29- El juicio final, parte 1

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   Dando una gran voltereta invertida, Kai pasa de la cabeza de Lefty a su montura, ahí donde se encuentra Jinora. Juntos dan forma a una gran esfera de aire que protege al bisonte volador de una de las primeras rocas que caen contra las Fuerzas de la Alianza. Varios más logran protegerse. Varios otros no...

   Aterrizando a Lefty junto a los demás bisontes, los cuales están siendo guiados muy a su pesar hacia la seguridad que aporta estar tras los rascacielos urbanos, Kai y Jinora se unen a Tenzin, Bumi y Zaheer, quienes han formado una barrera con un denso viento que los protege de más impactos.

   — ¡Manténganlo! —Grita Zaheer, viendo cómo otros maestros aire desde techos aledaños se suman al esfuerzo de escudo comunitario—. ¡Desviaré tantas rocas como pueda! —dice, elevándose cuando entonces algo lo frena.

   Sintiendo que una fuerza invisible lo ha poseído, Zaheer se esfuerza por librarse, cuando entonces fuertes luces rojas aparecen a su alrededor, revelando cadenas invisibles que lo sujetan con fuerza. Sorprendidos, todos ven cómo el resplandor rojizo proviene desde sus propias filas. Detrás de Jinora, los ojos de Kai se tornaron rojos y él está efectuando aquellos movimientos.

   — ¡Traidor! —Grita Bumi.

   — ¡N-no! ¡Está poseído, tal y como Bolin! —Grita Jinora, quien apenas ha retrocedido un par de pasos—. ¿Kai? ¿M-me escuchas?

   Dirigiendo su mirada hacia la joven ante él, "Kai" la rodea con las mismas luces rojas que tienen sujeto a Zaheer, así como a Tenzin y Bumi cuando estos intentan tomar posiciones ofensivas. La retención de los más fuertes hace que los demás no logren mantener la barrera, con las gigantescas rocas impactando con dureza contra los edificios y derrumbando varios de estos.


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   No muy lejos de allí, Mako se asegura de que algunos civiles se refugien en los túneles subterráneos de la ciudad, cuando entonces ve a Asami no muy lejos con los ojos rojos y disparando una masa de energía del mismo tono contra un grupo de inocentes ciudadanos. Rápidamente golpea el propio ataque con una bola de fuego, salvando a los civiles y permitiéndoles escapar, con "Asami" girándose hacia él y alzándolo del suelo con sus poderes brillantes.

   — ¡Agh! ¡L-lo siento, amiga! —dice Mako adolorido, logrando liberar su mano derecha, la cual apunta a Asami y de la cual genera un poderoso rayo.

   Sin embargo, el rayo sale despedido hacia la Asami poseída pero esta lo detiene con su control telepático, redirigiéndolo en su contra. El maestro fuego cae inconsciente, pero antes de que "Asami" pueda acercarse mucho a él, varios explosivos chocan contra ella y la empujan lejos. Desciende del cielo, entonces, Varrick, quien carga en su traje-colibrí a Mako y escapa.

   Tras un viaje de unos minutos, Varrick se mete en una de las bases de la resistencia, ahí donde deja a Mako en la enfermería. Rápidamente el empresario va con Zhu Li, quien no muy lejos configura una máquina para Iroh y Natsu.

   — ¿Están seguros de que esto funcionará, chicos? —dice Varrick, no muy seguro de que lo que estos le pidieron vaya a ayudar realmente.

   —Lo estamos —dice Iroh, manteniendo su esperanza cuando Zhu Li le indica que por fin pueden usar la radio—. Es ahora o nunca, mamá...


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   — ¡Por los espíritus, mi hija, mi hija! —Grita Suyin, corriendo hasta los maestros aire que cargan a Opal hasta ella—. Mi pequeña, mi pequeña...

   Viéndolo todo desde lejos, Kuvira se lamenta por aquello. No parece que Opal vaya a despertar pronto y tanto ella como todos temen terminar igual...

   Es entonces cuando Kuvira abre un poco más sus ojos, alzando un poco su mentón y comenzando a oír quejidos por detrás. Se gira lentamente y lo ve, inmóvil, sosteniendo la cuchilla metálica a la altura de su espalda baja. Parece que iba a apuñalarla por la espalda, pero ella sintió el metal y lo detuvo a tiempo. Ahora solo es un pobre hombre luchando contra una cuchilla controlada por su mente. Se trata del propio Sondrek, ministro de guerra de Omashu.

   A diferencia de los reportes de Bolin y Asami, los ojos de Sondrek no están contorneados de color rojo. Tampoco tiene ningún poder telepático. Solamente es él, con su plena capacidad mental y física. Es un traidor por cuenta propia.

   — ¿Tu Rey sabe que eres de La Sociedad? —Le cuestiona Kuvira, con aquellas palabras habiendo llamado la atención de Suyin, quien alza la mirada por sobre su hija y se da cuenta apenas en ese momento de la situación.

   —Mi Rey solía ser parte de La Sociedad, pero la abandonó cuando supo todo lo que planeaba El Aniquilador. Un cobarde absoluto, pero yo no lo seré... —contesta Sondrek, momento en el que Tonraq se sube al barco por uno de sus laterales, viendo así como todos la situación tan lamentable.

   Pasando de controlar solo la cuchilla del pobre tipo a toda su armadura, la cual para su lamento tiene varios detalles y compartimentos metálicos, Kuvira lo eleva un poco del suelo y amenaza con comenzar a ahogarlo.

   —Nada de lo que intenten detendrá al Aniquilador. Él siempre volverá. Él siempre interferirá en el gobierno que sea. Y así como él, Ratnack o cualquiera de los de su tipo volverán también. Es el orden natural del universo. Donde hay luz... —dice Sondrek, momento en el que alguien aterriza junto a Tonraq.

   —...hay oscuridad. Sí, lo sé bien —dice Korra, sorprendiendo a todos con su llegada—. No te hagas ilusiones, eso está por acabarse para siempre.

   —No, no es cierto —dice Sondrek, sonriendo—. Eso solo pasaría de una manera y tú nunca accederías a eso... Condenarías al mundo entero...

   —Puede ser que sí... —dice Korra, luciendo tranquila y decidida—. Pero así como Ratnack, Vaatu o como quiera que decida llamarse tiene sus aliados y adeptos, Raava y yo tenemos los nuestros —dice la joven Avatar, siendo algo que a Sondrek le desagrada por completo—. ¿Pero qué más da lo que le diga a un simple súbdito? ¡Ratnack! Manifiéstate si tienes el atrevimiento.

   Es en ese momento en el que Opal despierta, levantándose y haciendo sonreír ampliamente a Suyin. Sin embargo, cuando se para firme y de su cuerpo genera ondas de energía roja, empujando a Suyin atrás, a esta se le borra toda sonrisa. Los ojos de "Opal" también son rojos...

   — ¡No! ¡Con mi hija no te metas, monstruo! ¡Tómame a mí! —Grita Suyin con total desesperación, siendo frenada por Kuvira.

   —Entonces, pequeña... —habla "Opal" en dirección a Korra, teniendo una voz tenebrosa y muy profunda—. ¿Has tomado una decisión?

   Respirando hondo, Korra mira fijamente a "Opal" y asiente.


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La Leyenda de Korra y la Sociedad de RatnackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora