Capítulo 2

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Julio de 2010

Mi mano se posó sobre otra desconocida, era suave y un aroma a lavanda me llenó las fosas nasales. Cuando me incorporé tras la caída y gracias a su ayuda, pude observar a una chica rubia, más alta que yo aunque tampoco era muy difícil, sus ojos eran color miel y tenían un brillo precioso que formaban parte de su mirada haciéndola única. Transmitía paz. Aún me acuerdo de ese encuentro y sigo sintiendo esa paciencia, pureza y paz que me transmitió. Una gran sonrisa apareció en el rostro de la rubia y yo solo pude devolverle el gesto, a pesar de sentir una vergüenza inmensa por enseñar mis braques. Las risas de aquellos niños hacían mella en mí.

- Lo siento, iba distraída y cuando me quise dar cuenta, estabas en el suelo por mi culpa, perdón en serio – la sonrisa había desaparecido de su cara y en su lugar, apareció la culpabilidad.

- T...Tranquila, no pasa nada, yo también tengo la culpa – dije con cierta timidez y en un acto reflejo, agaché la cabeza hacia el suelo.

- Soy Rocío – tendió la mano hacia a mí – pero todos me llaman Rochi – y esa sonrisa que antes se había esfumado, volvió a salir de su escondite.

- Mariana, pero todos me llaman Lali – estrechamos las manos y una cálida sensación me recorrió el cuerpo – Un placer.

Supuse que la conversación finalizaba allí, pero me sorprendió volviendo a hablar:

- Lali, me encanta, nunca lo había escuchado.

- Me llaman Lali porque a mi primo cuando era pequeño no pronunciaba bien Mari, de Mariana claro, y me llamaba Lali, así que me quedé con el apodo. Me gusta, es familiar y conlleva un bonito recuerdo – No sabía porqué le había contado esto, no entendía que me había poseído durante un momento para abrirme de ese modo. Rocío ensanchó esa sonrisa tan característica suya.

- Es una historia preciosa, ¿te apetece seguir contándome más cosas tomando algo? – Aluciné, no porque me hubiera propuesto un plan (que también), pero sin duda, lo que más me había sorprendido era el destello de esperanza que había cubierto sus ojos.

No me negué, por supuesto. Fue imposible hacerlo. Después de andar durante varios minutos, me llevó a un bar donde el suelo era de arena, ¡de arena! Me quedé maravillada, más tarde supe que se trabaja de "El Ojalá". Allí pasamos horas y horas hablando sin parar, volví a sorprender por la facilidad con la que me había expuesto a Rocío. Las únicas personas de mi edad con las que había tratado no me habían dejado buenos recuerdos por lo que cada palabra educada y cordial de ella hacia mí, siempre eran más que bien recibidas. Deseé que llegara a ser mi primera amiga, y así, entro nosotros, lo fue.

Nos escuchamos mutuamente y pude conocerla más, supe que Rocío tenía mi edad y que empezaríamos juntas el curso en el mismo instituto una vez finalizara el verano. En un futuro quería estudiar medicina, por lo que pude deducir que en algún momento nuestros caminos se separarían, yo no era de ciencias. Estaba saliendo con un chico un año mayor que ella, Pablo y me habló de su grupo de amigas, contó anécdotas disparatadas y yo no pude sentir otra cosa que nostalgia porque no guardaba ningún buen recuerdo de la amistad. Rocío tenía una hermana, Sol fruto del matrimonio de su madre con otro hombre. Sus padres se habían separado cuando ella era una niña y ambos habían vuelto a enamorarse, mantenía una buena relación con ambos y había normalizado esta situación aceptándola desde el primer momento. "No se querían, se tenían cariño y estaban cómodos juntos, pero eso no basta" le había dicho ella, mientras removía los hielos de su refresco con una pajita.

Durante esa tarde, sentí como Rocío se abría un hueco en mi corazón, le hablé como si llevara toda la vida a su lado. Escupí todo mi pasado en aquella mesa de Malasaña y ella se limitó a escuchar sin juzgarme. Llegué a tratar con ella mi inseguridad, haciéndola cómplice de mis problemas y supo decir las palabras adecuadas cuando le expuse la idea de cambiar radicalmente de apariencia para sentirme mejor conmigo misma. Con los años he aprendido que la seguridad en una misma es como la magia, está en el interior y si no la sientes o no crees en ella, no puedes mostrársela a nadie. Les privas a los demás de que vean como brillas.

- Sinceramente Lali, creo que un cambio de look no hará que desaparezca del todo esa inseguridad, pero también puedes considerarlo como un empujón. Ya eres preciosa, te lo creas o no – Involuntariamente, me sonrojé mientras asentía – No quiero que te sientas incómoda por querer hacerlo. Te voy a ayudar decidas lo que decidas.

- Gracias, por todo.

- Mañana podríamos volver a vernos y te presento a mis amigos, no te asustes, te van a caer bien.

- ¿No les molestaré?

- ¡Para nada! – dijo a la vez que reía – Estarán encantados de conocerte, ya lo verás.

- Bueno... vale – dudé.

- ¡Bien! – aplaudió cual foca y me contagió esa ilusión – Te mandaré un mensaje con la hora y el lugar.

Más tarde, cuando regresé a casa, todo estaba en silencio y pude sumirme en mis propios pensamientos. Volqué todos los acontecimientos de aquel día en mi diario y sonreía mientras lo hacía. Suspiraba de esperanza. Antes de meterme en la cama, recibí el mensaje de Rocío con la información para la quedada del día siguiente y me pregunté como mi vida había cambiado tanto en cuestión de horas. Esa mañana cuando abrí los ojos jamás me hubiera imaginado que conocería a mi primera amiga, tampoco que me propusiera un plan, que rompiera ese caparazón de ansiedad con el que cargaba.

Volví a leer el mensaje:

¡Hola, Lali! Como eres nueva en la ciudad, te espero mañana en el mismo bar de hoy, a las 19:00. Espero que descanses, ¡buenas noches, guapa! 😊

Rocío

¿Y si no les caigo bien? ¿Y si se burlaban de mí? ¿Y si se enfadaban con Rocío por haberme invitado sin avisarles? ¿Y si...?

Frené mis pensamientos en seco. No.

¡Gracias por la invitación! Seré puntual. ¡Buenas noches, Rochi! Descansa.

Lali

Con aires de superación y más aliviada, sucumbí al sueño con el recuerdo de que todo estaba cambiando....

Y siempre para mejor. 

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Aquí os dejo el capítulo 2 de esta historia. 

Disfrutadlo, 

Charo

PD. Está recién actualizado. 


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