Capítulo 20. "Duele"

2.3K 104 2
                                    

Felicidad máxima y plena es lo que siente una escritora cuando ve que su novela está siendo leída. Gracias a todas las que estáis aquí aunque ni votéis ni comentéis. 

Espero que disfrutéis de este capítulo. Se vienen cambios, muchos cambios y no todos buenos. 

En fin, os dejo leer y no os olvidéis de lo evidente.

Gracias y gracias.

-------------------------------------

Capítulo 20.

Llegó a casa tan agotada psicológicamente que no llegaba a pensar con claridad sobre lo angustiada que se veía tras la despedida no deseada de Peter. Su “te amo” antes de volar la había hecho sentir especial y si en ese momento le hubiese tenido cerca le habría dado tal beso que sus labios se hubieran resentido durante -mínimo- una semana.

En su interior se repetía cientos de veces “Peter ama a Lali, Peter ama a Lali, Peter ama a Lali..” y cuando dejaba de hacerlo, dudaba, ¿Peter amaba a Lali? No podía ser, el amor correspondido solo pasaba en películas y cuentos, tales como “La cenicienta” donde el amor reinaba por encima de todo siendo felices para siempre, aunque entre nosotras, yo no me creo esos finales, una vez me dijeron “los finales felices son finales sin acabar”, me lo creo aunque quitando grado al pesimismo de mi mente ¿por qué no darme una oportunidad? Mejor, ¿por qué no darnos una oportunidad a ambos? Porque nuestros sentimientos eran iguales, el sentía amor y.. ¿yo sentía amor?

Claro que sí, claro que sentía amor, me había obligado a darme cuenta de mis sentimientos incluso antes de todo esto, sabía desde hace semanas mis sentimientos hacía Peter, de lo enamorada que estaba de él, de sus gestos, actos, sonrisa, su lunar -por supuesto- y todo él en su totalidad.

No sabía cuanto tiempo había dormido cuando despertó al oír un SMS entrante en su móvil, corriendo se levantó y la desilusión la volvió a tumbar cuando supo que no era de Peter, en su lugar se encontraba un maldito mensaje de publicidad para cambiar de compañía, gilipollas – pensó Lali- pero no sabía si se refería al sms o a ella por haber creído que fuera de él.

Los días transcurrieron, exactamente ocho, como aquellos en los que recientemente se había mudado a España, no tenía ganas de nada y a pesar de que Rocío la llamaba para que saliera de esas cuatro paredes, ella se negaba y en consecuencia era la rubia la que se plantaba en su puerta junto a Candela para pasar una tarde entre “risas” y charlas sobre la conducta tan pesimista de Lali.

Quedaba apenas una semana para el primer día de clase y no podía soportar el pensar que ya debía madrugar todos los días y no solo eso, sino que encima no vería la cara de Peter entre la multitud de personas moviéndose por el pasillo de un aula a otra. Maldita distancia.

- Lali, dejate de gilipolleces, debes salir. Mira el lado bueno de todo esto, tienes más tiempo para ti. - Esa era Rocío haciendo el intento de psicóloga.

- No tengo ganas, así que no sigas por ese camino, me gusta el silencio de mi casa. 

- ¿Y tu padre? 

- Mi padre está con su trabajo, nos vemos solo por las mañanas, cuando él regresa yo ya estoy dormida o haciendo el intento contando ovejitas. 

- Vaya, entonces sí que disfrutas del silencio, más de lo que deberías. Vale que te guste la soledad pero joder, Lali, ¿24 horas del día? venga ya, cuando estaba aquí Peter, estoy segura, que el silencio te hubiera incomodado. Te conozco lo suficiente como para saberlo. - El hecho de que Rochi hubiera nombrado a Peter ya había llenado de nubes grises, casi negras, su mente, pensamiento, tarde y día.

- Si me conocieras sabrías que no me gusta que nombres a Peter en este momento.

- Lo sé y créeme que si le nombro es para que te des cuenta de que debido a él estás así. Joder, ni que se hubiera marchado para siempre, ni que tu despedida hubiera sido frustrante o algo así. Por lo que me has contado fue muy tierno y atento, os besastéis y todo eso que se hace en las despedidas, ¿qué pretendes? En serio, no te entiendo. - Lali cuando le contó la despedida de Peter, suprimió el "te amo", ese que ni ella misma entendía o no quería entender.

- Para empezar no estoy así por esa despedida, aunque por una parte sí. Bah, no sé, sinceramente no me entiendo pero sí, podría decir que estoy mal porque él esté lejos de mi pero estoy peor porque me prometió llamarme todos los días, acordarse de mi y echarme de menos, cosa que, parece ser, solo yo estoy cumpliendo mientras él, por lo que me demuestra, no. No sé de que le valió ser tan tierno en el aeropuerto si luego sus palabras no valen una mierda si no son demostradas, ¿me entiendes ahora? 

- ¿Acaso le has llamado tú? 

- No fui yo quien prometió que llamaría sino él.

- Por favor Lali, no seas infantil, deja esa actitud tan inmadura por tu parte y tu orgullo.

- ¿Encima ahora la inmadura y orgullosa soy yo? Perdona, pero él es quien me prometió aquello, ¡¡sino cumple que no prometa!! - Lali bufó y apartó la mirada de los ojos de Rochi, estaba indignada. Mejor, estaban indignadas.

- Quizás si no te ha llamado es porque no ha podido. 

- Claro, de eso no lo dudo, no habrá tenido tiempo para llamar a la chica con las que se besuqueaba en Madrid. Total, ¿para qué? o no quiere, que también es otra opción. 

- Mira, de verdad, eres la persona más negativa y mal pensada que conozco. ¿No entiendes que con esa actitud no vas a conseguir nada? Todo para ti es negro, nada de rosas. 

- El rosa no está en mi lista de colores favoritos. 

- Pues deberías ocuparte de esa lista de colores, más bien, ocuparte de tu vida. Piensa si realmente vale la pena seguir así. Todos tenemos momentos malos pero es que tu manera de pensar hace que toda tu vida se mantenga en un continuo color negro, date cuenta de una puta vez Lali. 

-  Mira Rocío, no tengo más ganas de seguir hablando contigo y mucho menos de esto. Tengo claro como quiero vivir MI vida - subió el tono de voz al pronunciar ese "mi" - y en mis planes no está que tu vengas con tus consejos a  opinar sobre ella. 

- Te miro y no veo nada de aquella Lali que conozco. No entiendo en que momento has cambiado tanto y en cuestión de horas, para flipar. 

- Eso, tu sigue flipando, pero fuera de mi casa. Repito, no tengo ganas de seguir hablando contigo y mucho menos de este tema. 

Acto seguido se encontraba nuevamente sola ante el silencio de su habitación. Estaba resentida y ese resentimiento de no ser llamada y atendida como él le había prometido, le hacía escocer el corazón y este se resentía, como ella. No tenía el corazón roto pero lo tenía herido y eso le hacía interpretar cualquier escena de Peter con otras chicas más guapas, más seguras de sí mismas, más altas, y más zorras que ella o tal vez el zorro fuera él por dejarla a ella esperando sin saber si volvería o peor, si volvería acompañado. 

La sonrisa de Lali se había desvanecido dando paso a una llena de ironía. 

La mirada de Lali se había opacado dando lugar a una llena de resentimiento e inseguridad. 

La esperanza de Lali se había evaporado dando lugar a .. nada. 

Lali volvía a cambiar, un cambio, esta vez, no deseado pero ahí estaba, muy latente en ella.

Había pasado a ser un ángel caído lleno de crueldad y malos pensamientos.

Cambio radicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora