17- Ofensiva

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   Las dos grandes puertas se abren y Mako entra, siendo arrastrado por dos guardias imperiales. En lo más profundo y oscuro de la sala del trono, Izumi lo ve atentamente llegar...

   —Mako... Con que intentaste escapar de mi nación por su propio puerto —dice Izumi, con Mako luchando todo el tiempo por intentar liberarse.

   —¡Déjame ir, tirana! ¡Nunca te saldrás con la tuya! —Le grita Mako, aún forcejeando.

   —¿Y tus modales, muchacho? Creí que como estabas interesado en mi hija, mostrarías un poco más de respeto...

   —¡No quiero nada con tu hija si es igual a ti en al menos una fracción! Y si no tiene nada de ti, te juro que lucharé hasta mi último aliento por alejarla de ti, ¡tirana! ¡Traidora! Traicionaste a los demás líderes, héroes y buenas personas de este mundo, ¿y por qué? ¿Dinero? ¿Poder?

   —Héroes, buenas personas, ja... Serías buen bufón, si simplemente no fueras tan peligroso... —responde Izumi, con Mako odiando cada una de sus palabras—. En fin, sáquenlo de mi vista. Lo quiero encerrado para siempre en lo más profundo, oscuro y podrido de la Torre Prisión.

   —¡Madre, alto! ¡Alto, por favor! —Llega gritando y corriendo la princesa Natsuki.

   Al ver a Mako sujetado por grilletes y por los guardias imperiales, Natsuki saca dos dagas de sus mangas, amenazando con atacar... a su madre.

   —Déjalo ir —Demanda la joven, con Izumi respirando hondo.

   —En verdad lamento esto, mi niña... —Le dice Izumi, pero su hija no le cree nada—. Ahora —dice, momento en el que un fino sonido atraviesa toda la Sala del Trono, con un dardo clavándose en la nuca de la joven princesa.

   Siendo Mako lo último que ve, Natsuki cae inconsciente. Es entonces cuando el detective de Ciudad República se esfuerza mucho más por liberarse, generando un rayo entre sus dedos que hace explotar a uno de los guardias justo en su estómago, echándole atrás por la explosión. Para su mala suerte, para ese momento la seguridad en el lugar se ha incrementado, por lo que es tacleado instantáneamente post intento de escape.

   —Envíen al forajido al calabozo y a mi hija, enciérrenla en su torre —Ordena Izumi, con sus guardias obedeciendo sin presentar ni la más mínima duda de que eso es lo correcto.

   Desde lo alto del techo, sujeto a una de las más grandes vigas y envuelto en la oscuridad, se encuentra el príncipe Iroh viendo la escena con el ceño fruncido.


. . .


   Llegando a los interiores del Templo Aire de la Isla, Lin y Korra se reúnen con Daw, quien en las últimas horas ha tenido que tomar el manto de líder de los maestros aire ante la indisponibilidad de sus superiores, quienes se hallan muy afectados por lo sucedido.

   —¿Cómo se encuentra? —Pregunta Lin, luciendo muy preocupada.

   —El golpe fue muy duro, tanto física como emocionalmente, pero los curanderos lograron actuar a tiempo. El señor Tenzin está fuera de peligro y ahora descansa, adormecido para que no sienta mucho dolor —Les explica Daw.

   Korra y Lin respiran aliviadas, aunque siguen mal.

   —Volveré a la ciudad.

   —Korra, no. Con la policía obedeciendo al pie de la letra la orden del Presidente, provocaríamos un incidente que ahora mismo no necesitamos —Le dice Lin.

La Leyenda de Korra y la Sociedad de RatnackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora