Capitulo 10

2.6K 219 25
                                    


Perspectiva de Anastasia Steele.

Sus pozos de ojos azules, tan azules y fríos obviamente que me causaron miedo. El aire sepulcral que en el espacio cerrado estaba instalado ponía mis vellos de punta mientras lo veía únicamente separados por una delgada lamina de vidrio que según el policía que no se despegó de mi lado era resistente pero no podía estar tranquila sabiendo que ese hombre, de cabello tan rojo como las mismas llamas del infierno estando en suma calma, podía hacer cualquier cosa, ese rostro de inocencia no me engañaba, simplemente era eso, una careta que intentaba ocultar al oscuro ser que marco mi vida.

Conforme narraba, relatándole las cosas que me pasaron al lado de aquel hombre a un policía que se dedicaba a grabar todo, pasándome de momento en momento un vaso con nueva agua para mi garganta que se resecaba sentía quizás como el miedo desaparecía sabiendo que un hombre estaba afuera, un hombre distinto a Jack, un hombre que no sería capaz nunca de hacer daño a una mujer, así que bajo el pensamiento de ese nombre, de Christian, cogí fuerzas para no desmoronarme. Las lágrimas no lograron salir, al parecer me he cansado de llorar, de verme derrotada y sin derramar ni una lagrima volviéndose pesada mi cabeza ante los vivos recuerdos continúe con mi relato, con la historia de terror en la que mi vida se transformó desde que caí en las garras de aquel hombre, viéndolo siempre de reojo vigilando cada uno de sus calmados actos estando con aquel traje naranja, yo lo veía pero él no a mí, no hacía falta que me vea precisamente pues sus ojos como el frío hielo al posarse unos segundos en mí me dejaba helada.

Así pasaron las cosas, mejor de lo que espere siendo sincera y ahora me encuentro acá, segura siendo rodeada por el olor de aquel hombre que transita en su auto por las calles de Seattle, Seattle que se va cubriendo con el mismo manto negro al el día terminar al fin, personas afueras regresan a sus casas cansados, pero ninguno quizás se ha enfrentado a un reto como el que yo he hecho. No puedo negar de que siento miedo ahora, sí que lo siento de que todo este demasiado bien, se esté solucionando rápido, sé que pronto se vendrán más golpes contra mí, más pesos se caerán encima de mi hombro y lo único que espero es que cuando eso pase esté preparada.

—Anastasia. —cuando mi nombre es pronunciado por él despego mi cabeza de la luna fría de donde apreciaba la oscura calle por donde pasábamos, la oscuridad que se difuminaba en 0 una panadería al el auto ir a toda velocidad, al igual la oscuridad dentro de mí se comienza a difuminar pero nunca seré la misma, no más. Los ojos grises de él me observan de reojo sin dejar de conducir. —Me encantaría saber qué es lo que estás pensando. —

No quiero bañarlo con la nube gris de problemas que me siguen, no quiero ponerle más problemas que no le corresponden así que decido mentir. —Estoy pensando en que si no dejas de verme ambos vamos a terminar muertos. —

—Las bromas se te dan fatal. —supongo que con el tiempo, con cada cosa horrible que he vivido esa capacidad libre que antes tenía para socializar con las demás personas a desaparecido. No sé si algún día volverá, no sé si vendrá a mí nuevamente. Un nuevo suspiro se me escapa, dejándolo de ver pues aquella escultura de arte no es digna de ser admirada por mis ojos, ni mucho menos tocada por mis manos.. —Y tengo unos muy buenos reflejos. —me lo demuestra al instante que habla, esquivando un auto que venía directamente a nosotros haciendo que sienta como un nudo de sorpresa combinada con angustia se forma en mi garganta. —¿Te encuentras bien? —

—Obvio que no. —mi respiración se regulariza, ahora más que nunca tengo que evitar verlo porque si no volveré a perder este aliento que tanto trabajo me ha costado juntar. El cinturón de seguridad es muy cómodo, se ajusta bien a mi cintura al igual que el asiento a mi adolorido cuerpo. —Casi me das un infarto. —

Una Segunda Oportunidad (Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora