Por alguna razón, el corazón de aquel celeste afectó el cielo, la nieve comenzó a caer, los dedos se le entumieron y los metió entre el pelaje de Nigou mientras miraba por la ventana y a veces bajaba la cabeza porque le era imposible romper en llanto. ¿Por qué el amor resultaba ser tan doloroso?¿Qué había hecho él para sufrir de esta manera? De nada servía preguntarse, estaba harto de todas las preguntas que el corazón le cuestionaba y la mente no era capaz de responder.
Kuroko apretó las ropas a la altura de su pecho, cerró los ojos, y se mordió el labio interior. "Por favor, por favor" suplicó, "Acaba con este dolor, acaba con el sentimiento que le tengo a Aomine, odio amarlo" ¿Quien le iba a cumplir aquel deseo? En realidad, Kuroko lo había suplicado internamente, no había nadie que fuera capaz de escucharlo a menos se hablara de una deidad. Pero esas cosas no existía, de lo contrario, toda deidad sería mala, por ser indiferente ante el dolor humano y no aliviar corazón con melodías.
--¡Kuroko!--La voz del bombero, Kuroko ya era capaz de reconocerla aún si la multitud le tapara la vista, y cuando volteó a su izquierda la gran torre de Tokio se iluminaba entre el cielo oscuro. Un hombre abrigado y de cabello rojizo corría a él, y el corazón se le aceleró repentinamente. Jamás había sido capaz de imaginar que una persona corriera como lo hacía Kagami ahora mismo, jamás imaginó, que el rostro de Kagami fuera para él, fruncía ceño, entrecerraba los ojos con alivio y su boca decía su nombre de forma muda. Fue el corazón del celeste quien gritó después del rojo, abrió la puerta y sin siquiera sacar todavía sus cosas corrió frente a ese alto hombre.
Ambos dieron el último paso, sin embargo, la persona más baja tenía el alma enredada, los pensamientos estaban tan desordenados y revueltos que le era imposible seguir uno de ellos, al Kuroko detenerse, se llevó las manos debajo de los ojos y se quitó las últimas lagrimas para que Kagami no las viera.
--Kagami yo...
--Kuroko, moría por verte.--Y fue él, quien no esperó otro segundo, no esperó que Kuroko respondiera pero lo abrazó, fuerte, tan fuerte como Kagami quería sin que llegase a lastimarle. Hundió el rostro entre los fríos cabellos del más bajo y se mantuvo así. Y decir, que Kuroko estaba sorprendido era quedarse corto, ese no era el sentimiento más grande que tenía ahora, el calor, un calor tan agradable le llenó el pecho, aferrado a los pectorales del más alto, Kuroko era capaz de escuchar los latidos de su corazón, eran fuertes, eran rápidos, eran armoniosos para él. Tan vivos...¿Sería el frío que lo mantenía así?¿Sería él que le había creado esos latidos como Kagami a él? Kuroko no sabía lo que Kagami sentía, pero,estvo seguro, de que este sentimiento fue uno de los más gratificantes que había tenido hoy. Las palabras...también le habían dado una vuelta al corazón. Sentía exactamente lo mismo que él.
Se separó cuando el taxi tocó la bocina protestando por las cosas que tenía el más bajo, la paga, y aparte el perro que se había quedado mirando a su amo y al agradable hombre que le abrazó.
--¡Oh! déjame ayudarte Kuroko.
--No es necesario...Kagami-kun.--Dijo bajo pero el más alto probablemente no lo había escuchado, en cuanto se acercó y el peligroso perrito le ladró Kagami dio un salto, un salto tan grande, que se escondió en las espaldas de Kuroko.
E inevitablemente, Kuroko sonrió, tuvo que aguantarse las ganas de reír y al raspar su garganta él pagó el taxi, y luego tomó la correa de NIgou.
--Trajiste ese perro...
--Perdóname, pero no estaría tranquilo si no lo llevaba conmigo...Estaría pensando todo el tiempo en que el abandonarlo sería como una traición para él, algo le podría pasar.
--Entiendo...pero, mantenlo alejado de mi, por favor. Mi camioneta está a unas cuadras, ¿quieres ir de una vez o caminamos un poco para que te despejes.
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Como un pájaro.
FanfictionKuroko lleva un año viviendo como pareja de Aomine, sin embargo, como en cualquier relación las cosas no siempre son tan coloridas. Su mejor amigo, Kise, desesperadamente trata de ayudar a su incomprendido amigo Kuroko, trata de hacerlo entender el...