CAPITULO 7
Orinar en una taza de plástico frente a tu mejor amiga, es una de las cosas más asquerosas que alguien puede hacer. Por alguien me refiero a mí. Jamás en mi vida le había encontrado algún olor a la orina, pero ahora es otra cosa: juro que todo, incluso Andy huele a eso.
Después de estudiar en la biblioteca, corrido a mi casa a asaltar mi alcancía para comprar pruebas de embarazo (Por cierto, esas mierdas son caras). Ahora, después de prepararlas, solo esperamos el resultado de las seis que acabo de marcar como mías.
—No te culpo Ceci, Joaquín es guapísimo —dice Andy mientras repasa una a una las fotos que tengo en mi celular del susodicho.
Nota: debo borrarlas todas. Dudo de la percepción de Andy, ya que a ella todos los hombres le parecen guapos. Aunque, bueno, Joaquín si es guapo. No sé porqué, pero a pesar de no ser tan bonita, soy una bastarda suertuda porque he tenido novios que son totalmente de mi agrado. Pero...
—Ahora no me importa, quédate con Joaquín si quieres. Yo estoy a punto de morir por los nervios— hablo con mi almohada en la cara, recostada en mi cama.
—En serio, ya dime: ¿te gustó hacerlo con él?
Otra vez el mismo tema: ¿te gustó?, ¿te dolió?
—Andy, por el amor de Dios, ve de una buena vez a entregarle la virginidad a alguien. Las respuestas a tus preguntas te las he dicho mil veces.
Mi amiga hace un puchero extraño mientras que en ese momento recuerdo aquel evento: Joaquín luciendo sexy, con una actitud arrogante, mirándome con lujuria toda la noche y coqueteándome de una manera que debería ser un crimen.
—Claro que no me has dicho nada. Solo sé que un día llegaste contándome que ya no eras virgen, ni siquiera sé con exactitud en dónde ni bajo qué circunstancias. No sé si recuerdas que ese día no fui a la famosa fiesta.
Así era Andy, quería saberlo todo, todo el tiempo. Sabía cada detalle de mi vida, y no porque yo se lo hubiera dicho, sino porque investigaba. La mayoría de las veces lo intuía o incluso lo googleaba. Por eso, me daba miedo de que se enterara de lo que tenía con Nicolás.Y sí, quizás ella tenía razón: yo no le había contado claramente lo que había pasado aquella noche con Joaquín. Me daba algo de vergüenza contarle que mi primera vez no había sido una experiencia digna de un princesa o algo parecido. De todos modos está bien, nunca fui una romántica empedernida, obsesionada con mi primera vez en una cama de rosas con el príncipe encantado. Eso se lo dejo a las niñas rosas y cursis.
—Mira, si no te lo he contado es porque no tiene importancia—le contesto, quitándome la falda del uniforme y lanzándola a la pila de ropa de mi cuarto.
—Claro que importa Cecilia. Dejaste de ser niña para ser mujer — le da un tono poético a sus palabras.
—Te juro que si vuelves a decir eso, te mato— la amenazó con el dedo.
No creo poder aguantar otra cursilería del estilo. Al menos no ahora que estoy a punto de un colapso nervioso.
—Cuéntame entonces cómo pasó. Por cierto, ¿desde cuándo te depilas las piernas? — me toca la pantorrilla a contrapelo.
¿Desde cuándo?, desde que a Nico se le dio por acariciarme las rodillas. Tenía que cambiar de tema y distraerla un poco, antes de que ella lo hiciera conmigo y yo le soltara todo.
—No fue nada del otro mundo, la verdad solo recuerdo que Joaquín me atraía desde hacía mucho y aquella noche, pues lo hicimos.
Lo hicimos en el cuarto de sus papás y aunque en un principio me pareció buena idea, luego, conforme pasaban los minutos me arrepentí más y más. Él me gustaba pero, eso era todo. No fue como si él me hubiera obligado, sino que yo misma no me impuse limites.
ESTÁS LEYENDO
Yo, Cecilia...
Teen FictionCecilia es una chica que ve sus sueños hechos realidad cuando Nicolás, el chico que más le gusta en la vida, se interesa en ella después de una noche de "estudio". Todo parece perfecto hasta que descubre que esta metida en un embrollo gigante: ¡está...