Capitulo 33 <¡Soy papa!><¡Ultimo capitulo!>.

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—¡Los declaro marido y mujer, puede besar a su esposa!—Dijo el padre.

Tome su cabeza y la acerque a mis labios besándola profundamente, felizmente enamorado de ella. Estaba muy feliz.

¡Olivia era completamente mía!.

¡Mi esposa!.

¡La madre de mis hijas!.

¡Intensamente mía!.

Se veía hermosa con ese hermoso vestido blanco, lo que más adoraba era que su vientre se veía hermoso, adoraba su pequeño vientre.

Todos aplaudían una y otra vez, estábamos felices todos lo estábamos.

5 meses después.

Olivia descansaba en mi regazo, amaba su vientre grande, por las noches solía hablarles a mis hijas. A veces no dejaban a Olivia dormir, entonces acariciaba su vientre y les cantaba y la dejaban dormir. Mis bebes reconocían a su papa, estaba muy ansioso por la llegada de mis hijas, ya faltaba muy poco.

Estaba cerrando los ojos cuando escuche a Olivia quejarse, los abrí rápidamente viéndola tocándose el vientre mientras se quejaba dolor.

—¡¿Qué sucede?! ¡¿Estás bien?!—Pregunte preocupado.

Clavo sus ojos en mí y me apretó la mano.

—Ya....Van a nacer...—Susurro conteniendo la respiración.

¡Iba a ser padre!.

La tome entre mis brazos mientras se aferraba a mi pecho, Esteban al verme supo lo que pasaba me ayudo entrar en la camioneta, Olivia no paraba de quejarse.

—¡Duele!—Chillo.

—Tranquila mi amor.—Susurre acariciándola.—Respira, tu puedes.

Después de un camino lleno de gritos, Esteban estaciono el auto y nos ayudo a bajar, la cargue y corrí hacia la entrada. Unos enfermeros me ayudaron y la acostaron en una camilla.

—¡Mi esposa va a dar a luz!.

—Está bien espere aquí, la llevaremos al quirófano.

—¡Yo quiero estar con ella!—Grite.

Una enfermera se acerco a mi impidiéndome el paso.

—Joven debe esperar.

Entre en una puerta blanca y no la volví a ver más....

Saque mi teléfono y comencé a llamarlos a todos, estaba ansioso y emocionado. Todos acordaron en que vendrían lo más pronto posible.

Caminaba una y otra vez preocupado, me acerque a la puerta intentando ver algo pero no podía ver nada. Al instante vi a una enfermera salir.

—¿Cómo esta?.—Pregunte.

—Se le hará una cesaría, debe darme sus datos.

—Está bien.

La seguí hasta la oficina, le pedí que llamara a la doctora Christine y no dudo en hacerlo.

—La doctora viene en camino.

—¿Cuánto dura una cesaría?—Pregunte.

—Una hora y media.

—Quiero verla.

—Está bien, te dejare pasar para cuando llegue la doctora debes salir.

Sonreí emocionado.

La seguí, me indico que me pusiera una bata y una tapa boca.

Intensamente MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora