Cambio radical

Capítulo 5: Miedo

Hacía solo tres días había vuelto a ver a Peter, notaba que le caía bien, me daba buenas sensaciones y para ser totalmente honesta, podría tener algo que ver el hecho de que me gustara. Sí, lo reconozco, me gustaba. Desde que le conocí, no había dejado de pensar en él. Es más, sabía que me gustaba porque cada noche pensaba en las palabras que debía utilizar para entablar una conversación más directa con él.

El teléfono sonó, era Rochi. 

Durante horas me puso al día de su situación sentimental:  estando con Pablo había conocido a Gastón por casualidad, bueno por casualidad no, porque era el mejor amigo de Peter y se había incorporado al grupo. Continúo, el flechazo entre ellos provocó que cortara su relación. Dice que se sentía mal, era como estar engañando a Pablo cuando en realidad no podía quitarse de la cabeza a ese chico que acababa de conocer. 

La apoyé. Adoro a Pablo, pero creo que en ocasiones así, el corazón habla más que la razón. 

Rocío comenzó a salir con Gastón, hasta ahora, que dice estar enamorada. 

- A ver, ¿me estás diciendo que te has enamorado de un chico con el que llevas saliendo cuatro días? - Pregunté. 

- Sí, Lali. En serio, estoy enamorada. Lo siento en el pecho cuando le veo y te juro que me siento fatal por Pablo porque le quiero mucho pero es un sentimiento diferente, más de amistad, ¿me entiendes? 

- Claro que te entiendo y ya sabes que te apoyé y te apoyo. Gastón es buen chico y se ha ganado el corazón de todos - concluí. Era cierto, Gastón se había convertido también en uno de mis grandes apoyos junto a Candela y Rocío, a quienes confesé mis sentimientos por Peter. Me impresionó porque en el momento, cuando lo dije, no parecieron sorprenderse. 

No debería ser tan transparente.

Durante una de mis conversaciones con Gastón, este me había animado a no darme por vencida con Peter, me hablaba de como era su mejor amigo y yo solo podía encoñarme más y más de él. Además, no solo me preocupaba el hecho de que yo no le gustara, me parecía de lo más lógico, sino también la fiesta que se aproximaba, esa en la que diríamos adiós a las vacaciones para dar la bienvenida a la rutina y a la que asistiría Peter. Peter tan guapo y sexy, yo tan horrible y descuidada. 

Me planteé incluso no ir, pero mis amigas se negaron rotundamente a esa idea.

Vaya, que raro se me hace decir amigas y que putada fue hacerles caso. 

Tonta, estúpida, imbécil sonaban continuamente en mi mente, ¿conclusión? No deberías haber ido a esa fiesta.

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Aquí el capítulo 5 de esta historia. Espero que os guste.

Gracias por todo y si os gusta comentad y votad, os lo agradecería para poder saber si sigo o no con "cambio radical".

Charo.