía imaginar... ¿por qué no me lo dijiste? - me veía como a un cachorrito al que tenía que cuidar
- No - le dije cuando la sentí ya muy cerca - nunca quise tu lastima y no la quiero ahora -
Ese estúpido diario contaba absolutamente todas mis malas experiencias, con mi madre, sus amantes, Gerard, me había abierto a esas páginas pues no podía hacerlo con nadie de carne y hueso, siquiera mi padre o ella
Comenzando por ese hombre, que me había robado mi inocencia y de mi madre ni se diga, todas las veces que me hizo sentir como basura
- ¿por qué no me lo dijiste? - se acercó a mí solo un poco, comencé a caminar por la habitación tratando de alejarla un poco
- No lo sé Ángela - comencé a negar con la cabeza - no es como que quisiera contarlo y aunque lo hubiese hecho ¿de qué hubiera servido? -
- Desahogarte al menos - se encogió de hombros
- entiéndelo cariño, toda mi vida ha sido una mierda, soy la única hija de Alfred Gilmore y Erín Wells, debía ser lo que las personas esperaban de mí, empresaria exitosa, una heredera a la altura, esposa de alguien muy diferente a ti y quizá madre... son cosas que yo nunca pedí, que nunca quise -
- lo se Lana, sé que es difícil el tener a tanta gente que complacer, pero eso nunca te preocupo -
- Claro que me preocupaba y no el que me vieran contigo sino que mi madre lo aceptara... - ella se acercó y tomo mi mano - Ángela, tenía socios que en cuanto se enteraron de mi orientación sexual rompieron cualquier trato que tenían con mi empresa o las de Madisson y Alexander -
- Cielo, mar y tierra Lana - sus palabras me cayeron como balde de agua fría, ella jamás se enteró de esas palabras que influyeron tanto en mi vida gracias a mi padre
- no menciones esas palabras, tienen un valor que tú no entenderías -
- Explícamelo entonces - estaba de pie frente a mí, ya había entendido que quería mi espacio
- significan más de lo que parecen, el me las dijo cuándo me sentía sola, mi madre siempre fue una hija de puta conmigo, me golpeaba Ángela, me golpeaba cuando papá no estaba, cualquier pretexto era bueno, era una niña que quería que su madre la abrazara, quería que me escuchara -
- Lana yo... -
- ¡no! Ahora me vas a escuchar - me senté y comencé a pensar en todo lo que me había esforzado tanto por olvidar - ella nunca me quiso, ni siquiera sé por qué estoy aquí -
- porque tenías que llegar a mi vida -
- Cuando era niña me di cuenta que no solo los niños me atraían, las niñas también se me hacían bonitas -
- no me cuentes nada que no quieras -
- mi primer beso fue con una chica llamada Kristen, ella quizá se asustó de que la loca y depravada Lana Gilmore la besara, así que me reporto, mandaron llamar a mi madre y después de dar bastante dinero para evitar mi expulsión llegamos a casa, no pude abrir un ojo en una semana -
Cerré los ojos, en mi cabeza retumbaban sus palabras tan dolientes
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Un Último Error / Terminada
Teen Fiction¿Cuál es el destino que le depara a dos personas que a pesar de su amor no pueden estar juntas? Tras amarse y perderse la una a la otra, el destino les da una última oportunidad. Y tu ¿Qué serias capaz de hacer por amor?