Confía en mi, Kuroko.

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 —Yo...seguramente estaba dormido cuando me llamaste.

—¿Lo piensas así?

Kuroko ahora mismo quería llorar, no sabía qué hacer, qué decir, no tenía idea, tenía miedo, de lo que pasara, de lo evidente, de lo que se acercaba...

—Tetsu, dime a dónde fuiste, pues yo regresé ya que no me llamaste, no estabas, ni estabas durmiendo, ¿por qué me estás mintiendo? 

Kuroko se salió de las sabanas sin responder, ya le temblaban las piernas, el corazón se le comprimía a cada palpitar y se sentía mal, muy mal. Si no hubiera salido...

—Tetsu—Aomine le nombró más molesto que antes mientras le había seguido a la cocina.—Responde, ¿por qué me mentiste? ¡¿A dónde mierda te fuiste?!

—A ningún lado...   

Aomine tomó de los brazos al menor y lo sujetó con fuerza para así hacer que volteara a mirarle, y eso hizo. Esa mirada...esa mirada de nuevo. Aomine tenía el ceño fruncido, presionaba sus labios con rabia y le miraba de la misma manera—Dime dónde estabas—Su voz sólo se tornaba más pesada, más enojada...más intolerante. 

Kuroko bajó la cabeza, cerró con fuerza los ojos para no llorar ahora mismo, las cosas se estaban tornando peor, y bien sabía Kuroko a lo que esto podía llegar, ¿podría algo de cariño quitarle el mal humor? Kuroko se soltó de las manos de Aomine y lo abrazó hundiendo su rostro en su pecho—Fui a que me curaran la herida...

—No te pasó nada, era sólo...—Aomine había aceptado su abrazo, incluso lo correspondió, claro, hasta que él mismo se interrumpió—¿qué has dicho? ¡por qué hiciste algo como eso!—tomó las manos de Kuroko cuando este aún le abrazaba y lo empujó, le dio un golpe en el pómulo con fuerza hasta que este cayó al suelo. 

—Porque se infectó y me dolía demasiado.—Respondió Kuroko en voz baja.  

—¡Estás exagerando! Fue tu culpa de todas formas, y lo sabes muy bien, ¡te lo ganaste!—Kuroko vio muy bien como el pie de Aomine se acercaba a su rostro, e imaginando lo peor sólo se ocultó entre sus manos, pero, la patada nunca llegó. Su garganta estaba quebrada ya, y su corazón estaba sufriendo de nuevo, se decía a si mismo "no es posible" más...Kuroko sabía con exactitud que si, si era posible. 

—¿Qué demonios les dijiste? Seguramente quisiste hacerme pasar por un...

—Que fue mi culpa...eso les dije.—Contestó Kuroko mientras se apartaba del contrario arrastrándose el mismo hasta topar contra el refrigerador. Se atrevió a mirarle, aún con los ojos vidriosos de comprimir lagrimas. 

Aomine se quedó en silencio y le miró con los ojos bien abiertos.

—Eres lo peor que me ha pasado.—Aomine le dijo antes de darse la vuelta y azotar la puerta en la habitación. 

Fue ahí cuando Kuroko no aguantó más y subió hasta la azotea sin hacer el menor ruido posible, una vez ahí sus piernas no le respondieron más y cayó al suelo, no pudo ver las estrellas, mucho menos las luces de la cuidad debido a su llorar, le dolía el corazón, le dolían los brazos, le estaba doliendo todo. Una vez más "¿qué tenía que suceder?" se preguntaba entre llanto en voz alta "No esta bien...pero no puedo" Se levantó tambaleante y con el dorso de su mano se limpió las lagrimas. 

—¡Por qué no simplemente me matas!—Gritó al cielo—¿Por qué no puede acabar mi vida justo ahora? 

Quería morir, quería en esos momentos caminar hasta la orilla de su propia terraza bajar la cabeza hacía el jardín y alcanzar una flor con un salto. Y, ¿qué importaba si lo hacía? Nada malo pasaría. Kuroko dio pasos rápidos hasta la orilla pero antes de que pudiese bajar la cabeza alguien llamó a su teléfono. 

Como un pájaro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora