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Habian pasado tres días desde mi mudanza, estaba en mi trabajo ayudando a Robin el nieto del señor Emilio.
El moreno llevaba dos días de trabajo era un poco rebelde. Tenía un Ferrari rojo que me hacia recordar a mi padre. Robín había tratado de invitarme a salir pero rápidamente lo rechace diciéndole que tenía novio. No le había contado nada a Nev.
—¿Qué tal te va con Nev?—Pregunto Grettel entrando por la puerta.
—Excelente.—Respondi.
—¿Y?—Pregunto alzando las manos.
—¿Y que?—Pregunte.
—No ya veo—Sonrió—Si siguen así Elton y yo no tendremos sobrinitos.
Reí.
—¡Grettel!—Chille golpeándola.
—Ustedes son raros—Rio sobándose el hombro.
—¡Y tu y Elton cogen como locos a toda hora!—Chille riendo.
—Ya te he dicho tu hermanos es—La interrumpí—Por favor no me traumes.
Reímos.
***
Limpiaba algunas mesas mientras pensaba en Nev, en lo hermoso que era conmigo sonreí inconcientemente.
Sentí a alguien detrás de mí y me gire.
—¿Te gustaría ir a una carrera esta noche?—Pregunto Robin.
—Ya te deje claro que tengo novio.
—Tú te lo pierdes—Se giro yéndose.
Engreido.
Las horas pasaban lentamente atravez del reloj en la pared, en que no dejaba de mirar ya quería llegar a casa y pasar tiempo con Nev y Josh.
El tintineo en la puerta al abrirse me hizo mirar, mis ojos rápidamente se abrieron al ver a Nev entrando con la pelinegra
La chica me miro y sonrió.
—¿Qué mierda es eso?—Pregunto Grettel a mis espaldas.
Aprete mis puños para no ir y golpearla. Me levante furiosa mire la hora y sonreí era mi hora de salida, entre busque mis cosas. El sol ya se había ocultado. Camine furiosa Grettel me detuvo.
—Ve y marca territorio—Señalo a Nev que hablaba con ella.
—Me ire.
Apretaba con fuerza mi bolso de la rabia.
Ignore a todos camine hasta la puerta, lo mire y este me devolvió la mirada.
—Aun sigue en pie mi propuesta—Dijo Robin.
Mire de nuevo a Nev que me miraba seriamente, no dejaba de mirarnos a mi y a Robín.
—Vamonos—Sonrei mirando a Nev.
Alzo las llaves del auto y salimos por la puerta.
—¿Sabes manejar?—Pregunto.
—Se mucho más que eso.
Entramos al auto, pude observar por la ventana como Nev se levantaba de la mesa, cerré la ventana y fije mi vista en el camino.
Sufre Nev. Pensé.
—¿Desde cuándo corres?—Pregunte.
—Desde los 18 ¿Tu?—Pregunto.
—Desde muy chica, mi padre era un gran corredor.—Sonrei.
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Intensamente Mía
RomanceNev había estado rodeado de fiestas, alcohol e infinitas carreras. Además de amoríos pasajeros, tenía un empleo peligroso y cursaba una carrera que no sabía si algun día terminaría. Aquella noche en la que conocio a aquella chica castaña le cambiar...
