18· "Hay personas que transcienden el tiempo y el espacio"

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Para terminar, mencioné arriba que de niño me gustaba el espionaje. Aquelo supo quién dejaba los panes dulces gracias a ello. Pero tenía yo en ese entonces la costumbre de grabar en secreto con un pequeño equipo de grabación. La tarde antes de partir, coloqué la grabadora junto a las otras cosas que me parecieron pertinentes. En la conversación que tuvimos la casita de piedra recordé hacía el final que lo traía y comencé a grabar a hurtadillas. Para mi fortuna, lo olvidé encendido hasta que se le acabó la cinta.

Unos cuatro años después, cuando era adolescente, encontré la cinta y me dispuse a escucharla atentamente

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Unos cuatro años después, cuando era adolescente, encontré la cinta y me dispuse a escucharla atentamente. En la grabación se oía nítidamente la voz de Aquelo cuando aún estábamos en el tapial, la casita de piedra. También la tormenta. Incluso se escucha el momento en que en que casi me ahogo en el agua. El aparato se dañó levemente pero por fortuna siempre lo llevaba en una bolsa y continuó encendido. Se oye un ruidos de fondo típico de tales grabaciones. Luego pasos de alguien que se acerca. Fuerte y claro se escucha la voz de Aquelo, que parecía estar hablando solo, diciendo todo lo que plasmé al principio de este relato, cuando estábamos por entrar por primera vez al Edén. Al aumentar el volumen, logré escuchar unas distorsionadas voces adicionales.

De ser esas voces reales, no puedo explicarlo, ni nada de lo que paso en aquel viaje. No de manera científica. Podría conjeturar algunas posibilidades como una alucinación hipnopómpica, tal como propuso Aquelo pero no explica las nuevas pruebas; la psicofonía o por qué Aquelo hablaba solo.

Pienso que entre este mundo, tan palpable, tan real, sostenido sobre unas escurridizas partículas elementales y la mente, existe una linea divisoria muy fina. Así como la anecdótica historia de Aquelo forjó nuestros destinos, podría decir lo mismo del hecho de estar varado aquí mismo; esta historia ha sido escrita por primera vez. Quizá el destino quería que llegara a otras manos, quizá era de vital importancia que sucediera ahora.

La gran tormenta pasó, puedo ver las estrellas entre las nubes. Después de tantos años, esta noche comprendo las coordenadas que están detrás de la foto enviada por Aquelo en su última carta. La tengo apoyada sobre mi laptop. Hay personas que transcienden el tiempo y el espacio. Estoy en mi jeep, encima de ellas...

 Estoy en mi jeep, encima de ellas

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AQUELO y el Edén de la JuventudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora