Aomine

328 34 28
                                    

¡Dios! 

¿Hace cuanto no sentía el corazón tan caliente?tan acelerado, la sangre corría, sentía el sudor en la frente, en los brazos, en las piernas ¡en todas partes! La emoción. 

Cuando Kagami y Aomine habían comenzado el juego se dio cuenta que no es enfrentaba a un novato, con razón también lo había visto confiado de si mismo, y no se había sentido intimidado ante sus formas de mover el balón o alardear que iba a ganar. Claro, esto no era suficiente como para pensar que podía perder.  
El juego había empezado y Kagami parecía pelear el balón, no dejaba que entrara en el aro y ya hasta jadeaba por tanto movimiento. Aomine era bueno, muy bueno a decir verdad, tampoco lo había pensado así, pero siendo esto algo amigable era la mejor forma de acercarse a este policía y saber más, más de este maldito bastardo doble cara. ¿Por qué? Se preguntaba ¿por qué Aomine era así? Con una persona tan inofensiva como Kuroko, este chico le amaba de una forma tan enferma que se dejaba lastimar y este, dudaba le amara, pero igual era un enfermo. 

Kagami se había dado cuenta que esto no era un juego, o no era cualquier cosa, dejar a Aomine no era tan simple, y era sumamente peligroso una persona que fingía el carisma ante los demás. Así que tampoco lo podía hacer solo, necesitaba más personas, esa chica de cabello rosa, a Kise, y primeramente que Kuroko le diera la oportunidad de hacer un cambio, porque ya lo había jurado ¡Los iba a separar!

En la noche. 

Cuando Kuroko y Aomine llegaron a casa ambos dejaron sus abrigos en el perchero y prendieron la luz a su paso. Aomine por evidencia había ganado el juego así que estaba de muy buen humor, sin decir que se había llevado una gran sorpresa cuando supo lo e la relación de Satsuki. ¡Ya era hora de que tuviera a alguien en su vida! Además, Kagami Taiga era tan imbécil.

--¿Quieres que te haga de cenar?--Preguntó el peliazul suave y sin esperar respuesta ya se había dirigido a la cocina. Había estado callado desde que había ganado y eso no le gustó a Aomine así que lo siguió a la cocina donde por evidencia quería hablar con él, la noche de ayer no la había olvidado.

--Claro, mientras lo haces ¿puedes decirme en donde estuviste anoche?
--...No es de tu interés--Se atrevió a decir.
--¿Qué es lo que has dicho? 
--He dicho que no es de tu incumbencia...Aomine-kun, mira...ayer, como fuiste conmigo tú...--Y suspiró, aquel más bajo tenía una mirada muerta, no lo miraba a los ojos sino hasta cuando tuvo el valor para hacerlo, con el gran esfuerzo de que no le temblara la voz o las piernas, esto era el plan de Kagami. 

--...¿Qué?¿Sólo porque me hiciste enojar ayer te pondrás así? ¡Eres tú el que me hizo enojar!--Y rápidamente Aomine entró a la defensiva, aterrado por el hecho de pensar que Kuroko lo podía dejar, pues justo ahora parecía, y no le quería decir donde estuvo ¿dónde?¿con quién?¿Kise?

--Aomine-kun, me golpeaste, yo...he empezado a dudar si me quieres o no, y no lo sé, te amo, pero ¿lo haces tú? 

--¿Con quién mierda has hablado? Tú no tenías estas ideas ¿qué demonios me dices?--Y Aomine se atrevió a acercarse a Kuroko, con el fuerte agarre en sus muñecas lo empujó al piso, estaba furioso, porque su pareja no había pensado estas cosas nunca, aparte, esto sólo podría ser obra de ese maldito Kise quien seguramente sabía lo que pasaba entre ellos, lo peor de todo es que aseguraba que Kuroko se iba a comportar como la victima cuando la que en realidad lo era era él ¿Kuroko no lo quería entender? 

Kuroko sabía que había sido mala idea, al menos lo había intentado, lo intentó e imaginó que ahora sería pateado sin piedad, y cubrió su rostro porque mínimo debía ir presentable mañana a la escuela. Aunque eso no ocurrió. Aomine se agachó, se puso de rodillas encima del menor y al tomarlo de las muñecas las puso contra el piso para poder verle a la cara. Una cara de absoluto terror. 

Como un pájaro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora