Capítulo 32.

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Después de tanto esperar en las colas para simplemente un minuto y medio de atracción, decidimos recoger las maletas, subirnos al coche y volver a disfrutar del viaje tan aburrido y eterno. Esta vez, ha estado cargado de chistes entre Mike, Jake y mi padre. Lo mejor de todo han sido las vistas, he podido ver como anochecía a lo largo del viaje. 

Llegamos a casa a las nueve de la noche, pero le pedí a mi padre que me dejase en el parque donde todos habían quedado para ir a casa de Sheila. Por fin, iba a poder verlos a todos, y, además, este tan esperado abrazo entre Dylan y yo.

-Aún me queda una hora de camino -miento a Dylan para que la sorpresa fuese mayor.

Nada más salir del coche, veo como todos estan sentados en única mesa que tiene cinco sitios. Rebecca está yendo hacia ellos, asi que decido salir corriendo hacia ella y abrazarla durante, al menos, un minuto. 

-Que me ahogas -ríe mientras se quita los cascos. Rebecca siempre está cantando o con música en el teléfono. Nunca la he visto desanimada, excepto cuando hay exámenes, aunque, aun así, tiene las mismas ganas de siempre de hacer reír a los demás.

Dylan se levanta y me da un abrazo incluso más largo que el que hemos tenido Rebecca y yo hace unos instantes. 

-¿Nos compráis una Coca-Cola en el chino y ya vamos a mi casa? -nos pide Sheila a Dylan y a mí. 

Asentimos con la cabeza y vamos juntos hacia el chino que estaba a unos cuantos metros de la mesa en la que estaban todos sentados. Pero, de pronto, Dylan me para, se apoya sobre una de las mesas alejadas de la de cinco sitios y, de repente, me besa. Me aprieta contra él, no deja que me separe ni un solo milímetro de él.

Lleva esa chaqueta que llevaba también en el primer beso. De color gris, un poquito desagradable al tacto, pero al mismo tiempo es suave. 

-Tengo algo de frío -me quejo separando un poco los labios de los suyos.

-No hay problema -se quita la chaqueta y la pone sobre mis hombros. Me queda enorme, parezco un saco de patatas gris-. Qué bien te queda mi ropa.

-Gracias -me sonrojo- ¿entramos ya al chino a por la Coca-Cola?

-Sí.

Una vez comprada, nos acercamos al grupo y nos dirigimos todos a casa de Sheila, donde íbamos a estar en el ático, como en la fiesta de Halloween, solo que, esta vez, sin música ni alcohol -menos mal-.

Entramos y subimos todas las escaleras hasta llegar a la puerta del ático. Este sitio ya os lo conoceis. Andy y Ryan se sientan en el sofá azul, ambos jugando al móvil. Suena el timbre y Sheila baja corriendo a abrir. 

-¿Jugamos a un tinieblas, chicos? -propone Jack. El tinieblas, por si no sabéis que juego es, consiste en echar a suertes quién "liga", esconderlo o taparle los ojos, mientras que todos los demás buscan un buen escondite. "Entonces es como un simple escondite" diréis, pero no, este tiene un "plus": se trata de encontrar a las personas completamente a oscuras y adivinar quienes son únicamente con el tacto.

-Buenas a todos -grita Ian entrando por la puerta, con su abrigo rojo y su gorra negra. Corro para abrazarlo -¡que no me mires el pelo!

-¡No te estoy mirando el pelo! -siempre igual.

-Vuelvo a repetir; ¿jugamos a un tinieblas? -todos respondemos "vale" a la vez. Mala suerte para Jack, todas las veces que hemos jugado siempre ha ligado él.

Jack entra en el baño mientras que, con la luz encendida, todos nos escondemos. Obviamente, Dylan y yo queríamos aprovechar esta situación de oscuridad, así que él se escondió debajo de la cama y yo bajo las sábanas de esta. Sheila se esconde bastante cerca de nosotros y, de pronto, apagan las luces. Dylan se asoma por un lado de la cama y comenzamos a besarnos sin hacer ni el más mínimo ruido. Mientras, Jack sale del baño y se dirige, precisamente, hacia nuestro escondite. Cuando notó que éramos dos personas y escuchó mi risa, se dio cuenta y se le escapó un "perdón". La situación fue bastante incómoda. Notaba como los latidos que ya se hallaban en mi entrepierna del tremendo calentón y del morbo de que nos pillasen subían por mi garganta provocándome tremendas arcadas de los nervios, pues, nos acaba de pillar Jack.

¿Se ha dado cuenta de lo que estábamos haciendo? Decido cambiar de escondite y alejarme de él. Solo estábamos tonteando aún, no quiero que piensen nada más. Pero tengo la sospecha de que Jack no es tonto y que se ha percatado de todo.

¿Sociedad o suciedad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora