Capítulo 24. "¿Qué ha sido eso?"

1.4K 97 3
                                    

- Tenemos que hablar. - sentencia.

- ¿Perdona? Aquí el único que tiene que hablar eres tú. - la frialdad de sus palabras junto a las mias me despierta de golpe. - Además, no te he invitado, así que puedes irte.

- No me voy a ir hasta que hablemos.

- ¿Ahora quieres hablar? ¿Ahora después de pasar un mes sin saber nada de ti? - suelto una risa irónica. - Pues no me apetece hablar, así que adiós.

- Te repito Lali, no me voy a ir de aquí sin hablar contigo. - Las palabras salen de su boca más frías que el hielo.

- Vale, pues espera sentado, te cansarás. - y finalizando la conversación, giro sobre mis talones poniendo rumbo a la cocina, necesito un café, esto no puede estar sucediendo.

No oigo el sonido de la puerta al cerrarse, ni tampoco su respiración, ¿qué está haciendo?¿qué estará pensando?, pero la curiosidad no puede al orgullo. De esta manera seguiré ignorándole, al igual que él hizo conmigo desde el día en el que marchó hasta ayer.

Me ha dado tiempo a echarme el café, tomármelo y limpiar la taza, y el silencio sigue permanente; comienzo a asimilar que ambos somos demasiado cabezotas y ninguno de los dos accederá a la opción del otro pero.. ¿qué sigue haciendo aquí? Puedo notar su presencia.

Miro de reojo hacia la puerta de la entrada y sin ser vista, sonrío al verle sentado en el suelo, como si fuera un indio, tardo demasiado en apartar la vista y.. me ha pillado observándole, ahora ambos nos miramos, con gesto serio a pesar de que en su mirada puedo leer un ápice de tristeza supongo.. ¿o quizás furia? Todo puede ser.

Sin más que añadir me dirijo hacia mi habitación, allí todo lo pensaré más claro.. miento, no puedo pensar con claridad sabiendo que él está abajo, sentado como un niño, esperando escuchar y ser escuchado.

Al llegar al cuarto me tiro en la cama, ni me apetece ni quiero hablar y menos con el cabreo que tengo. ¿Cómo puede ser capaz de venir ahora queriendo hablar? Creía conocerle pero.. que cara dura.

- ¿Vas a seguir ignorándome? - Joder, que susto. ¿Cuándo ha entrado? No contesto. - Venga Lali, por favor. - y ahora por favor.. no hay quien le entienda.

Pasan 10 minutos y el silencio hace eco en mis oídos, solo soy capaz de escuchar mi propia respiración, la cual mantengo tranquila para que él no note lo que provoca su presencia en mi.

- Me estás cabreando. - susurra.

- Mira Peter, vete a la mierda. - me he incorporado y ahora la que está aún más cabreada ( si puede ser) soy yo. No he controlado mi impulso y tampoco sabía la distancia a la que él estaba, por lo que nuestras miradas se encuentran muy cerca, demasiado diría yo. Desde ese punto puedo ver realmente en su mirada de todo menos calma.

- Nunca te había visto enfadada y ¿sabes? estás muy guapa. - resoplo y vuelvo a tumbarme en la cama, dándole la espalda.

- Eres imbécil.

- Y tu una mal hablada.

- Me da igual.

- Lali.. - suspira.

- Ni Lali ni Lalo.

Y él, ante mis palabras, por primera vez desde que le he visto, sonríe.

- Te has vuelto muy española.

- Y tu un mentiroso. - silencio.

Oigo que resopla desesperado y se levanta de los pies de mi cama donde había estado antes. Observo sus movimientos por la habitación, pasándose la mano por el pelo como acto de nerviosismo. Finalmente vuelve a su posición inicial, al pie de mi cama.

- Te he echado mucho de menos. - No puedo evitar que ante esas palabras mi corazón se ablande, sean verdad o no, pero me niego a mostrárselo, no lo merece.

- Me he dado cuenta. - suelto en un tono irónico demasiado evidente.

- Es en serio, joder.

- Vale.

- ¿Vale?

- Sí, vale.

- Lali, no me jodas.

- Déjame en paz.

- Estás insoportable.

- Tú te lo has buscado.

- ¿Yo?

- No, el vecino. Fue el vecino quien incumplió su promesa, claro, que tonta.

- ¿Qué promesa? - me rompo, ¿no se acuerda de su promesa? Joder, las promesas son importantes, no deberían olvidarse, no al menos las promesas que se hacen a la persona que supuestamente quieres y valoras. Este momento me está superando, no puedo más, no soporto seguir escuchando su voz ni tampoco seguir actuando bajo la influencia de su presencia.

- Vete de mi casa, no te lo repito. Mi paciencia tiene un límite y tu ya lo has superado por hoy. Vete.

- No me voy a ir.

Mi enfado culmina, exploto y de un momento a otro estoy empujando su cuerpo hacia la salida, me da igual que sea más fuerte y mi esfuerzo sea en vano, me niego a seguir percibiendo su cercania después de todo el daño que queriendo o no, me ha y está causando.

Sigo forcejendo, le golpeo el pecho, los brazos, la rabia que siento me sale hasta por los poros de la piel y aumenta al saber que mis golpes no le causan ningún dolor. Sigo y sigo hasta que me agoto y se agota, el también va a explotar en 3.. 2..

- ¿PUEDES PARAR DE UNA JODIDA VEZ? - sus manos sujetan mis muñecas evitando así recibir otro golpe por mi parte.

- Déjame en paz. Vete. No vuelvas nunca más. ¿Por qué has tenido que volver? Te odio. - No puedo contenerme, las lagrimas salen a la luz dejando su paso por mis mejillas.

- No me odies. - susurra con ¿dolor?

- Vete joder, vete ya. - Le grito.

- Cállate.

Y quiero contestar, quiero gritarle pero me es imposible porque ahora sus labios me callan, y lo hacen salvajemente. No puedo evitarlo, me puede y mi boca contesta a sus besos de la misma forma. Se han echado de menos.

Ha soltado mis manos, y ahora se posan en mi trasero de igual manera que las mías no pueden dejar de tocar su pelo. El sabor de sus besos es un vicio y yo.. yo ya no puedo vivir sin ellos.

--------------

¡¡¡He vuelto!!!

Aquí os dejo el capítulo 24, iré subiendo en nada que tenga huecos. Gracias a los que vais a seguir leyendo y ya sabéis, comentad.

Os quiere y agradece, Charo. (@meriofuerte)

Cambio radicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora