03- Raiko desatado

760 41 20
                                    

   La suave tonada de los músicos introduce un ambiente de paz y amor en aquel lugar. Los alrededores del edificio están completamente iluminados, luciendo con orgullo las banderas del país al que pertenece la institución, con sus brillantes colores rojos, anaranjados y dorados. En su interior el servicio va de aquí hacia allá, organizándose gracias a algunos coordinadores.

   La gala iniciará en menos de una hora, sin embargo algunos invitados de la alta sociedad ya han comenzado a llegar. A través de la carretera que cruza frente al Centro Cultural de la Nación del Fuego, los automóviles más deseados y caros en el mundo desfilan con gran esplendor. La alfombra roja va desde la conexión de la calle a la vereda y de allí recorre doce metros de una pequeña fachada de acera hasta la entrada principal, donde los anfitriones esperan.

   Diferentes celebridades del mundo de los negocios se presentan. Desde grandes comerciantes como Lau Gan Lang de Corporación Col, hasta más pequeños, donde Industrias Futuro apenas cabe. Sí, por su larga lista de deudas. Pero eso no importa esa noche. Asami ha ido con un solo propósito: obtener benefactores.

   En cuanto su sato móvil negro se detiene frente a la alfombra de entrada, desde la puerta del conductor baja un chofer. Al parecer la mujer se ha contratado a un hombre por dos motivos: lucir más importante y no tener que ir ella misma hasta el estacionamiento, dejar el coche ahí y llegar caminando como una cualquiera. Aquel hombre de traje negro camina hasta la puerta de atrás y la abre, dejando que ella baje.

   Después de pocos segundos llama la atención de todos los presentes, luciendo un bello vestido rojo ajustado hasta la cintura, donde se disuelve como un manto de sábanas hasta sus talones de forma más transparente. Lleva zapatos con tacones dorados y un bolso brillante que combina. El vestido no lleva mangas, por lo cual la piel blanca de sus brazos resalta. No lleva ningún collar, por lo cual su cuello está despejado, sin embargo desde sus orejas cuelgan aros blancos con forma de estrellas. Por último, su cabello está recogido, aunque unos pocos mechones se deslizan por su espalda totalmente descubierta.

   Con el estilo que la caracteriza sacude un poco su panorama y ve a todos los hombres embobados con su esbelta figura. Rápidamente eleva la mirada, envía sus hombros hacia atrás, el pecho al frente, el estómago hacia atrás, las piernas completamente estiradas, y ya lista comienza a desfilar a través de la alfombra roja. En un momento se detiene solo para posar ante las docenas de cámaras que se enfocan solo en ella y en su figura.

   Poco tiempo después de dar un par de entrevistas, Asami Sato ingresa a aquel bello edificio, en el cual la arquitectura y decoración de la Nación del Fuego relucen con gran esmero. Aquel país siempre se ha destacado por sus innumerables y gigantescas construcciones que hacen suspirar a los arquitectos del mundo, y que casi siempre son edificaciones de la realeza. Cuando se concretó después de dos años de trabajo continuo la Estatua de la Princesa Ursa, el Reino Tierra intentó honrar de la misma forma al Rey Kuei, pero fracasaron, incluso cuando esta estaba hecha de roca, material que por naturaleza dominan.

   Al entrar, Asami aprecia un arco típico del país, con esculturas en metal de dos dragones los cuales expulsan fuego desde sus narices. Al atravesar un pequeño recibidor se encuentra con el Salón Principal, el cual es ovalado y que lleva una cúpula de cristal como techo. La Luna llena se aprecia con gran belleza en lo alto de aquel estrellado y despejado cielo. En el centro de la sala, se encuentra una estatua en tamaño real de la Señor del Fuego Izumi.

   —Dicen que cada vez que un nuevo Señor del Fuego toma el liderazgo del país, la estatua se cambia. Aún recuerdo cuando quitaron la estatua del Señor Zuko para colocar la de su hija. La suya se encuentra en la Sala de Estatuas, en la planta alta. —Llega a oír Asami de una conversación ajena, contemplando los detalles de la figura. Es de tamaño real y es... perfecta.

La Leyenda de Korra y la Sociedad de RatnackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora