Recorriendo millas y millas montado en una cúpula de hielo, Tonraq va de vez en vez fracturando la base móvil bajo sus pies, creando proyectiles de corta distancia que impactan con dureza contra los buques más pequeños de la Flota de Fuego. A sus esfuerzos elementales se le suman otros dos líderes mundiales, Desna y Eska, quienes siempre están dispuestos a una buena batalla.
Por los cielos la batalla no presenta mayores alteraciones al escenario acuático. Una gran manada de biplanos vuelan de aquí hacia allá reventando a su paso las partes superiores de los barcos de la Nación del Fuego, con varios cayendo en picada y siendo salvados por los maestros aire presentes. Jinora y Kai dan forma a un gran dúo que, junto a Lefty, salvan a muchos pilotos.
También por mitad del cielo viene volando Zaheer, quien genera grandes tornados que confunden a las aeronaves enemigas, logrando incluso colisionar varias de ellas. En uno de los barcos enemigos, Kuvira hace uso de su metal control para destruir todo a su paso, si bien los cañones para su mala suerte son de platino. En esos aspectos la cubre Iroh, quien los revienta con sus rayos. Los tres mayores exponentes de la Resistencia dándolo todo en cada movimiento.
En un momento Kuvira logra perforar uno de los buques con su metal y así deja a vista de todos uno de los motores principales. Es entonces cuando un biplano pilotado por Mako pasa volando y de una ráfaga de fuego lo destruye... Kuvira cae al mar, siendo auxiliada por Tonraq y siendo llevada al próximo barco.
En lo profundo del océano, Bolin se lamenta por tan solo unos segundos que su biplano durara menos que lo que duró su intento de conquistar a Korra...
Pronto, Bolin recuerda que no podrá respirar para siempre ahí abajo, por lo que concentra todas sus energías en el plan... Sobre él, una sombra se mueve lentamente, siendo uno de los mayores destructores de la Flota de Fuego. Tras tener sus ojos cerrados por un momento, Bolin los abre nuevamente y entonces comienza a elevarse, dando forma a una coraza de roca bajo sus pies que a su vez funciona como la cima de una columna de rocas cada vez más y más alta.
Pronto Bolin ha alcanzado casi la superficie, momento en el que se marea un poco pues casi no aguanta más la respiración, pero entonces piensa en todos los que lo necesitan allá arriba. No solo en la Bahía Yue, sino en todo el mundo. Lo que está a punto de hacer ayudará a su gente, a los buenos... Debe suceder.
Tras soportar un poco más el aire comprimido en su garganta, las manos de Bolin comienzan a f formar ondas y entonces la columna de rocas se deforma y varias de estas se elevan a su alrededor, envolviéndolo y dando forma a una especie de lanza gigante con él siendo la punta, si bien se protege por encima. Cuando cree estar listo, sus dedos comienzan a danzar de forma más ligera y es entonces cuando la roca debajo, alrededor y encima de él se derrite, dando así forma a lava. Una vez todo está listo, se eleva aún más y más, y más...
En la superficie, la batalla continúa librándose con gran espectacularidad, pero igualmente sorprende a todos como una lanza hecha totalmente de lava surge desde lo profundo del mar y atraviesa uno de los buques principales de la Flota de Fuego, partiéndolo casi por la mitad y dejándolo inutilizable. Una vez el talentoso maestro fuego ha atravesado todo el buque, congela la lava y así este queda clavado en mitad del mar. Una vez terminó, Bolin respira aliviado.
—Hm... Había pensado en alguno de los maestros fuego o quizá el que tiene ingravidez —oye Bolin, alertándose y posicionándose para pelear.
No ve a nadie a su alrededor.
Ahí en la cima, está totalmente solo.
Salvo, claro, por aquella voz dentro de su cabeza...
—El problema con ellos es que tienen voluntades muy fuertes, ¿pero tú? Ja... —vuelve a oír, molestándose y manteniéndose listo para lo que sea.
Pero Bolin no hubiera podido imaginar jamás que ese "lo que sea" sería demasiado grande para lo que su mente podía proyectar... Y es que justamente por esto, Ratnack ya estaba en sus pensamientos, en sus memorias, su alma...
Pronto, los ojos verdes de Bolin se tornaron rojizos. Lo blanco dio paso a un profundo negro e incluso se podía apreciar aquello cuando abría un poco su boca. Lentamente Bolin baja sus brazos y mira el desastre a su alrededor.
— ¡Bolin! Ven, sube —oye, girándose y viendo un bisonte volador que se acerca y se detiene a su lado. Lo comanda Opal, quien le acaba de hablar.
Extendiéndole su mano, Opal le dedica una pequeña sonrisa, pero cuando ve el color de sus ojos se preocupa al instante...
— ¿Bolin? —Pregunta, comenzando a asustarse.
No muy lejos, aunque en superficie, Suyin combate junto a sus mejores maestros metal en la cubierta de uno de los acorazados de la Nación del Fuego, momento en el que sus instintos le indican que algo va mal. Eleva su mirada y ve a Opal junto con su bisonte detenida en mitad del cielo, inmóvil.
— ¡¿Qué está haciendo esa niña ahí?! ¡¿No se da cuenta que es objetivo fácil?! —Grita Suyin combinando preocupación e indignación.
Es entonces cuando Suyin, junto con Kuvira, que no está muy lejos, ven cómo las grietas que se consolidaron de la gran columna de Bolin se vuelven a separar lentamente. Lo que antes brillaba por lava ahora brilla en un color rojo y es esta misma energía la que rodea al diminuto ser que se supone es Bolin...
Pero no...
—Ese no es Bolin... —susurra Suyin, boquiabierta.
Antes de poder hacer nada, Ratnack en posesión de Bolin expande en todas direcciones ondas fuertes de energía negativa, chocando contra Opal y su bisonte, Jugoso, quienes caen inconscientes y caen en picada contra el mar.
Desde su acorazado cada vez más dañado, Izumi ve cómo la maestra aire y su bisonte son rescatados gracias a los esfuerzos conjuntos de todos los otros maestros aire y bisontes, además de la asistencia de algunos maestros agua.
Destruyendo poco a poco la gran columna de rocas, Bolin pasa a levitar en mitad del cielo, rodeándose a sí mismo con todas estas piezas rocosas que se han oscurecido y encendido en un potente fuego puramente rojo.
Kuvira es la primera en percibir cuál será su próximo movimiento.
— ¡Todos busquen cobertura ahora! —Grita, momento en el que Ratnack a través de Bolin sonríe maliciosamente y dispara con total dureza sobre ellos.
. . .
Lejos de la acción y lejos de la Bahía Yue, Korra despierta.
Se levanta rápidamente y se encuentra a sí misma tumbada en una cama. Cuando toca suelo, este es arena. Está dentro de la misma cabaña que recuerda, en una playa que no reconoce. Eso sí, no está sola.
— ¿Wing? ¿Wei? —dice Korra a los dos jóvenes maestros metal que no muy lejos rodean una mesa con una radio bastante antigua.
— ¡Korra, qué bueno que por fin vuelves! —Exclama Wing.
— ¿Dónde estamos? ¿Dónde están todos los demás? —pregunta Korra, estando confundida y teniendo aún en su cabeza la voz de Azelleb...
Alzando un poco su mirada, Korra ve por la ventana un pequeño barco tripulado por no más de 5 personas, todos del Clan de Metal. Es una pequeña unidad que parece haberse quedado atrás. Antes de que Wei pueda explicarle bien qué sucede, todo el cielo se torna oscuro y la luz del Sol desaparece.
—Eso no parece ser bueno... —dice Wing, apenado.
Una vez los tres han salido y visto todo por cuenta propia...
—No. En definitiva no —dice Korra, viendo cómo la noche ha caído sobre el mundo... y con esta, una nueva era de total oscuridad.
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La Leyenda de Korra y la Sociedad de Ratnack
FanficDos años tras la caída de Kuvira, Korra debe volver a Ciudad República, la cual está siendo destruida por su corrupción interna. Allí se encontrará con La Sociedad, una poderosa red secreta de líderes mundiales que responden al nuevo gran villano de...