Capítulo 26. "Finalidad: felicidad"

2.4K 105 6
                                    

Dicen que en un abrir y cerrar de ojos tu vida puede dar un cambio radical y eso es exactamente lo que le pasó a la protagonista de nuestra historia - y digo nuestra porque vosotros, los que leéis, también formáis parte de esto- . Como iba contando, la vida cambia y apenas nos damos cuenta de ello, creemos que todo va a seguir igual tras los problemas pero ¿sabéis? eso no es cierto, siempre hay algo que no te permite volver a ser como antes, siempre hay algo que te bloquea el paso para que todo vuelva a empezar, siempre hay algo que intentas evitar pero que finalmente, acabas cayendo. Siempre hay algo o en este caso, alguien que por muchos problemas que sucedan, conflictos que os influyan e incluso mentiras, siempre será tu debilidad. Todos tenemos a esa persona a la que nos es inevitable rechazar, decir "no".

Ha pasado mucho tiempo, exactamente seis años. Seis años en los que el amor ha podido con el resentimiento y los celos, con la desconfianza y el desinterés. Seis años en los que he sido la mujer más feliz al lado de la persona que más he querido desde que llegué a Madrid.  

Todo cambió en la fiesta de mis diecisiete cumpleaños.

Seguía dolida, muy dolida por lo sucedido anteriormente con Peter. Confusa por el repentino interés de Alejandro por mi. Destrozada, por no poder gritar y deshacerme de todo el amor y rencor que sentía. 

Sucedió muy rápido.  Reía sin parar, sonreía porque sí - en realidad porque sí no, sonreía porque por primera vez en mi vida me estaba sintiendo querida, con amigos que me respetaban y valoraban, además tenía enfrente al amor de mi vida y eso era un plus para exagerar el momento por dos. - Continúo, todo iba de maravilla, estaba pasándomelo realmente bien y para más felicidad, Alejandro no había vuelto a aparecer desde que le había echado de casa unos días antes, su vena de macho estaba frustrada. Peter no paraba de observar cada uno de mis movimientos y eso, para que engañarnos, me gustaba, bueno, no sólo me gustaba sino que me llenaba plenamente el alma y no os voy a engañar, notar la mirada del chico al que adoras recorrer tu cuerpo mientras te mueves da un morbazo tremendo.  Y ese era el panorama, ¿os lo podéis imaginar?, sé que sí, pero no os preocupéis porque no toda la noche transcurrió así, que va, la noche se puso demasiado, DEMASIADO calentita. Ejem.

Estaba bailando cuando en algún momento sentí grandes manos rodear mi cintura, no me hizo falta girarme para saber de quién se trataba, a pesar del tiempo no había olvidado su olor, ese olor que le caracterizaba.

- Deja de moverte así, por dios Lali. - me susurró al oído.

Mis pulsaciones iban a mil por hora, había necesitado su toque desde que empezó la noche, le necesitaba a él, necesitaba una sobredosis de besos y abrazos de él, necesitaba a Peter, lo necesitaba. 

No sé en que momento nuestras narices se rozaban y yo no podía apartar mi mirada de la suya, era tan profunda, me comunicaba tantos sentimientos con sólo el brillo que desprendían sus ojos.. me hacía erizar la piel. 

- Te quiero, Lali. No te dejes fuera de tu vida. - susurró a un centímetro de mis labios y no lo pude soportar más. Nuestras bocas se unieron en una sola y las lenguas bailaban al ritmo de la canción que estaba sonando. El tiempo se congeló y yo no podía despegarme de él, era como un imán para mi.

- Eres imbécil. Un imbécil que me puede. No soy capaz de no quererte ¿sabes?

- Te he estado extrañando desde que cogí aquel vuelo. No sabes cuánto he echado de menos tu toque en mi, no sabes como he echado de menos tus besos, a ti entera. 

- Shhh! Ya no quiero volver a hablar de ese tema. Estás aquí ¿no?, a mi lado y eso es lo que importa ahora. No vuelvas a hacerlo. No sé si podría volver a soportarlo, Peter.

- Nunca, jamás me volveré a separar de ti, mi lugar es donde estés tú. 

Y nuestros labios volvieron a jugar al juego de encontrarse para no volver a separarse hasta que la muerte lo hiciera. 


Pero eso no fue lo más importante en aquella noche, que va. Sucedieron cosas, miento, sucedió una cosa más, una sóla cosa que cambió la forma de ver mi vida. Que me cambió a mi.

La fiesta terminó, pero no la noche. De camino a casa Peter y yo estábamos más mimosos que nunca. El calor se sentía demasiado cerca. No podíamos dejar de tocarnos, de sentirnos cerca -demasiado cerca-. Y sucedió, le invité a entrar a casa, porque como ya era costumbre, papá no estaba. 

Antes de abrir la puerta, nuestras bocas ya se estaban hundiendo la una en la otra. Antes de subir las escaleras, ambos ya habíamos perdido algunas de nuestras prendas. Antes de llegar a la puerta de mi cuarto, mis pies ya no tocaban el suelo y mis piernas rodeaban la cintura de Peter. Antes de llegar a la cama, estábamos completamente desnudos. 

Sus grandes manos recorrían cada curva de mi cuerpo y a la par mis manos recorrían su espalda, clavando mis uñas en sus omóplatos cuando uno de sus dedos se introdujo lentamente en mi. La temperatura subía en el cuarto, y nosotros no podíamos aguantar más. En algún momento de la escena, el cuerpo de Peter se estendía sobre el mío y medio segundo después me penetraba con mucho cuidado y amor. 

Fue mágico, los dos colapsamos en un gran suspiro. Después, nos fundimos en un abrazo y dejamos que Morfeo hiciera de las suyas en nuestros sueños. 

Recuerdo que a la mañana siguiente lo primero que vi al despertar fueron sus ojos verdes mirándome fijamente. Desde ese momento, cada día he despertado con la misma imagen y puedo decir que nunca voy a cansarme de ello. Ese día decidimos unirnos para siempre y para siempre será. 

Me di cuenta que el rencor y la tristeza no llevan a nada bueno en la vida. A veces, olvidar es lo más sensato para tu felicidad. No desperdicies el tiempo diciéndote qué hacer, simplemente, hazlo. Si te equivocas será una nueva experiencia, un error que no volverás a cometer -o tal vez sí-. Vive, sólo vive tal y como quieras porque sólo hay una vida para disfrutarla al máximo. Hay que saber vivir, aferrate a las cosas buenas, al amor, a la amistad, a la familia. A todo lo que te aporte bienestar y felicidad.

FIN.

----------

Sé que el final es muy repentino pero sólo espero que realmente os guste. 

Siento haber tardado tanto en publicar pero la vida universitaria no es tan fácil, no saco tiempo de ningún lado y ahora que puedo pongo punto y final a esta historia.

Gracias por leer y por poder compartir con vosotros mi primer escrito.

Muchos, muchos besos y ya sabéis, haced caso a Lali y sed felices, MUY felices. Vivid.

Charo.

Cambio radicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora