Katherine entra a su hogar con Fer detrás de ella. Intentan hacer el menor ruido posible pues por primera vez, los padres de Fer están ahí. Le llamaron a la rubia para avisarle que estarían en casa y que llegara lo antes posible porque tenían algo de que hablar. La idea de Katherine es huir a su habitación cuando los padres de Fer deseen hablar con esta. Fer camina directo hacia sus padres y Katherine a su habitación.
—Alto ahí, Katherine. También queremos hablar contigo.
Katherine se gira hacia aquella voz, la voz de Johanna Jhonson, la madre de Fer. Tiene puesta una falda que le queda solo unos centímetros arriba de la rodilla en un color crema, una blusa blanca y un saco color crema también, a juego con unos aretes, collar y zapatos color vino. Y si, fue Johanna Jhonson la que decoró la habitación de Katherine.
Katherine le sonríe a Johanna y esta extiende sus brazos hacia la chica, quién se acerca a darle un casto abrazo, algo incómoda. Cuando se separan, Johanna le indica a ambas chicas que tomen asiento en el sillón continuo al de esta. Johanna cruza sus piernas y coloca las manos sobre su regazo para después dedicarle una sonrisa a las chicas.
—George vendrá en un minuto —habla aún con su fija sonrisa.
George Jhonson es el padre de Fer, él y Johanna administran una empresa a las afueras de la ciudad. Casi nunca están en casa durante el día, cómo si de vampiros se tratase, pero siempre que llegaban temprano era antes de la cena. Y se iban antes de que las chicas despertaran. Y aunque Johanna casi nunca estaba en casa, y aquella visita fuera sumamente extraña, ver a George Jhonson ahí era como ver un camello en el polo. Totalmente fuera de lugar.
George era de esos tipos de apariencia fría y calculadora con la apariencia de un tempano de hielo y del mismo temple del acero. Si, George Jhonson era intimidante a simple vista, pero en realidad era el hombre más noble y bondadoso que Katherine pudo conocer. Tiene puesto un elegante traje negro y una corbata color vino, la cual probablemente su esposa escogió. Los empresarios Jhonson están en casa.
George toma asiento junto a su mujer, entrelazando sus manos. La incomodidad en el ambiente se puede percibir ante cada exhalación. Se puede sentir en la piel, pero no se puede ver u oír. Johanna sonríe.
—Bien, ya estamos todos. Les hablé porque George y yo tenemos algo que decirles —suspira—. Hemos adoptado a otro niño.
Y todo se sume en un profundo silencio. Mientras las chicas procesan todo a la velocidad de la luz, los corazones de todos laten desenfrenadamente. Las emociones salen a la luz y la sorpresa se apodera del rostro de ambas chicas. Y mientras que una tiene una opción neutra, la otra no cree lo que sus oídos escuchan, no cree las palabras que salen de la boca de la mujer.
—¿Katherine? —pregunta George al ver como la chica está en otro mundo, lo que sucede continuamente.
—Es su decisión —afirma comprensivamente—. Yo no interferiré. Si deciden adoptar a alguien más. ¡Muchas felicidades! Pero no cuenten en que yo les diga que hacer o no. Yo, no formo parte de esto.
—De eso luego hablamos. ¿Fer?
—Yo... No puedo, lo siento.
Y la chica sube las escaleras a toda velocidad. Sus padres se quedan confundidos. Katherine se queda indecisa, pero ella sabe lo que Fer podría estar sintiendo. Y sabe que no es fácil.
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Guerreros: Las Piedras Del Ángel
ФэнтезиHace miles de años, cuando el hombre dió sus primeros pasos en la tierra, se les encomendó a los arcángeles cuidar de éstos por orden del creador. Cuando aquellas criaturas celestiales bajaron a la tierra, el suelo en el que cayeron quedó bendecido...